Ramones para la eternidad
A mí, cada cierto tiempo, me entra la fiebre ramoniana. No hay una periodicidad concreta, ni los episodios suelen durar siempre lo mismo, y las causas son también muy diversas: un día me deja flipado el documental “End Of The Century: The Story Of The Ramones”, meses más tarde leo “Commando”, la autobiografía de Johnny Ramone, semanas después veo el simpático film “CBGB”… Los síntomas y efectos de la fiebre sí suelen ser siempre los mismos, y es que durante días no escucho otra cosa que los Ramones, o me pongo a buscar sus vídeos en Youtube, como si acabase de descubrirles y no existiese ninguna otra banda en el mundo. Cuando me siento suficientemente saciado, ya puedo pasar a otra cosa, pero sé que en algún momento volveré a recaer. Ahora mismo, de hecho, estoy en medio de uno de esos episodios, y el motivo en esta ocasión es verdaderamente triste: el pasado viernes, 11 de julio, falleció Erdélyi Tamás, para nosotros siempre Tommy Ramone. El último Ramone vivo. Ya está, se han ido todos. Sí, ya sé que aún queda Marky, su batería entre 1978 y 1983, y posteriormente de nuevo entre 1987 y 1996, y su sustituto Richie (1983-1987), y el bajista CJ (1989-1996). Pero los cuatro originales, los que hace ahora precisamente 40 años se juntaron y cambiaron el curso de la historia, ya no están entre nosotros. Joey (2001), Dee Dee (2002) y Johnny (2004) se despidieron en cuatro años funestos y ahora, una década después, todos hemos vuelto a morir un poco. Y ya para siempre. Así que qué menos que rendirles un homenaje.
Algunos ya conocéis mi afición por este tipo de posts, en otras ocasiones publicados por motivos mucho más felices, y cómo suelo recrearme y extenderme a veces, lo reconozco, en exceso. Análisis pormenorizados de discografías completas, vida y milagros de los artistas de turno… Pero esta vez voy a intentar controlarme, no porque no se pueda escribir larguísimo y tendido sobre los Ramones, ni porque tengamos pocos temas entre los que escoger, todo lo contrario. Simplemente, creo que a ellos les pega algo más simple, rápido, directo y al grano. Diez canciones (intentando abarcar, eso sí, toda su carrera) y tonterías las justas. Pues eso, lo dicho: ¡one, two, three, four y al lío!
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BLITZKRIEG BOP (1976)
No es la primera canción que escribieron, pero sí su primer single, y la encargada de abrir su álbum de debut y muchos de sus conciertos. Así que ha quedado como la piedra angular de su estilo y su sonido, los cimientos sobre los que se asentó todo lo que vendría a continuación. Es el ABC de la banda, que cumplirían (casi siempre) a rajatabla durante los siguientes 20 años: tres acordes tocados a toda pastilla, poco más de dos minutos de duración, letra deliberadamente absurda, concreción, simpleza, tosquedad, rudeza… y eficacia. Un himno casi primitivo y, por ese mismo motivo, imperecedero. Hey! Ho! Let’s Go! y a dar caña.
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SHEENA IS A PUNK ROCKER (1977)
¿Os imagináis qué tipo de fauna debía acompañar a los Ramones, especialmente en sus inicios? Rehago la pregunta, de modo más concreto: ¿os imagináis qué tipo de fauna FEMENINA debía acompañar a los Ramones, allá por los años 70? El documental “End Of The Century” o la autobiografía de Johnny Ramone ofrecen algunas pistas sobre las novias, ligues y objetos de deseo de los miembros de la banda, pero si tenemos que fiarnos por su discografía, queda también meridianamente claro qué tipo de mujer les llamaba la atención: “Judy Is A Punk”, “Suzy Is A Headbanger”… y nuestra chica favorita, la punk rocker Sheena, protagonista de una de sus canciones más memorables. Cuando molaba de verdad, antes de unirse a una pandilla de góticos o echarse a perder del todo.
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I WANNA BE SEDATED (1978)
Con los Ramones la vida resultaba muy sencilla, al menos sobre el papel. Estaba aquello que les gustaba y aquello que no les gustaba. Las cosas que querían hacer y las que, rotundamente, ni de coña. Y además no se lo callaban. Un ejemplo de lo que NO les molaba un carajo: “I Don’t Wanna Be Learned/I Don’t Wanna Be Tamed”, “I Don’t Wanna Go Down To The Basement”, “I Don’t Wanna Walk Around With You”, “I Don’t Want You” e incluso la prestada “I Don’t Want To Grow Up”. Otras veces en cambio les pillabas con una actitud más positiva: “Now I Wanna Sniff Some Glue”, “I Wanna Be Your Boyfriend”, “Now I Wanna Be A Good Boy”, “I Wanna Be Well”, “I Just Want To Have Something To Do”, “I Want You Around” (sí, a veces se contradecían), “I Wanna Live” y “I Wanna Be Sedated”, que para un servidor probablemente sea el mayor temazo de su carrera. En este sentido, los Ramones, con sus filias y sus fobias, protagonizan una de las mejores escenas del film “CBGB”, en el que, por cierto, deberían haber tenido mucha más presencia.
