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«This is us», ese placer culpable

16/05/2017

This is us family

(ALERTA SPOILER: Este post desvela distintos asuntos clave de la primera temporada de «This is us». Si aún no has visto todos los capítulos, lee con moderación).

Allá por los añorados años 70, cuando Hollywood estaba liderado por las ambiciones autorales y un tono pesimista-apocalíptico, el estreno de «La guerra de las galaxias» supuso para los ‘sufridos’ espectadores una bocanada de aire fresco que les permitía ‘respirar’ un poco, sumergirse en la fantasía y dejar de tomarse la vida tan en serio. Hasta tal punto que su mastodóntico éxito provocó un absoluto cambio del panorama cinematográfico estadounidense, dejando en un progresivo olvido a las figuras que tan altas cotas le habían hecho alcanzar y apostando por la gozosa evasión que centraría la venidera década de los 80.

No voy a hacer aquí comparaciones absurdas, pero salvando las infinitas distancias, algo de lo expuesto en el anterior párrafo puede explicar el fulgurante éxito de «This is us», ya convertida tras su primera temporada en uno de los grandes ‘pesos pesados’ de la ficción televisiva norteamericana al descolgarse con audiencias de entre 10 y los más de 12 millones de espectadores que presenciaron en la NBC su ‘season finale’ y sobre cuyas, ya confirmadas, dos próximas temporadas hay depositadas las más altas expectativas en ese sentido.

This is us Milo Ventimiglia Mandy Moore

En unos tiempos en el que el mundo de las series está dominado por la ambición, por las tramas cada vez más adultas y desencantadas, por el cinismo y, ya incluso, por la vocación experimental en las producciones más osadas, no seremos nosotros quienes queramos modificar este floreciente panorama, pero sí es verdad que es campo abonado para que florezca una comedia dramática, ligera pero con contenido, actual pero defensora de los valores clásicos, que desde la sencillez nos haga tanto reir como llorar con los avatares cotidianos de la vida. Pues bien, eso es «This is Us».

Creada por Dan Fogelman, el principal gancho que presentaba antes de su estreno era la presencia como directores de varios capítulos del dúo formado por John Requa y Glenn Ficarra, hacedores -además de «I Love you, Phillip Morris» y «Focus»– de la excelente «Crazy, Stupid, Love», pieza fundacional de la gran pareja del momento (Ryan Gosling y Emma Stone) y, posiblemente, la mejor comedia romántica de los últimos años, poseedora de un virtuoso equilibrio entre elementos dramáticos y cómicos, algo que se presentaba básico para un ‘drammedy’ de manual como es «This is Us».  Un juego de equilibrios que, como veremos, será fundamental en la serie. Todo ello aderezado con un poderoso reparto encabezado por dos estrellas como Milo Ventimiglia y Mandy Moore y un intérprete tan ascendente como Sterling K.Brown («The People V. O.J.Simpson»).

This is us family

Los 18 episodios de la temporada inaugural se asientan sobre una muy bien llevada doble narración paralela: la que narra la formación de la familia Pearson en los albores de los 80 tras la boda de Jack y Rebecca y su concepción de trillizos, adoptando en el mismo hospital a un bebé abandonado para ‘subsanar’ la muerte en el parto de uno de sus tres hijos naturales, y, por otra parte, la que cuenta los avatares de la misma familia, especialmente de los vástagos, en la actualidad. La fluidez en la transición de estas dos narraciones es una de las grandes cualidades de la serie, aportando no sólo ritmo sino interesantes paralelismos y sugerentes explicaciones de las causas y consecuencias de hechos determinados. Si a ello añadimos un buen manejo de los diálogos y el juego de las réplicas-contrarréplicas y algún que otro sorprendente giro, no queda duda que estamos ante unos libretos muy eficientes técnicamente hablando.

Sin embargo, pronto constataremos que el contenido presenta una serie de pros y contras que se irán solapando a lo largo de toda la entrega, haciendo que nuestra percepción global de la serie vaya variando casi a cada minuto, provocando un frenesí de conclusiones contradictorias que a este crítico, y a alguno más de los firmantes de este blog, le han provocado más de un dolor de cabeza a la hora de hacer un análisis. Si algún momento casi te hacía levantar del sillón para lanzarte a aplaudir, al siguiente podías estar cuestionándote por qué narices habías acabado siguiéndola, habiendo tantas y tan buenas otras opciones.

