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«Blancanieves y la leyenda del cazador», espectacular pero frígida

04/06/2012

En el Cadillac Negro no prestamos atención a la versión del popular cuento de hadas de los hermanos Grimm que de la mano del director Tarsem Singh y la diva Julia Roberts nos llegó hace unos meses, ahuyentados por el tufo a comedia familiar que la rodeaba, pero el hálito oscuro y tenebroso que prometía esta lectura firmada por el debutante Rupert Sanders con Charlize Theron al frente  y el respaldo de la Universal sí se podía adecuar más a nuestros intereses y aquí estamos, hablando de la película que podría ser el equivalente en nuestros días de aquellos filmes fantásticos de espada y brujería de los añorados años 80, y aquí se puede citar desde “Willow” a “Lady halcón”, pasando por “Conan el bárbaro”, “El señor de las bestias”,  o la más arty y superior a todas “Excalibur”, cintas que, en la mayoría de los casos, permanecen más lustrosas en la memoria idílica de nuestra infancia de lo que lo harían enfrentándose a una revisión crítica en la actualidad.

Posiblemente “Blancanieves y la leyenda del cazador” no tenga objetivamente demasiado que envidiar a muchas de aquellas entrañables cintas, si bien dudo mucho de que termine anidando en la memoria colectiva de la generación joven actual y que sea recordada treinta años después por nadie. En una época en la que el canon del género sigue siendo “El señor de los anillos”, la película de Singh estaría al nivel de “Legend”, de Ridley Scott, por seguir con la analogía ochentera. Lo que tenemos aquí es una película que entretiene pero no quema ni logra la implicación del espectador, que asiste más o menos impasible a una revisión aplicada pero de exiguo calado emocional de una historia demasiado conocida (que no resumiré aquí para ahorrarme tiempo y espacio).

La película, en todo caso, es loable en su apuesta por reexaminar en clave de fantasía épica adulta la magia, inocencia, candor y moralina de la versión de Walt Disney (que, pese a todos los años transcurridos –se estrenó en 1937-, continúa siendo la mejor interpretación del cuento) sin despreciar los elementos icónicos originales (el espejo, la manzana, los enanos). Sanders, que atesora un cierto prestigio como realizador publicitario, acierta con su puesta en escena sombría y no escatima en detalles siniestros, exhibiendo poderío visual y exprimiendo al máximo el holgadísimo presupuesto (200 millones de dólares) en criaturas, vestuarios, FX y escenarios fastuosos, si bien hay que admitir que esta “Blancanieves” no aporta casi nada que no hayamos visto ya en la trilogía del anillo, las sagas de Harry Potter y Narnia o incluso “Juego de tronos”.

El problema de la cinta es el mismo que afecta a la mayoría de los blockbusters de nuestro tiempo: el dichoso guión. No solo escasean las ideas sorprendentes o atrevidas, es que cada vez se tira más de fórmula y los libretos son más planos, reiterativos y descuidados con sus personajes. Personalmente me resulta muy difícil empatizar con unos caracteres como los de la “Blancanieves” de Sanders, que funcionan como simples mecanismos para que avance la acción y a veces ni eso. No se invierte tiempo ni cariño en su construcción, tal vez por temor a que el ritmo se resienta, olvidando que lo importante es que nos identifiquemos con ellos y que cuando lleguen los momentos clave de la narración nos importe lo que les pase. En ese sentido, el personaje del príncipe William es unos de los casos más sangrantes que recuerdo en mucho tiempo, contribuyendo a que el romance amoroso a tres bandas sea un desastre total.

Con un material tan previsible y poco trabajado, los actores hacen lo que pueden. Kristen Stewart no parece especialmente entusiasmada con su personaje, más cercano a Juana de Arco que a la Blancanieves original, y lo despacha con sosería y cierta desgana (que, por lo que me dicen, es el registro habitual de la actriz), mientras que Chris Hemsworth está correcto y poco más como trasunto de un Thor terrenal con cierto apego por la bebida. Los enanos, que aquí son una panda de rudos fugitivos y ocho en vez de siete, no me hacen especial gracia pese a que se suponen que son el alivio cómico de un espectáculo excesivamente serio y están interpretados por gente tan valiosa como Ian McShane, Ray Winston, Bob Hoskins o Toby Jones.

Así pues, lo mejor de la función es Charlize Theron destilando belleza y mala leche como malvada madrastra. Está muy descontrolada, sí, pero es un histrionismo bien entendido porque todo villano de fábula o cuento que se precie tiene que ser así. Además, la pérfida pero trágica y torturada Ravenna es quizá el único personaje bien perfilado de la película, tanto es así que en algún momento deseé que Blancanieves no despertara de su sueño eterno ni comiera perdices. Y no, no incidiré en el incontestable mal gusto del espejito mágico.

