«Moonlight»: la herida abierta
Niño negro atormentado por una madre adicta a las drogas, nada nuevo bajo el sol. Niño negro acosado por una pandilla de su barrio, ya lo hemos visto mil veces. Niño negro preguntándose sobre su posible condición homosexual…hmm…esto ya es diferente. Básicamente eso es «Moonlight», una de las grandes protagonistas de la carrera de los Oscar con ocho nominaciones y flamante ganadora del Globo de Oro al Mejor Drama: una vuelta de tuerca a ese drama social que hemos podido presenciar en tantas ocasiones.
La gran aportación de la película del aquí revelado director y guionista Barry Jenkins es que sí, hay denuncia de la vida en suburbios de gran parte de la población negra estadounidense y la desesperación que lleva a elegir la letal evasión de las drogas, y sí, también se ponen de manifiesto las dificultades que aún conlleva poder vivir una sexualidad distinta a los estrechos márgenes convencionales, pero estas problemáticas sociales acaban siendo tangenciales, aparecen como un siempre presente telón de fondo en la trama, que centra su atención en la convulsa intimidad del joven protagonista Chiron, ‘Pequeño’ (‘Little’) o ‘Negro’ (‘Black’) -los distintos apelativos por los que se le va conociendo- y, especialmente, en esas profundas heridas que aparecen en la infancia y que acaban marcando, con más o menos intensidad, toda nuestra vida futura.
Jenkins logra esquivar la frontalidad con la que afrontan el género, por ejemplo, un Ken Loach o, en el caso afroamericano, los pioneros Spike Lee o John Singleton gracias, entre otras cosas, a romper con la convencional linealidad del relato y apostar por una perspectiva impresionista, narrando la evolución de Chiron a través de tres momentos relevantes de su vida -un poco a la manera en que Danny Boyle y Aaron Sorkin contaron la trayectoria del fundador de Apple en «Steve Jobs»– en otras tantas fases de su vida: la infancia, la adolescencia y la temprana edad adulta. Cada una de esas fases tendrá un corto arco temporal, de tan solo unos pocos días, más que suficiente para ir constatando el duro aprendizaje vital de nuestro protagonista, encarnado por tres actores diferentes.
Si se diera un hipotético duelo a muerte, el Jenkins director enviaría rápidamente a la tumba al Jenkins guionista. Mientras que el nominado libreto -una adaptación de la obra teatral «In Moonlight Black Boys Look Blue’ de Tarell Alvin McCraney– se caracteriza por su irregularidad, combinando algún que otro momento brillante con fases poco inspiradas, Jenkins se nos presenta en su segundo filme -debutó con la por aquí desconocida «Medicine for Melancholy»– como un cineasta muy a tener en cuenta, que no sólo sabe sacar provecho de su guión, sino que logra elevarlo más allá de lo que éste parecía permitir. Casi obsesivo en su persecución de los personajes, prácticamente los ‘acosa’ con una cámara en mano muy dinámica y profusa en primeros planos, aunque no por ello se deja tentar por el feísmo y, muy al contrario, lograr retratar escenas de gran belleza y emotividad. Todo ello aderezado con la variedad que aportan sus insertos oníricos, en los que se torna agradecidamente esteticista, utilizando una paleta de colores muy cercana al Wong Kar-wai más lírico. No es nada baladí en estos logros la magnífica labor en la dirección de fotografía de un muy inspirado James Laxton.
Un llamativo Alex Hibbert interpreta al pequeño Chiron en ‘Little’, el primer fragmento. Un comienzo pleno de convencionalidad -ese niño ‘rescatado’ de su drama familiar y social por una altruista pareja- va evolucionando favorablemente hacia un retrato veraz y doliente de una infancia corrompida. A ello contribuye decisivamente Mahershala Ali, un excelente actor -algo que ya sabíamos de sobras los seguidores de «House of Cards»– que se confirma como uno de los rostros a seguir en los próximos años. Su interpretación, plena de fuerza y carisma, proporciona los mejores momentos de esta parte inaugural, especialmente en ese precioso primer contacto -casi a modo de bautismo bíblico- de Chiron con el mar, un elemento que será metáfora constante del difícil mundo con el que el pequeño se tendrá que enfrentar y aprender a dominar. Tampoco tiene desperdicio una aguda última conversación con el pequeño que revela no pocas contradicciones morales y en la que también interviene Janelle Monaé – encarnando a la pareja de Ali- , una pedazo de cantante que parece ya totalmente lanzada al estrellato cinematográfico. Talento y proyección no le faltan. Por su parte, una muy esforzada Naomie Harris tiene que lidiar con un rol mucho más tópico y melodramático, lo que le impide estar a esa gran altura.