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ROCK ‘N’ ROLL HIGH SCHOOL (1979)
Elvis Presley, The Beatles, The Who, Pink Floyd, Led Zeppelin, Michael Jackson, las Spice Girls, Justin Bieber… algunas de las más grandes estrellas del rock de todos los tiempos han sido incapaces de resistirse a los cantos de sirena del mundo del cine. Los resultados, pues hay de todo: desde films muy dignos que ayudaron a reforzar (aún más) la popularidad de los artistas protagonistas, hasta cintas de calidad más cuestionable pero que al menos sirvieron para engordar (aún más) sus bolsillos. Yo reconozco que nunca he tenido el valor de sentarme a ver “Rock ‘N’ Roll High School”, la película, así que no puedo juzgar sus bondades o defectos, pero sí sé que ricos, precisamente ricos, no se hicieron los Ramones, más bien todo lo contrario. Como al grupo, en total, le pagaron 5.000 cochinos dólares por hacer la peli, tuvieron que alojarse en moteles baratos e incluso dar conciertos sin parar para no palmar pasta durante su estancia en Hollywood. Al menos “Rock ‘N’ Roll High School”, la canción, es un pepinazo. Eso que nos llevamos.
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DO YOU REMEMBER ROCK ‘N’ ROLL RADIO? (1980)
Si pensamos que “End Of The Century” fue un disco perpetrado con el objetivo de convertir a los Ramones definitivamente en superestrellas internacionales, y hacerles vender millones y millones de copias en todo el planeta, en ese sentido podemos considerarlo uno de los mayores fracasos de la historia del rock. Pero si tenemos en cuenta que durante semanas los cuatro Ramones (Joey, Johnny, Dee Dee y Marky), que no eran precisamente los tipos más estables del mundo y ya entonces empezaban a llevarse de pena, se encerraron con el mayor lunático que ha conocido el mundo de la música, Phil Spector… pues es todo un éxito, ya que milagrosamente nadie murió ni resultó seriamente herido. Y el álbum no está nada mal, con unas cuantas buenas canciones que Spector, eso es lo peor, se esforzó en que sonasen a cualquier cosa menos a los Ramones. La inicial “Do You Remember Rock ‘N’ Roll Radio?”, aunque en su día como single pasó sin pena ni gloria, con el tiempo se ha consagrado como una de sus creaciones más reconocibles y emblemáticas.
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THE KKK TOOK MY BABY AWAY (1981)
Cuenta la leyenda que Joey compuso “The KKK Took My Baby Away” cuando Johnny, un tipo escoradísimo a la derecha, le robó la novia. Lo cierto es que la canción, en verdad, parece que fue escrita antes de todo aquel morrocotudo lío. Pero que la realidad no nos joda una gran historia. Lo que es innegable es que el suceso estalló como una bomba en el seno de la banda, pues el vocalista y el guitarrista ya apenas volvieron a dirigirse la palabra en los 20 años siguientes. En defensa de este último, no parece que su jugarreta fuese un simple capricho, ni que sólo buscase fastidiar a su cantante, pues acabó casándose con Linda, la chica de la discordia, y permanecieron juntos más de dos décadas, hasta la muerte del músico en 2004. En cualquier caso, Johnny siempre dijo que la canción compuesta por su compañero era una de sus favoritas de la banda. Para un servidor, también.
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PSYCHO THERAPY (1983)
Los Ramones, por separado, eran unos tipos raros de narices, y en muchos aspectos totalmente opuestos unos de otros. Cuando se juntaban, el resultado era el que todos conocimos, una banda única, especial, inimitable e irrepetible se mire por donde se mire. Pero si todos parecían estar bastante zumbados, quien se llevaba la palma era sin ninguna duda Dee Dee: yonki incorregible desde la adolescencia hasta el día de su muerte (de sobredosis de heroína en 2002), chapero en su juventud (narró su experiencia en la canción “53rd & 3rd”) y con un historial de enfermedades y trastornos mentales varios considerable. No es de extrañar que al bajista, que siempre fue el principal (y mejor) compositor dentro de la banda, le saliesen tantas canciones que hablaban de estar jodido del coco: “Gimme Gimme Shock Treatment”, “Teenage Lobotomy”, “Go Mental”, “Bad Brain” o “Psycho Therapy”, uno de sus mayores clásicos de los 80. Un aviso para los más sensibles: cuidado con el vídeo, que al final da un poco de grimita (si aún te impresiona el gore de plastiquete).
