Deadyard y «Armaggedon it!»: la bestia se desata

«Decíamos ayer» reza (nunca mejor dicho) la frase que se le atribuye con dudoso rigor histórico a Fray Luis de León y dicha irónica sentencia la podrían afirmar también, en un terreno antitético, los barceloneses Deadyard con motivo del lanzamiento de su primer LP, «Armaggedon It!», en el que continúan su trayectoria estilisticamente en el punto exacto en la que la dejaron con su debut, el notable «The Monkey Monggah EP», que sirvió para que os los presentáramos en este blog mediante el artículo al que aquí podéis acceder.
No obstante, el que su estilo se mantenga imperturbable (algo que era de esperar, por otra parte) no quiere decir, ni mucho menos, que Deadyard no hayan experimentado un considerable crecimiento en su nueva entrega, un LP que supera por un exiguo margen de tres canciones (9) a su primigenio EP (6) .

Los barceloneses suenan ahora más compactos y esenciales, ejecutando lo que reclama exactamente la canción, y esta mejora se nota sustancialmente en ese colosal muro de guitarras que arman Carlos Santolobo y Xavi Morell, que impulsan los temas con una potencia brutal, dentro de una producción claramente superior, en el que, sin embargo, aún se sigue echando algo de menos que la mezcla deje un poco más de espacio a una garganta tan estruendosa y carismática como la de Pablito Migraña.
Prácticamente podríamos calcar la lista de influencias que enumerábamos en el citado post para delimitar las correspondientes referencias de este «Armaggedon It!», si acaso la influencia de aquella mítica invasión escandinava de los años 90 es aún más acusada, especialmente en el arranque del disco.

El recuerdo de los mejores Backyard Babies, los del aquel atómico «Total 13», inunda «The Escapist Song», corte inaugural y primer single -¡ojo a su gran videoclip!- , que inicia las hostilidades a toda pastilla, con un simple pero efectivo riff y un euforizante «Sex, drugs!» en su potente estribillo que la elevan al altar de los grandes himnos. Aquel mítico plástico también resuena en otro pedazo de tema, «Old & Angry», que recorre en su breve discurrir el camino que separa al hard rock clásico de su inicio y el más puro punk circa 77 con el que termina, con un estribillo coreable a más no poder.
Por su parte, Turbonegro son los que se encargan de inspirar tanto el abrumador tema título que -con ese característico esquema ‘pregunta- respuesta’ entre cantante y banda de los noruegos, unas guitarras que cortan como navajas y un desatado piano 50’s final- acaba alzándose posiblemente como el mejor corte del disco, como la poderosa «Music’s Dead». De por medio, la algo más pausada «Machinery for Sharks» termina redondeando una primera mitad del disco absolutamente demoledora.
El alto nivel se mantiene sin aparente esfuerzo con otros dos pepinazos plenos de potencia y mala baba: la trepidante «4 Seconds» (¡¡qué guitarras!!) y la canción más dura de todo el lote, esa «Stench of the City» que apunta incluso a terrenos cercanos al metal con un riff que esvtan Mötorhead que no cuesta imaginarse a todo un Lemmy agitando la cabeza mientras vacía su enésima botella de Jack Daniels en las alturas.
Concluye el trepidante recorrido con la sucia «Black Hole Fun» (parafraseando sarcásticamente el mitico ‘hit’ de Soundgarden) y con la auténtica ‘rara avis’ del trabajo, una atmosférica aunque también intensa «Repo Man», y tenemos la sensación, pese a la corta duración, de haber ingerido todo un saludable festín de ‘high energy rock’. Y también de que pocos discos nacionales podrán hacer frente a «Armaggedon It!» en el año que empieza a andar y de que pocos grupos europeos del género están a la altura de unos Deadyard en la actualidad. ¡Buen apetito!
