Saltar al contenido

«Cumbres borrascosas», radical revisión de un clásico

30/03/2012

Revisar un clásico universal que ha sido adaptado en innumerables ocasiones  a través de distintos medios (cine, televisión, radio) no tiene mucho sentido  a menos que se tenga claro que se puede aportar una mirada original, un enfoque diferente y sugerente que en cualquier caso conserve la esencia de la obra original, y eso es lo que propone la directora Andrea Arnold (la “niña mimada” del Festival de Cannes, donde sus anteriores “Red road” y “Fish Tank” se llevaron sendos premios del Jurado) en su aproximación a la única obra de Emily Brontë, “Cumbres borrascosas”, ese pináculo de la literatura romántica inglesa.

Son muchas, quizás demasiadas, las veces que esta historia de amor imposible, intensa y desgarrada, se ha asomado a las pantallas, aunque la versión de 1939 dirigida por William Wyler y protagonizada por Laurience Olivier y Merle Oberon sigue siendo la más celebrada y canónica de todas. Arnold opta por alejarse del melodrama y el romanticismo exacerbado de aquella y, sin perder de vista la fidelidad al relato de Brönte, da forma a una visión más naturalista, cruda, agreste y áspera del romance obsesivo entre  Heathcliff, un joven indigente adoptado por una familia que vive en los páramos de Yorkshire en el siglo XIX, y la hija de su valedor, Catherine.

Hay que concederle a la oscarizada directora el mérito de su valentía y la radicalidad de su puesta en escena. Partiendo de una historia que con frecuencia ha servido de base para adaptaciones de estética academicista, del estilo de James Ivory, Arnold propone una mirada no muy alejada de la de Terrence Malick. La “Cumbres borrascosas” de 2012 es una experiencia sensorial, que se regodea en la fisicidad de sus hermosos escenarios, se revuelca en el lodo y la mugre, y se extasía ante los sonidos de la naturaleza, el viento, las ramas de los árboles y las plumas de los pájaros. Es decir, el tipo de cine que provocará el orgasmo en unos y hará sestear a otros tantos.

Rodada prácticamente en su integridad con cámara en mano, sin banda sonora y sin apenas diálogos, “Cumbres borrascosas”, lleva el rigor de su propuesta hasta sus últimas consecuencias, lo que conlleva algunos riesgos, como la falta de empatía. Resulta difícil conectar con unos personajes que apenas parecen conectar entre sí mismos, y aunque Arnold busca ahondar en los sentimientos de sus criaturas con insistentes primeros planos, fracasa casi siempre a la hora de descubrir la emoción en ellas. La distancia que conlleva la atrevida proposición estética de la cineasta impide que la pasión y el desgarro de la historia entren en ebullición y el resultado es una cinta excesivamente gélida, algo pagada de sí misma y muy morosa en gran parte de su desarrollo.

No es de extrañar su buena acogida en el Festival de Venecia, donde ganó un merecido premio a la Mejor fotografía, pero más discutible resulta la mención especial al reparto joven en la Seminci, ya que la falta de intensidad de unas interpretaciones un tanto mecánicas es otro de los problemas detectables en la cinta. Concretamente, el protagonista masculino en su versión más joven, Solomon Glave  -otra de las particularidades de esta adaptación es que por primera vez Heathcliff es de raza negra- más parece una gárgola pasiva que alguien que sufre y desea.

En cualquier caso, y pese a su frigidez emocional,  es aplaudible la audacia de la propuesta de Arnold, que consigue darle una vuelta de tuerca a una historia tan conocida y manoseada y supone una alternativa a considerar en la cartelera del fin de semana, siempre que uno esté dispuesto a aceptar las reglas de un juego árido pero estéticamente hermoso.

2 comentarios leave one →
  1. juan permalink
    19/04/2012 6:14

    es la pelicula mas mala qe e visto ,y qe el protagonista sea negro se caga en la historia

    • Rodrigo Martín permalink*
      19/04/2012 9:21

      Di que sí, ante todo nivel y elegancia…

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.