Los hermanos Coen: la genialidad de los felices pesimistas
Hacíamos referencia hace poco, en el post que analizaba su reciente ‘A propósito de Llewyn Davis’, a la extraordinaria regularidad de los hermanos Coen en cuanto al nivel medio de sus filmes. Es hora de abundar en la excepcional trayectoria de la pareja, una de las cinco o seis que realmente han marcado el cine estadounidense en los últimos treinta años. Siempre en un estable equilibrio entre el cine independiente y Hollywood, aprovechando lo mejor que ofrecen ambos ámbitos, la noción general que se tiene del cine de Joel y Ethan Coen es la del de una especie de chicos raros y talentosos que gustan de hacer filmes originales y divertidos, con la ironía como denominador común. No es que sea demasiado disparatada esta concepción, pero sí manifiestamente incompleta. Camuflada bajo esa ironía y su amplia variedad de géneros desarrollados, se esconde una carrera extremadamente coherente y con una temática prácticamente inamovible pese a las numerosas variantes introducidas. El pesimismo en el cine coeniano es extremo. El ser humano es para ellos un ente absurdo que no ceja en perseguir sueños imposibles de conseguir, en enmarañarse en una sucesión de tropiezos en un mundo que no presenta esperanza ni sentido alguno. Ante este sombrío panorama, el único modo de sobrevivir es descojonarse de ello y refugiarse en la ironía mientras se analiza con un fino bisturí nuestra extraña sociedad. Todo lo demás es una mera pérdida de tiempo.
Puestos en antecedentes, ya estamos listos para sumergirnos en una de las filmografías más únicas e intransferibles que hayamos podido disfrutar. Lo que viene a continuación es un repaso a la sala de los tesoros de dos de los mayores artistas que jamás haya dado Minnesota, las diez mejores películas de los hermanos Coen. Como siempre que hacemos este tipo de posts, es conveniente recordar que el siguiente ‘top ten’ únicamente representa el criterio (o la absoluta falta de él) del arriba firmante, su naturaleza es absolutamente subjetiva y es tan válido y discutible como cualquier otro. Una última advertencia: muchos echaréis de menos a uno de los grandes clásicos de la pareja de cineastas. Sí, lo siento, nunca me terminó de llegar ‘Arizona Baby’.
10. UN TIPO SERIO (2009)
Mi mente fue escenario de un duro combate para dilucidar el último puesto de esta lista. ‘O Brother’ y ‘A propósito de Llewyn Davis’ estuvieron muy cerca de ocupar este lugar, incluso ‘Crueldad intolerable’ tuvo alguna posibilidad. Sin embargo, la ganadora de la pugna fue uno de los filmes de los Coen que más discreto recibimiento tuvieron en su estreno. Lanzada en la temporada más fuerte del año y sin ningún actor de relumbrón, ‘Un tipo serio’, pese a lograr estar nominada al Oscar a Mejor Película, llegó a pocos más allá de la nutrida legión de fans de la pareja. Y, sin embargo, en el ‘corpus’ de la obra coeniana ocupa un lugar absolutamente central. ‘Un tipo serio’ es el filme que más claramente representa su visión de la vida. Cuando Larry, interpretado por un absolutamente ajustado Michael Stuhlbarg, recibe la petición de divorcio por parte de su esposa, presenciamos una desesperada peregrinación por todos los apoyos que le puedan ayudar a dar un sentido a su vida. Unos hijos a los que está poco conectado, el amor que le ha resultado tan traicionero, una perdida de fe tanto en su judaísmo natal como en el resto de religiones a las que intenta recurrir, su nefasta experiencia con la videncia y lo parapsicológico… Todo para acabar descubriendo que dependemos únicamente del azar más imprevisible y cómico. Este vastísimo material conceptual nos es servido bajo una presentación absolutamente Coen: con un primoroso equilibrio entre el drama y el humor, entre la más gozosa ligereza y la carga de profundidad más sesuda; en definitiva, con una base de maestría capaz de hacer permanecer firme una obra acechada, por qué no decirlo, por alguna arritmia que otra.