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I WANNA LIVE (1987)
Según fueron avanzando los 80, iba quedando cada vez más claro que no era la década de los Ramones. Resignados ya a su condición de estrellas del rock de segunda, cada disco parecía peor que el anterior, en cualquier caso a años luz de aquéllos que habían grabado en sus inicios. Además, los conflictos internos hacían cada vez más irrespirable el ambiente dentro del grupo, tanto que nadie se explica por qué no se separaron. O por qué Joey y Johnny, que se odiaban a muerte, fueron precisamente los que mantuvieron a flote la banda. Los Ramones eran la casa de los líos. Que si Marky deja la formación en 1983 porque está tan alcoholizado que es incapaz de sujetar las baquetas, que si fichan a Richie pero éste se va cuatro años más tarde porque no recibe pasta por la venta de camisetas (y seguro que ya entonces vendían más que discos), que si fichan a Elvis Ramone (Clem Burke, batería de Blondie) pero sólo dura dos conciertos porque no da la talla, que si Marky regresa al rescate de sus compañeros… Y luego vendría el jaleo montado por Dee Dee. En cuanto a lo musical, la sensación general era que los Ramones se estaban ablandando. En realidad nunca dejaron de repartir cera, pero sí es cierto que poco a poco se fueron abriendo a nuevas sonoridades, dejando aflorar en algunos temas su vena más melódica, incluyendo teclados y arreglos más cuidados (¡incluso solos de guitarra!), rebajando el tempo y la mala leche… Es otra cara de los Ramones, también muy disfrutable, sobre todo por temas como “Something To Believe In”, “I Believe In Miracles”, “Pet Sematary”, “Poison Heart” o esta “I Wanna Live” que a mí me resulta irresistible.
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PET SEMATARY (1989)
Y a finales de los 80, a Dee Dee se le fue definitivamente la olla. “Brain Drain” (1989) es el último álbum de los Ramones en el que aparece acreditado como bajista, pero en realidad llevaba años sin grabar apenas nada con la banda. Después de llevar años amagando con marcharse, un día acabó cumpliendo su amenaza, siendo inmediatamente sustituido por CJ. La cosa ya pintaba fatal cuando en 1987 salió de uno de sus periodos de rehabilitación convertido en rapero, bajo el nombre de Dee Dee King, grabó primero un single deplorable (por favor, no os perdáis el videoclip) y luego el que está considerado por muchos como el peor disco (así, en general) de la historia, “Standing in the Spotlight”. Pronto se le iría la tontería de la cabeza y volvería en solitario, aunque sin demasiado éxito, a lo único que en realidad sabía hacer. Por suerte, siguió escribiendo para los Ramones hasta la disolución del grupo… como parte de un acuerdo por haber pagado éstos la fianza para sacarle de la cárcel. Menudo puto (y adorable) loco. “Pet Sematary”, compuesta para la película de mismo título basada en la novela de Stephen King, fue uno de sus últimos coletazos como miembro ‘full time’ de los Ramones y de hecho es el último videoclip en el que apareció. Y también, hay que decirlo, un gran tema, y un spoiler de campeonato de la peli y el libro, si no tienes ni idea de qué van…
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I DON’T WANT TO GROW UP (1995)
En los 90 los Ramones siguieron sin vender demasiados discos, aunque al menos su estatus de culto se vio aún más reforzado y el público comenzó a mostrarles más aprecio. En esta década publicaron tres álbumes que, aunque seguían sin ser trabajos redondos, como siempre dejaban tres, cuatro temas fantásticos: “Mondo Bizarro” (1992), el disco de versiones “Acid Eaters” (1994) y “¡Adios Amigos!” (1995). Llama la atención que lo mejor de este último fuese precisamente otro tema ajeno. Pero es que “I Don’t Want To Grow Up”, y que me perdonen los fans más acérrimos de Tom Waits, no sólo creo que es mucho mejor que el original, sino que parece hecho a medida para ellos. Una gira de despedida y, en 1996, se acabaron los Ramones. Y comenzó la leyenda. Johnny, que fue quien disolvió la banda al haber cumplido su objetivo (ahorrar un millón de dólares), señala en su autobiografía que a partir de entonces empezaron a vender y a ganar más dinero que nunca. Por desgracia la mala suerte se iría cebando con ellos y no tuvieron demasiado tiempo para recoger los frutos. Para nosotros, en cambio, siempre serán eternos. Adiós, Joey, Johnny, Dee Dee y Tommy. Adiós, amigos.
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Mi canción favorita de los Ramones es «I believe in miracles». Su letra es increíble, demasiado profunda incluso para ellos. Merecía estar en este conteo…
Larga vida Ramones!
Gran artículo.
Saludos!
Esteban
http://politomusica.blogspot.com
Aguante los RAMONES!!!!!!!!!