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«The Leftovers»: Obra Magna

05/06/2017

Una vez finalizada la obra completa, una vez disfrutados todos sus capítulos y el título en su conjunto, acercándonos para ver el detalle pero también dando varios pasos atrás para observar el lienzo en toda su envergadura, ya podemos afirmarlo sin ningún rubor ni duda: «The Leftovers» es una de las mejores series que se han emitido en televisión en muchos años. Y no lo tenía fácil, pero es que tampoco lo pretendió. Ya desde su inicio, la magnitud del proyecto para la HBO, lo osado y pretencioso de la propuesta y la alargada sombra de «Lost» aún proyectándose sobre su creador, el (digámoslo ya para poner las cartas sobre la mesa) genio Damon Lindelof, comenzaban poniendo el listón a una altura que hacía que sus numerosos ‘haters’ estuvieran frotándose las manos hasta hacerlas arder. Sin embargo, desde el principio se vio que «The Leftovers» no iba a hacer concesiones a nada ni a nadie, y donde podíamos intuir una espectacular sinopsis, la desaparición súbita del 2% de la población, pronto entenderíamos que esa brutal propuesta quedaría al servicio de otras historias, de unas consecuencias no menos devastadoras que el mero hecho que las desencadenó, pero sin duda menos tentadoras para el gran público. Así, quienes se acercaron a la serie llamados por el efecto «Lost» y por su punto de partida irresistiblemente llamativo, pronto se vieron frustrados por un planteamiento bastante alejado de lo que podrían esperar. Y posiblemente esa era la jugada de Lindelof, soltar lastre rápidamente y que se quedaran en la aventura únicamente quienes aceptaban las reglas, para que luego nadie se llevara a engaños. De esta forma, la primera temporada, entre innumerables aciertos, palideció de algunas fallas, especialmente en su primera mitad, posiblemente en busca de su identidad y temerosa de no ser entendida. Pero cuando «The Leftovers» encontró su sitio y confianza suficiente para expandirse sin miedos, entró en una velocidad de crucero que no hizo más que entregar joyas en forma de capítulos extraordinarios (esa primera temporada ya fue analizada en su día en La deriva emocional de «The Leftovers»). La segunda temporada fue sencillamente magistral; el equipo de la serie, ya liberado de cualquier presión y con la carta blanca que les dio haber encontrado su hueco y saberse poseedores de un material extraordinario y de una capacidad sobresaliente para llevarlo acabo, se permitió mil y unas licencias, tanto de fondo como de forma, las cuales no podían menos que ser recibidas entre las alabanzas de una audiencia entregada a la propuesta. En El milagro de «The Leftovers» ya dimos buena cuenta de esta segunda tanda de maravillosos capítulos.

Y en ese punto se presentaba la tercera temporada, en la que la serie volvía a ponerse en el precipicio principalmente porque el desenlace de la T2 había sido prácticamente insuperable y además podía haberse considerado un cierre absoluto más que coherente. Además, el anunciado final definitivo con esta tercera temporada volvía a sacar del armario a ‘los fantasmas del final de «Lost»‘, ya saben, el temor de algunos a que todos los misterios que han ido salpicando la serie no queden perfectamente resueltos. Sobre este último punto, personalmente me posiciono en el bando de los que no necesitan que les expliquen cada escena, de los que aceptan que ciertas cosas han sucedido porque sí, porque es una ficción y se puede tomar todas las licencias que quiera, y más en este título, que desde el principio ha hecho alarde de extravagancia, imaginación, creatividad e incluso delirio. Con estos cimientos, quizás peligrosamente inestables para algunos, Lindelof y Tom Perrota han vuelto a dar en la diana firmando una temporada emocionante y sorprendente, han dado un cierre preciso a cada una de las tramas, han rubricado un final que hace de la serie ser merecedora de un puesto en el Olimpo de las ficciones televisivas, y han cincelado una obra maestra absoluta.

(A partir de este momento se desvelarán elementos importantes de la tercera temporada, por lo que si aún no has llegado al final de ella (te envidiamos y) te recomendamos no seguir leyendo por ahora).

Como ya se ha remarcado, la tercera temporada llegaba con la pesada losa de saberse la última, y desde el comienzo todo sus esfuerzos se han centrado en ser un broche de oro, quedando el global de la serie perfectamente estructurado en un inicio (una primera temporada buscando su sitio y plantando las bases de lo que se iba a contar y cómo se iba a contar), un nudo (con el grueso de las hostilidades desarrollándose en la segunda temporada) y un desenlace (cerrando las tramas y los desarrollos de los personajes en esta tercera y última temporada que ahora nos ocupa). Se podría afirmar que casi cada uno de los ocho episodios que han compuesto esta entrega ha tratado de ir finiquitando alguna de las ramificaciones que habían surgido del tronco central. Así, los excepcionales (en el doble sentido del adjetivo) capítulos que anteriormente se habían centrado en uno solo de los personajes, ahora son la tónica general, por lo que no se me ocurre mejor y más práctica forma para recordar la temporada que ir tratándolos uno a uno.