9. QUEMAR DESPUÉS DE LEER (2008)
Era normal que después de filmar algo tan intenso y abrumador como ‘No es país para viejos’, los Coen prefirieran cambiar radicalmente de tono y relajarse. Fruto de este objetivo surgió, apenas un año después de su oscarizado filme, ‘Quemar después de leer’, una comedia negra, una parodia del ‘thriller’ de altas esferas plena de ritmo, interpretada por un reparto estelar (Brad Pitt, George Clooney, John Malkovich, Tilda Swinton, Frances McDormand, Richard Jenkins), tremendamente entretenida y poseedora de una magistral estructura narrativa que logra dejar claro al espectador (mediante las conclusiones que logra sacar el personaje de Jenkins) una trama tan enrevesada como pródiga en situaciones surrealistas. Con todo lo anterior, tendríamos más que suficiente, pero no, los hermanos no lo tenían aún. Como si de una revisión urbanita de ‘Fargo’ se tratara, volvemos a tener una avalancha de ironía para poder sobrellevar una descorazonadora prueba de la idiotez humana, dispuesta a ponerse en las situaciones más ridículas por un dinero, que se comprobará inútil para aliviar las deficientes vidas de unos personajes que pocas veces han sido más patéticos en la filmografía de la pareja (¡cómo olvidar a ese desatadísimo Brad Pitt y a su ‘partenaire’ McDormand!).
8. BARTON FINK (1991)
El que fuera gran espaldarazo inicial de los Coen con la Palma de Oro en Cannes, ‘Barton Fink’, es la película más compleja y decididamente ‘arty’ de los geniales hermanos. La que en principio parece una tragicomedia sobre los sinsabores padecidos en su traslado a Hollywood por un reciente escritor triunfador en Broadway explota como un vasto mosaico de significados y símbolos a descifrar. Así, a un relato sobre la preponderancia del ‘arte popular’ sobre el más ‘elevado’, sobre el bloqueo creativo de un autor alojado en una tétrica habitación de hotel, se le añade un tono de horror y misterio proporcionado por los ocupantes de la estancia contigua a la del protagonista y un toque de ‘noir’ clásico y pinceladas oníricas que acaban provocando una acumulación de sensaciones dispares en el espectador: las soberbias interpretaciones de John Turturro y John Goodman, la espléndida fotografía de Roger Deakins, la portentosa dirección y la asombrosa mutabilidad de la trama provocan una honda fascinación, que acaba siendo algo lastimada por una densidad de significados que provoca cierto agotamiento. Sin dejar de mostrar los decadentes caminos de los protagonistas, los Coen decidieron transitar esta vez de una forma más íntima por los múltiples y misteriosos vericuetos de la mente humana. Con éxito.
7. SANGRE FÁCIL (1984)
‘Sangre fácil’ se inscribe junto a ‘Reservoir Dogs’ (Quentin Tarantino) y, salvando las distancias, ‘Un ratoncito duro de pelar’ (Gore Verbinski), entre esos gloriosos debuts en los que sus respectivos directores consiguen mostrar todo su potencial pese a contar con un argumento mínimo. Los Coen exprimieron exhaustivamente un relato puramente ‘pulp’ sobre un marido cornudo que contrata a un detective privado para eliminar a su mujer y su amante. A partir de esta simple premisa, y sin añadir apenas más personajes, los hermanos exhibían su magnificiencia visual, lograban preñar de emoción e intensidad la exigua trama y, sobre todo, envolvían el conjunto con una acidísima ironía, que dejaba ver la podredumbre moral de los personajes, y una exaltación de lo absurdo que se acabarían convirtiendo en marca de la casa. La magnífica semilla estaba plantada y no tardaría en germinar del mejor modo posible.