Lo más chocante de todo es que los capitostes de la Universal creen haber encontrado un filón y ya hablan de una trilogía (¿de qué? ¿por qué? ¿para qué?) con esta Blancanieves guerrera como protagonista. Ya avanzo yo que los 56 millones de dólares amasados en la taquilla de EE.UU en su primer fin de semana no son precisamente lo que se dice un bombazo atronador, aunque es cierto que películas con recibimientos más tibios en el box-office han disfrutado de secuelas, así que nunca se sabe.

6 comentarios leave one →
  1. 04/06/2012 17:39

    Lamento profundamente tener que retomar mi actividad como comentarista en vuestro blog (felicidades, por cierto. Os leo casi a diario) con este film…pero, como tampoco esperaba una crítica por tu parte (Jorge) sobre esta película, pues correremos un tupido velo y no lo haremos constar en nuestros respectivos CVs. :-)

    Dicho esto, como muy bien indicas, este parece otro ejemplo (y van…) de la pésima situación que vive cierto sector de la industria cinematográfica. Concretamente, ese sector que tiene como objetivo principal lo que hace mover el mundo (el amor…el amor al dinero, claro está), y que hace dos décadas (e incluso menos) presentaba cuatro títulos veraniegos muy potentes y dispuestos a arrasar en taquilla…vamos, igual que ahora, pero sin que se arruinaran los productores, ni te dejaran una sensación de estafado al salir de la sala.

    El invertir treinta millones de dólares (o más) en el departamento de FXs y pagarle un salario mínimo al equipo de guionistas es algo que, a estas alturas, casi podemos detectar desde los títulos de crédito. Apesta la desgana que hay por vender productos de calidad, pensados con la cabeza (grande) y respetando al espectador.

    Siempre salía más barato y más rápido llevar una mala historia a la pantalla («Ed Wood style»)…pero, hoy en día, se ha convertido en un estándar de la industria.
    Lo importante es que el lazo y el envoltorio sea llamativo, exclusivo y que aparente ser caro…aunque lo que haya dentro de la caja sea producto de la desesperación, de la falta de talento, de la necesidad de «ahorrarse unas pelillas» sin buscar un método ingenioso de ocultarlo. Vamos, la diferencia entre un regalazo de Navidad de nuestra infancia…y lo que obtenemos en la actualidad con el regalo de un «amigo-invisible»…que no hace más que poner en duda cuál de los dos términos (amistad o invisibilidad) es más falso.

    Tristemente, hemos llegado a un nivel en el que es necesaria una profunda reflexión y un detallado análisis de las ventajas e inconvenientes que supone dedicar unas horas al visionado de esta adaptación del clásico de Blancanieves o su equivalente en el cine «para adultos».

    Al menos, aún tenemos una hornada de directores que aún prefieren sentirse tentados por una manzana (de verdad) y no por una hamburguesa de McDonald´s (como la que nos concierne en este post).

    Si este cuento que vivimos cada día estuviese menos saturado de esta clase de productos, alguien podría plantearse seriamente terminar esta crítica con un «vivieron felices y comieron perdices».

    Mientras tanto, disfrute su hamburguesa….el siguiente, por favor.

    Un saludo.
    Alfa.

    P.D.: Kirsten Stewart siempre será la hija de Jodie Foster. Adorable niña a la que habría encerrado en la habitación del pánico…y tirado la llave.

    P.D.: Muy currada crítica, Jorge.

    • Jorge Luis García permalink*
      05/06/2012 0:58

      Alfa, un verdadero placer volver a tenerte por el Cadillac! Me alegra enormemente saber que aunque últimamente no hayas participado has seguido viajando con nosotros en silencio. Poco que añadir a tu (excelente) reflexión. El mercado de blockbusters de un tiempo a esta parte da verdadera pena, aunque no sea esta «Blancanieves» precisamente la peor de las hamburguesas que hay en el escaparate. De todas formas, tú y yo sabemos que el solomillo que de verdad vale la pena tiene la fecha marcada en rojo en el calendario (20 de julio, tic,tac,tic,tac…). Tan solo animarte a que compartas más a menudo tus nutritivos comentarios con nosotros. Un fuerte abrazo.
      P.D. me voy a cenar algo que me ha entrado hambre :-)

      • 05/06/2012 21:30

        Para ese solomillo, tú yo ya tenemos mesa reservada.