This is us family nowadays

Pocas cosas hay más difíciles en cualquier ficción que la correcta elección del tono que seguirá la narración. Aún más crucial se presenta en una comedia dramática, en la que, dentro de un contexto desenfadado, se debe provocar una gran emotividad sin por ello caer ni, por un lado, en el dramón desaforado ni, por el otro, en el ‘pastelón’. En ese fino alambre se pasea nada menos que durante 18 capítulos «This is us», como si fuera todo un Philippe Petit. Con muchos tambaleos y a punto de caer en numerosas ocasiones, la obra de Fogelman (no lo olviden, guionista de la saga «Cars») logra mantenerse en pie durante la primera parte de la temporada. Llegando a su ecuador, ocurre lo prácticamente inevitable: el azúcar invade episodios como el ambientado en la cabaña familiar. Aquí, la innegable chispa de la producción pierde la batalla contra su gran hándicap: una idealización de la familia ultramontano, rozando en lo rancio, que en ese capítulo en concreto se hace insoportable. Tampoco se explica, por excesivamente ternurista y directamente innecesario, el capítulo dedicado al Doctor Nathan Katowski, sobre todo por esa desagradable conversión bonachona de un intérprete (Gerald McRaney) al que recordábamos como uno de los mayores hijos de puta de la televisión actual (recuerden a ese Raymond Tusk de la memorable segunda temporada de «House of Cards»). Afortunadamente, el carácter crecientemente sombrío del último tercio de la entrega logra compensar en gran parte estos dislates.

Otra dificultad extra a la que debe hacer frente «This is us» es al desequilibrio de interés entre sus dos tramas. La historia de Jack y Rebbeca, los progenitores de la familia, sale claramente beneficiada. Enmarcada en una deliciosa ambientación ‘vintage’  de los años ochenta y primeros noventa, vemos a esa pareja perfecta -¿demasiado?- enfrentándose con conmovedora devoción, esfuerzo y alegría de vivir (¡ese precioso Día de Acción de Gracias alternativo!) a la siempre difícil empresa de criar a esas pequeñas personas que tanto lloran, imagínense si vienen tres de golpe. La dificultad de encontrar una casa adecuada, los inevitables celos entre los vástagos, la obligación de trabajar duro y renunciar a los hobbies y ambiciones personales y lidiar con las comprensibles preguntas de un niño negro que sabe que algo no encaja en su blanquita familia son resueltos en su mayoría con la suficiente profundidad pero, a la vez, con contagiosa gracia. Una pena que no exista una mejor gradación de los hechos, ya que, cuando llegan repentinamente las sombras a la pareja, éstas se presentan de una forma demasiado abrupta. El carisma de Ventimiglia termina de conformar un Jack directamente adorable, aunque, visto desde un punto de vista objetivo, su personaje, que desarrolla un talibanismo familiar rayano en lo increíble, es notoriamente más plano que el de una Rebbeca, muy bien encarnada por la bella Moore, que compensa mucho mejor su voluntad de ser la mejor madre del mundo con las lógicas dudas, reproches y aspiraciones rotas que siempre van surgiendo durante la vida.

This is us Chrissy Metz

La irregularidad es la tónica dominante en la trama que narra las vicisitudes de los tres hijos en la actualidad. La que protagoniza la única hija de los Pearson, Kate, tiene la virtud de introducir en la ficción televisiva un tema tan poco habitual como el de las personas que sufren obesidad y sus constantes dudas entre dedicarse a vivir la vida sin preocuparse en demasía por su trastorno o el de prácticamente dedicarla entera a la ardua tarea de ir perdiendo peso a través de los más diferentes métodos. Sin embargo, pese a los chispazos de humor que aporta su novio Toby, su historia se queda bastante justita: una sucesión de acercamientos y alejamientos amorosos que ni desagrada en demasía ni tampoco alcanza ningún pico emocional reseñable.

Peor es la centrada en su hermano Kevin. No hay problema en que un personaje sea perfectamente banal (los hermanos Coen, por ejemplo, ya demostraron que se pueden levantar verdaderas obras maestras a partir de ellos y, si no, vean «Fargo» y «El gran Lebowski»), pero sí lo hay en que, además, su narración también sea perfectamente banal. Por mucho que en la recta final de la temporada intenten recuperarle a marchas forzadas, no hay apenas nada que pueda salvar al insoportable Kevin. Ni sus ridículas ínfulas para convertirse en un actor reputado a través del teatro mientras es la estrella de una exitosa y tonta ‘sitcom’, ni su dependencia de niño mimado respecto a Kate, ni su faceta de gorrón de manual ni su arbitrario encadenamiento de relaciones amorosas. Personaje a mejorar ostensiblemente o a eliminar, Fogelman, tú sabrás lo que haces.