6. VALOR DE LEY (2010)
‘Valor de ley’, la única incursión de los genios de Minesotta en el ‘western’, nos depara la que seguramente sea la película más optimista de la pareja, la más épica y, seguramente, la única a la que podemos llamar emotiva. Esta descripción podría no casar bien con los tres primeros cuartos del metraje, en los que, valiéndose del libro homónimo de Charles Portis que ya sirvió como base para un anterior y oscarizado ‘western’ de John Wayne, se nos presenta una perfecta incursión en el género, manteniendo las vibrantes constantes vitales del género y añadiéndole el toque cínico y posmoderno típico de los Coen. Un reparto de altos vuelos (con la sobresaliente pareja protagonista que encarnan Jeff Bridges y ese descubrimiento llamado Hailee Stanfield y los ilustres secundarios Matt Damon, Josh Brolin y Barry Pepper) realza un relato verdaderamente emocionante que bien pudo valer de inspiración para el más desacomplejado aún Quentin Tarantino de ‘Django desencadenado’ y que mantiene la fuerza visual de ‘No es país para viejos’. Pero lo verdaderamente significativo de este magnífico filme llega en su tramo final, con una secuencia absolutamente mágica y llena de épica que hace llegar al espectador aún ojiplático hasta los títulos de crédito. Una secuencia que, de forma casi inédita en la trayectoria coeniana, magnifica las posibilidades humanas, su compasión, su esperanza, su grandeza, su respeto por el otro. Un oportuno respiro en una trayectoria absolutamente desasosegante.
5. EL HOMBRE QUE NUNCA ESTUVO ALLÍ (2001)
Seguramente no es la más llamativa de las películas de los autores de ‘El gran salto’, de hecho para muchos ha quedado sepultada en el olvido bajo unos cuantos filmes de la pareja que han recibido mucha más repercusión, pero, sin embargo, si hablamos de ‘El hombre que nunca estuvo alli’ estamos hablando de una de las cintas más solidas de la carrera de los de Minnesota. Los Coen siempre han tenido querencia por el cine negro, influencia que han ido diseminando en un buen puñado de fragmentos de gran parte de su filmografía, pero ‘El hombre que nunca estuvo allí’ es su película ‘noir’ por excelencia. Rodada en un clásico y bellísimo blanco y negro, cortesía de la excelente fotografía de Deakins; la cinta atiende al carácter de sus realizadores y no puede evitar salirse del estereotipo claramente urbano del género para pasar a desarrollarse en una pequeña localidad y tener como protagonista a un humilde barbero, que, consumido por el afán de venganza contra el hombre que se está beneficiando a su esposa y ansioso por escapar de su vida y de ese pequeño lugar del mundo, verá como una vez accionado el resorte del Mal, éste se comporta como una bola de nieve dispuesto a crecer y expandirse sin remedio hasta arrasar todo lo que se encuentre a su paso (y esto sí que sí remite genuinamente a los cánones del género, como podrán comprobar si han disfrutado de las numerosas incursiones en él del genio Fritz Lang). La gran aportación de los Coen es la de huir de dramatismos y frenetismos para pergeñar una trama que se va desenredando sutil y cadenciosamente, con un ritmo pausado que va envolviendo una sucesión de hechos tan azarosos como involuntariamente cómicos y, finalmente, absolutamente trágicos. Esta cocción a fuego lento no lograría su exquisito sabor si no contara con ingredientes tan sobresalientes como un inspiradísimo Billy Bob Thornton (¿por qué parece que hemos perdido para siempre de las grandes ligas su tremendo carisma?) y unos secundarios de lujo como la habitual Frances McDormand, nuestro recordado James Gandolfini y una Scarlett Johansson plena de desparpajo e inconfesable sensualidad, inmersa en el que fue su vertiginoso ascenso al estrellato.
4. FARGO (1996)
No creo estar muy equivocado si afirmo que, como es mi caso, para muchos ‘Fargo’ supuso la entrada por la puerta grande en el universo Coen. El filme logró un reconocimiento crítico unánime, se hizo con dos Oscar (Mejor Guión y Mejor Actriz) y, en definitiva, consolidó a la pareja como uno los nuevos reyes del cine actual. No es de extrañar, ‘Fargo’ es seguramente la mejor comedia negra de los últimos treinta años. El desastroso encargo de un cobarde y arruinado vendedor de coches para secuestrar a su esposa y obtener un cuantioso rescate de su rico suegro deviene en una constatación de que la ambición y egoísmo humano va mucho más allá de sus capacidades reales como especie. El torbellino de violencia que se desata ante los numerosos errores de los malhechores funciona a la perfección, avanzando frenéticamente entre situaciones embarazosamente humorísticas y la intriga que proporciona la imprevisibilidad de los hechos. En un logrado juego de contrastes, el patetismo del marido y los dos delincuentes (enorme reparto con papeles ya clásicos para unos ajustadísimos William H.Macy, Steve Buscemi y Peter Stormare) se oponen al personaje más luminoso de la toda la filmografía de los Coen (esa agente de policía embarazadísima tan sencilla y llena de sentido común como entrañable encarnada con un encanto fuera de lo común por Frances McDormand), mientras que la blancura de la omnipresente nieve de Minnesota (fotografiada con maestría por Roger Deakins) se ve manchada constantemente por la negrura del alma humana. Una película sencillamente perfecta.