        Por cierto, ya es oficial la duración de «TDKR»: 2 horas y 45 minutos.
        13 minutos más que «TDK», 20 minutos más que «Batman Begins»…165 minutos de gigantesco CINE.

        Un saludo.
        Alfa.

  2. Tamara de Lempicka permalink
    06/06/2012 19:58

    …Y aquí se puede citar desde “Willow” a “Lady halcón”, pasando por “Conan el bárbaro”, “El señor de las bestias”, o la más arty y superior a todas, “Excalibur”…

    Jorge ‘Madmartigan’, casi se me cae una lágrima. Desde luego me sacaste una sonrisa ;-)

    ¡Jó, aquellos maravillosos años! ¡Cuántos buenos ratos con esas películas y qué bonitos recuerdos! Tan precarias en sus FX (¿os acordáis, entre otros, de los monstruos de la fosa de ‘Willow’, de cartón piedra?) como llenas de magia e ingenuidad, de mundos misteriosos y personajes maravillosos y carismáticos. Me invade la nostalgia, o como la define Don Draper, «una punzada en tu corazón, más fuerte que los simples recuerdos, porque es una vuelta al hogar (a la niñez), al lugar donde nos sentimos amados» ;-)

    Esta no la he visto, a lo mejor una tarde dominguera de aburrimiento total y descanso neuronal, me atrevería con ella. Pero teniendo en cuenta que la supuesta protagonista, Kirsten Stewart, tiene para mí el carisma de una seta -creo que le he contado 3 gestos faciales-, la definición de hierática le va como anillo al dedo, pues… No aguanto al tandem Pattinson/Stewart.

    MsTheron, la otra gran protagonista, se la ha debido comer con patatas, y sigue demostrando, por encima de los que aún puedan dudar, que hay una buena actriz debajo de ese impresionante perchero (¡qué guapérrima es esta mujer!), y por lo demás, el plantel de secundarios (a los enanos me refiero) es de armas tomar, con lo que es una pena que el resultado no brille todo lo que se podría esperar.

    Y ya para acabar, mis felicitaciones a «Alfa»: qué pedazo de reflexión más certera, adecuada y conveniente, sí señor. Da perfecta réplica a tu comentario, Jorge. Da gusto leeros.

    Sólo una pequeña aportación a esa reflexión: la mayoría del gran «cine» actual se está haciendo en la TV, en muchos capítulos de 45′ que son verdaderas obras de arte, tenemos grandes series que lo demuestran. Sin duda, vivimos la época dorada de las series de TV, y creo es una de las razones por las que la gente está desertando de los cines, de la mediocridad como norma.

    Un saludo, chicos.

    PD: Alfa, tienes razón, Kristen debió de quedarse para siempre en «La habitación del pánico».

    • Jorge Luis García permalink*
      07/06/2012 0:50

      Hola Tamara! Me congratula comprobar que tú tambien compartes la nostalgia por aquellas películas mágicas que nos marcaron en los maravillosos años 80. De todas formas, a algunas de ellas es mejor dejarlas tal y como las conservamos en la memoria. El otro día pasaron por la tele «Los inmortales» y, maldita sea, se le notan los años más de lo que pensaba (aunque la secuencia de «Who wants to live forever» sigue siendo preciosa).
      Comparto plenamente lo que dices sobre la edad de oro de la TV. Como decía en mi post sobre «Boardwalk Empire», las grandes series de TV actuales están llegando donde al cine ya no le interesa ir, lo que provoca que a nosotros, los espectadores exigentes, cada vez nos cueste más exponernos a los «peligros» de una sala oscura.
      En cuanto a Alfa, le conozco desde hace muchos años y de cine siempre hemos discutido mucho y bien. Todo lo que nos deje en el Cadillac valdrá la pena. Y lo mismo nos pasa contigo, Tamara, gracias por contribuir con tanta gracia y talento. Un fuerte abrazo!

      PD: La próxima semana tenemos fin de temporada de «Mad men», y hablaremos de ello largo y tendido en el Cadillac. ¡Te esperamos!

  3. Rodrigo Martín permalink*
    07/06/2012 13:44

    Hola a todos! No he visto la película, y no sé si algún día la veré, si eso una de esas ‘tardes domingueras de aburrimiento total y descanso neuronal’ (genial, Tamara). Sólo quería pasarme por aquí para deciros, Jorge, Alfa, Tamara, que da gusto leeros… Cuando uno puedo deleitarse con este tipo de reflexiones es cuando se da cuenta de que merece la pena tener un blog como éste. ¡Larga vida al Cadillac y larga vida a la gran familia del Cadillac!

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