‘Chiron’, segundo fragmento y tronco de la narración, se convierte, sin duda, en el momento álgido de «Moonlight». Años y años de frustraciones desembocan en plena adolescencia en la explosiva salida al exterior de las tormentosas pulsiones internas de nuestro protagonista, no sin importantes consecuencias y llevándose profundas decepciones en el camino,.en las dos mejores secuencias de toda la película: una por su seca violencia, la otra por ser una de las iniciaciones sexuales más brillantemente retratadas del cine reciente, tan rotunda como arrebatadoramente lírica..Ambas especialmente bien interpretadas por Ashton Sanders, un jovenzuelo al que habrá que estar muy atentos.
Lástima que ‘Black’, nombre del último acto, no acabe de redondear la propuesta, aún es más, la hace perder varios enteros, siendo el episodio más flojo del ‘tríptico’. Chiron llega ya desengañado de todo y con la alarmante pasividad (acentuada por la inexpresiva interpretación de Trevante Rhodes) del que ya no espera nada a una conclusión que, ya de inicio, resulta un tanto forzada. Las dos escenas claves llegan sin apenas resuello creativo, son tan planas y faltas de gracia como demasiado previsibles y convencionales, dejando un amargo regusto final, injusto ante las virtudes mostradas anteriormente.
Cuando llegan estas fechas pre-Oscar, los aficionados somos especialmente quisquillosos a la hora de valorar las películas ‘pretendientes’ que nos van llegando, un baremo que no solemos mantener durante el resto del año, en épocas de menor avalancha de grandes títulos. Salen así algo perjudicadas títulos como «Moonlight». La película de Jenkins supone un verdadero soplo de aire fresco para un tipo de cine demasiado tendente en ocasiones a la reiteración y la falta de imaginación y tiene la virtud de revelarnos algunos nombres que seguramente reverenciemos no tardando demasiado tiempo. Sin embargo, sus evidentes flaquezas hacen que la veamos como un filme evidentemente sobrevalorado por la Academia de Hollywood y exageradas sus ocho nominaciones. Pero si en vez de estar en lo más crudo del crudo invierno, estuviéramos gozando del sol veraniego, no lo duden, ya estaríamos glosando una de las revelaciones de la temporada. Cuestión de punto de vista.
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Has citado muchos ingredientes que gustan a los que nominan. Buen artículo, anotada queda para verla.
excelente review, y totalmente de acuerdo con que el tercer actor es el mas flojo,y llega La Academia y Zas, mejor película! previo error garrafal en la entrega, tierra trágame-warren dixit. Y si, la actriz que hace de madre, pues ni fu ni fa, en cuanto al Oscar a mejor actor secundario, hombre esta bien,pero creo que es por todo lo que ese actor esta haciendo tanto en series como en pelis, que por hacer de «cubano´juan»?? en esta peli(pero vamos que ya solo por la escena del mar, ya merece la pena, mira manolo solo en Tarde para la Ira, que solo estuvo en pantalla ni 10 min, y pumba, Goya al saco!)
Chicos chicas Cadillac GRACIAS por esta magnifica web!! no paren!
Muchísimas gracias por tus elogios y buen rollo, Frankie.
Veo que tienes una visión muy parecida a la nuestra sobre ‘Moonlight’, solo discrepamos sobre Mahershala Ali, al que yo veo excelente en un papel que hace mucho, mucho por la peli.
Como decía en el post, es normal el cabreo de mucha gente por la elección, pero tampoco sería justo ahora cargar contra ‘Moonlight’, que, al fin y al cabo, es una película apreciable e interesante y no tiene la culpa de todo este follón.
Un saludo y encantado de comentar contigo