3. NO ES PAÍS PARA VIEJOS (2007)
Muchos nos quedamos extrañados cuando supimos que los Coen iban a adaptar una de las mejores novelas de Cormac McCarthy, el autor seguramente más incómodo y pesimista de la literatura actual (bueno, habría que añadir a Michel Houllebecq a la lista). La habitual ironía coeniana no parecía casar mucho con los desoladores panoramas de extrema violencia del autor estadounidense. Todos estos temores se disiparon fulminantemente tras el estreno, no cabía duda de que los de Minnesota habían hecho la mejor adaptación posible de dicho clásico y que nos encontrábamos ante una de las grandes cintas de la primera década del nuevo siglo. El viejo Sheriff Bell (Tommy Lee Jones) ejerce como Demiurgo, como elemento externo que nos ayuda a explicar el sentido extremadamente pesimista de una trama fronteriza en la que las muertes se agolpan en la búsqueda de un maletín lleno de dinero. No hay esperanza posible, la violencia reina y se confirma como el elemento más primigenio de la humanidad, éste es el desolador mensaje que realmente importa en un ‘thriller’ enfermizo, casi onírico, que, sin embargo, también sabe intrigar y hacer vibrar. El encadenamiento de secuencias maestras es simplemente espectacular. Los Coen lucen mejor que nunca y hacen valer como nunca su virtuosismo visual para regalarnos maravillas como esa maravillosamente física persecución en un riachuelo y el increíble tiroteo en el motel. La guinda del pastel, sin olvidar el gran trabajo de Josh Brolin, la pone Javier Bardem, que logró el primer Oscar de interpretación para un español al encarnar a uno de esos personajes que quedan para la historia: Anton Chigurh, la impasible y pavorosa encarnación del Mal, así con mayúscula, que supone una de las creaciones más desasosegantes de la Historia del Cine. Sí, olvidé mencionar que es el filme ‘oscarizado’ de los Coen pero eso poco importa en realidad. Con premios o sin ellos, nada hubiera apartado a ‘No es país para viejos’ de ser la obra maestra que es.
2. MUERTE ENTRE LAS FLORES (1990)
Imaginaos por un momento a un postadolescente que hace poco se ha vuelto adicto al cine tras el consecutivo descubrimiento de joyas como ‘Uno de los nuestros’, ‘El funeral’ o ‘L.A. Confidential’ y tras escoger como nuevos cineastas favoritos a unos extraños hermanos de los que ha visto su ‘Fargo’. Imaginaos a este impresionable joven ansioso por insertar en su reproductor de DVD un filme de gángsters dirigido por esos dos peculiares realizadores. Y tras unas escenas iniciales magistrales, observad su estupor y, finalmente, su sonrisa satisfecha, cuando asiste a una loca escena de humor insertada en una historia tan negra. Todo esto es ‘Muerte entre las flores’, una enrevesada y emocionante historia que relata la lucha de dos bandas rivales, que cuenta con una dirección ya en todo su esplendor de los Coen, una fantástica fotografía del que sería futuro cineasta Barry Sonnenfeld, unas descollantes interpretaciones de futuros astros alternativos como Gabriel Byrne, John Turturro y Marcia Gay Harden. En definitiva, una de las mejores muestras de este género de los últimos 25 años. El explosivo cóctel se completa con ese humor, a veces subterráneo, a veces mucho más evidente, que al principio descoloca totalmente pero que acaba integrándose de fábula en el conjunto, recordando en su efectividad a aquellos desenfadados ‘westerns’ que firmaba John Sturges (no dejen de ver si no lo han hecho ‘La batalla de las colinas del whisky’, por ejemplo). Si hacemos una media aritmética, ¿qué nos queda? Sí, una absoluta obra maestra.