This is us Randall William

 

El personaje principal más beneficiado es claramente el de Randall, el que goza de un arco narrativo más rico y complejo. Poco lo podemos imaginar en los primeros compases de la serie, cuando nos encontramos ante un tipo claramente inteligente, con la cabeza muy bien amueblada, una vida muy acomodada gracias a sus éxitos profesionales y una familia simplemente perfecta, con una esposa lista y juiciosa y unas hijas sencillamente adorables. Sin embargo, las grietas irán apareciendo poco a poco, esta vez muy bien dosificadas, y su vida acabará cambiando para siempre. Capital importancia tendrá en ello su éxito en la búsqueda que emprende de su padre natural: William, un viejo artista aquejado de un avanzado cáncer al que la vida ha tratado muy mal, teniendo en cuenta su tremendo carisma, su sensibilidad y su elegancia. William acabara instalándose en la casa de Randall para poder gozar en sus últimos meses de vida de la familia que nunca tuvo. Excelentemente interpretado por Ron Cephas Jones, es un personaje que irá creciendo y creciendo -no siendo su baladí su misteriosa relación con Rebecca- hasta convertirse definitivamente en la gran estrella del show en las postrimerías de la temporada, especialmente en ese magnífico capítulo que narra su viaje de regreso a su ciudad natal, Memphis. Aupado a este caballo ganador, Randall, aquejado de esa extraña patología que es querer ser siempre perfecto, supera los duros estigmas que le causó el ser el niño negro de una pareja blanca y la constante búsqueda de sus iguales, reevaluará su pasado y dará un radical cambio a sus prioridades.

Amada por el público y recibida con pronunciada división entre los críticos, el visionado de «This is us» responde fielmente a estas percepciones ajenas. Uno no deja de reconocer sus no pocos defectos -especialmente esos frecuentes excesos de sentimentalismo- , pero acaba perdonando determinadas situaciones tan idealizadas como poco probables, su cierto torno reaccionario y las lagunas de algunos de sus personajes para acabar contagiándose, no sin un sentimiento un tanto culpable, de su buen rollo y su ritmo, gozando de alguna aislada carga de profundidad y va devorando capítulos empeñado en asistir a la resolución de ese ‘mcguffin’ que nos acaban posponiendo en la ‘season finale’.

This is us Randall

El futuro se presenta diáfano en lo cuantitativo para «This is us», con todo dispuesto a ser uno de los grandes ‘shows’ de referencia en la televisión estadounidense, pero bastante oscuro en lo cualitativo. Como hemos contado, la serie ha salido airosa de su primera temporada, pero las dos entregas confirmadas por venir se nos antojan excesivas. Si tenemos en cuenta que alguno de sus personajes estrellas está ya finiquitado y que la historia de los padres parece ya bastante agotada -si acaso pueden tirar de la poco explotada etapa adolescente de sus vástagos- , mucho nos tememos que el argumento sea monopolizado por las historias actuales de los hijos, mucho menos atractivas hasta el momento. Aún hay pozos por explotar -por ejemplo, la vida de la Rebecca madura, apenas apuntada hasta ahora- pero parecen escasos para completar satisfactoriamente dos temporadas de 18 capítulos cada una. Fogelman y sus colaboradores tendrán que estrujarse las meninges para que este momentáneo placer culpable no acabe convirtiéndose en una tediosa carga.

This is us logo

 

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4 comentarios leave one →
  1. frankie permalink
    17/05/2017 11:50

    creia que la famosa frase de south park era con Kevin,pero no ,era kenny, pero no te lo cargues aun!!! en todas las familias hay uno…asi?? , en fin azucarada o no yo me la ha cargado del tirón, y si, reconozco que alguna lagrimilla cayó, tan malo es eso?? o es que debemos ser Frios y Duros ante todo los que no ofrecen?, TODOS ESTAN BIEN, por que hay una HISTORIA y saben contarla, y tampoco sobra nada, sabes cuando vuelve??
    gracias x la review, viva this is us

    • Alberto Loriente permalink*
      17/05/2017 12:04

      Hola, Frankie,

      Precisamente, para nada debemos ser siempre fríos y duros, ¡ni mucho menos!, y la gran virtud de «This is us» en estos momentos es precisamente eso, aportar una calidez que no abunda en el actual panorama seriéfilo. Pero la línea entre lo emotivo y lo directamente azucarado es muy fina y, como digo en el post, creo que ha sabido sortearla muy bien, pero es casi inevitable que, en mi opinión, acabe cayendo en lo ñoño en algún momento muy determinado. Al contrario que tú, sí creo que sobra alguna cosa y, acerca de Kevin, no tengo problema alguno en que Kevin sea como es, sino en que es tratado a mi parecer de forma muy superficial.
      Que yo sepa, aún no han confirmado la fecha de su regreso (imagino que no se irá más allá del próximo otoño), lo único que está confirmado oficialmente es que habrá dos nuevas temporadas.

      Un saludo y muchas gracias por comentar!

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