1. EL GRAN LEBOWSKI (1998)
Mira que la primera vez que vi ‘El Gran Lebowski’ me gustó…pero nunca creí que más de 15 años más tarde estaría hablando de ella como creo actualmente que es: simplemente, una de las cuatro o cinco mejores comedias de la Historia del Cine (sí, sí, incluyendo a Billy Wilder, Frank Capra, Ernst Lubitsch, los Hermanos Marx, Chaplin, ‘Aterriza como Puedas’, los Monty Phyton y ‘Teléfono Rojo’). Sus posteriores visionados me han hecho un fanático compulsivo que, lo admito, me alejan muchísimo de la objetividad cuando hablo de ella. Una trama tan absurda como la de un vago fumador de marihuana y jugador de bolos que se embarca en la ‘titánica’ misión de recuperar su vieja y querida alfombra robada por una mera equivocación al coincidir su apellido con el de un multimillonario se transforma con la varita mágica de los Coen en una sucesión perfecta de secuencias inspiradísimas que dejan al espectador en el estado más cercano a la felicidad posible. Esos impresionantes actores (grandes secundarios los de, atentos al tremendo reparto, John Turturro, Steve Buscemi, Julianne Moore y Philip Seymour Hoffman; icónica, mítica, perfecta la de uno de los dos o tres mejores Jeff Bridges que hemos visto nunca; y, lo mejor de todo, la creación más allá de cualquier consideración de un John Goodman inmenso), esas surrealistas secuencias musicales, esa bizarra banda sonora (¡cómo olvidar el ‘The Man in Me’ dylanita o la gozosa versión del ‘Hotel California’ por los Gipsy Kings), esas tronchantes escenas cómicas (me da la risa floja con solo recordar esas caprichosas cenizas o esa ‘intimidante’ visita al chico), …, en fin, todo es simplemente magia. Y, sin embargo, todo este aparente desenfado se ajusta como un guante a la sempiterna temática ‘coeniana’: como dicta la religión que se ha llegado a crear sobre el filme, ante la desagradable realidad de una humanidad enferma permanentemente anclada en la locura, el mejor antídoto es tomárselo con calma, quedar con los amigos a echarse unos bolos, llegar a casa, abrirse una cervecita y fumarse un buen porrito. Y, ¿por qué no?, verse una buena peli de los Coen.
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Yo, de los Coen, sólo he visto «Fargo» y me encantó. Me ha entrado curiosidad por el tipo de cine de estos hermanos. Me ha gustado la descripción que has hecho de las películas y me has animado a verlas.
Hola!
Me encanta tu comentario, porque no puedo imaginar mejor meta para este post que introducir a alguien en el apasionante mundo de los Coen.
Su cine no es para todos los públicos, pero si ‘Fargo’ te gustó, ten por seguro que un gran porcentaje de las películas que comento te van a encantar.
¡Qué envidia me das al descubrir por primera vez alguna de estas obras maestras!
Un saludo!
¿Oh brother fuera?, vamos hombre, que se acerca semanasanta y está feo cometer sacrilegios.
3 padrenuestros, por lo menos.
Hola, Munegro
Tomo nota, ya me estoy repasando el Padre Nuestro, el Ave María y demás oraciones para expiar mis pecados. Al principio, tampoco creía que ‘Oh Brother’ se quedaría fuera, pero al enumerar todas sus películas, así ha sido. A punto estuvo de entrar, me parece una gran película, pero así son las listas subjetivas…
Un saludo y gracias por comentar!
Unos jodidos genios, eso es lo que son. Me faltan varias por ver de su filmografía (de este top, solo la nº 5, corregiré mi error pronto), pero están entre mis creadores favoritos, sin duda.
A Arizona Baby sí que la habría puesto en la lista, muy divertida y curiosamente luminosa para tratarse de una de los Coen, aunque también tiene ese personaje característico suyo, la encarnación del Mal, como el prota de «Muerte entre las flores» (que a falta de un revisionado, considero demasiado enrevesada) o al terrorífico Bardem. También digo sin ningún complejo que yo pondría a Llewyn Davis entre las primeras, me gustó muchísimo y mejora con el paso de los días, y al igual que Arizona Baby también tiene algún componente casi inédito en la filmografía de estos muchachos, en este caso un aire emotivo que a mí me cautivó por completo.
En fin, que algunas las cambiaba de orden, pero ese número 1 sí que tengo que aplaudirlo, porque es mi favorita de estos judíos y por extensión del cine en general, maravillosa obra maestra.
¡Un saludo!
Hola, Xoloizcuintles,
Como ya he explicado, ‘Arizona Baby’ nunca me entró, algo incomprensible porque está entre las favoritas de muchos fans, pero, ¡qué se le va a hacer!. ‘A propósito de Llewyn Davis’, como ya afirmé en el post dedicado a ella, sí que me gustó mucho y estuvo a punto de entrar, pero..ese privilegio se lo ganaron otras.
Por último, recomendarte vivamente que veas ‘El hombre que nunca estuvo allí, una de las mejores pelis de cine negro de los últimos tiempos.
Un saludo!
¡Buenas!
Evidentemente, juzgar una lista subjetiva que refleja un gusto particular carece de sentido. Evitaré admitir que no acabo de entender esa obsesión que tenéis muchos fans de los Coen por considerar a una de sus pelis más normalitas (lo que no quiere decir que me parezca mala, ni mucho menos) como la mejor de su filmografía… ¡Uy! Ya lo he hecho…
Lo que sí quisiera expresar, bajo mi humilde y subjetivo punto de vista, es que el puesto en el que has situado a «Muerte entre las flores» (el segundo) está muy por debajo, muy, muy lejos del que realmente le corresponde.
Un saludo.
Hola, Arzu!
Muchas gracias por comentar,
Como bien dices, las listas subjetivas no sirven para juzgar ,sino para dar pie a discusiones, que, siempre en un tono positivo, es de lo que se trata.
Sobre ‘El Gran Lebowsky’…¡qué te voy a decir! Yo creo que es de esas películas que por, una razón u otra, hipnotizan a unos cuantos mientras el resto del mundo les mira extrañados. A mi me parece que todo en ese filme funciona a un nivel mágico, pero he de admitir que esa grandeza que le veo es difícilmente objetivable. Otras grandes obras como ‘El apartamento’, ‘Rebeca’ o ‘El padrino’, o incluso en el caso de los Coen ‘Fargo’ o ‘No es país para viejos’ tienen cualidades que son difíciles de rebatir para casi nadie, pero…’El Gran Lebowsky’ es otra cosa.
Y, de modo complementario, decirte que ‘Muerte entre las flores’ sería el número 1 indiscutible en la filmografía de millones de realizadores (incluyendo muchos de los más reputados), pero los Coen, para mi gusto, fueron incluso capaz de superar ese nivel. Por eso me gustan tanto.
Un placer, como siempre, hablar de los mil y un temas contigo.
Un saludo!
Desde el respeto, para mi fargo is the number one…. deberia revisar las otras, cierto, pero es la que siempre me pone la piel de gallina, aun sabiendo lo que va a pasar (la he visto 3-5 veces). Simplemente perfecta, desde el guion, a la direccion, a la fotografia, sin olvidar esa increible banda sonora, que esta a la par con las de lynch. Un poema visual y para el alma en todos los sentidos. Pero, a parte, gracias por hacer la lista, con la cual pueda discrepar… la homogenizacion nos esta llevando a la miseria humana
Hola, Toni,
Desde luego, cuentas con todos mis respetos al elegir ‘Fargo’ como ‘number one’. De hecho, creo que el nivel de las cuatro primeras películas de mi lista es tan elevado, tan estratosférico, que decidir entre ellas ya depende de factores muy personales, de la huella que haya dejado cada una en uno mismo. Elegir con criterios objetivos entre ese tremendo póker, me parece prácticamente imposible.
Por cierto, ya me contarás si te has atrevido con la serie que ahora se está emitiendo basada en la película. Yo, la verdad, no tenía muchas ganas de que se hiciera, pero los comentarios léidos y oídos me tienen a punto de rectificar. Ya solo ese reparto con Martin Freeman y Billy Bob me hace salivar.
Un saludo y muchas gracias por comentar!