3×01: The Book of Kevin

El episodio (y la temporada) se inicia con un prólogo que bien podría considerarse metáfora de todo lo sucedido hasta ahora y del desenlace que van a llevar los acontecimientos. La religión transformada en fanatismo, la esperanza, la desesperación, la frustración y el abandono quedan plasmados en unos bellos e inquietantes primeros minutos para a continuación volver a un Jarden sumido en el caos a escasos días del séptimo aniversario de la marcha repentina (dato curioso, el día de este séptimo aniversario llegaría a las pantallas el mismo día que se cumplían siete años de la emisión del último capítulo de «Lost»). La imagen de unidad que nos había dejado la anterior season finale, con Kevin volviendo al hogar donde le esperaba toda su familia, se ha transformado en un lienzo con numerosas grietas, algunas de ellas propiciadas por el crítico momento que vive la sociedad y otras fruto de los intereses o miedos personales de cada uno de sus componentes. Así, aunque en este primer episodio el sentido del humor está muy presente (siempre con su peculiar estilo), es imposible no apreciar que, por ejemplo, la relación entre Kevin y Nora empieza a hacer aguas. Ademas, en estos primeros minutos toma una importancia significativa la relación entre Kevin y su hijo, quizás como paralelismo a la pretérita unión que había entre Kevin y su padre (vuelvo a acordarme de «Lost», ya que este nexo se me antoja muy semejante al que ya vimos con Jack y su padre). Y es el vástago quien salva la vida del protagonista (porque, a pesar de los numerosos focos, el protagonista central de «The Leftovers» es Kevin) del ataque de Dean, cuya aparición es otro de los momentos importantes del episodio, un personaje digno del más inspirado David Lynch. Pero sin duda, el punto clave de esta primera entrega es el destacado papel que ha tomado Matt en la comunidad, ya como definitivo guía de unas personas ávidas de esperanza, convencido del fundamental rol que Kevin tiene en el mundo y de la importancia que tendrá en el devenir de los acontecimientos (trágicos a su entender), llegando a escribir una especie de Biblia con el policía como elemento central y salvador. Y si el episodio ya había sido demoledor, la escena final, ese flashforward en el que vemos a una anciana Nora, con el nombre cambiado, viviendo en una iglesia, tratando de forma inquietante con un buen puñado de palomas mensajeras y renegando del conocimiento de un tal Kevin, hizo terminar este regreso por las nubes, un cliffhanger casi a la altura y semejanza de aquel mítico «We have to go back» del final de la tercera temporada de «Lost».

 

3×02: Don’t be ridiculous

Como ya demostraron en la segunda temporada, los creadores de «The Leftovers» son conocedores de su poder y de contar con una audiencia rendida a su hacer, son conscientes de que son los ‘putos amos’ y actúan en consecuencia. Estas sobradas, que nos encantan, quedan plasmadas por primera vez esta temporada ya en el episodio dos, cuando como banda sonora de los títulos de créditos se cuajan una versión de la cabecera de «Perfect strangers» («Primos lejanos»), aquella sitcom de los años 80 que podría ser la antítesis de lo que es «The Leftovers». Pero el guiño va más allá, recurriendo a uno de sus protagonistas, Mark Linn-Baker, para interpretarse a sí mismo, y en un rol nada humorístico por cierto. Más allá de este guiño, regate o como quiera llamarse, el episodio se centra en Nora (qué increíble Carrie Coon, por cierto), que lejos de haber dejado atrás la repentina marcha de toda su familia lleva dentro un dolor inimaginable e insuperable que ni la formación de una nueva familia puede paliar, y que se se acrecienta con la falta del bebé Lily, único clavo al que realmente se podía agarrar. Y a falta de asas, Nora se crea una y ve en la propuesta que le hace el primo Larry (perdonen la inevitable licencia) una esperanza de reencuentro con su familia, aunque a buen seguro que más que una esperanza de reencuentro lo que vislumbra es una esperanza de algo, aunque sea la esperanza de alcanzar al final el final.

 

3×03: Crazy whitefella thinking

El episodio 3 pone el foco en Kevin padre, y con él vivimos un auténtico ‘tour de force’ a través de su locura. Con la serie ya anclada en Australia, el protagonista es esta vez uno de los personajes más enigmáticos del elenco, un personaje que ha vivido quizás la transformación más brusca pasando de ser el policía-imagen de su hijo a un auténtico fanático de sus propias teorías, que comulga con la teoría de que su vástago está llamado a salvar a la humanidad, pero que además siente un gran resquemor por el papel secundario que le ha tocado vivir en este apocalipsis. El capítulo supone un parón narrativo para la serie pero un disfrute emocional para el espectador, que vive casi una ‘road-movie’ de la mano de un hombre desesperado por llevar a buen puerto su imaginario. Esta aventura esta llena de referencias bíblicas, y es que ese es otro de los puntos notorios de «The Leftovers», su relación con la religión y cómo toma prestados de la Biblia numerosos recursos para ilustrar los pasajes que narra, algunas veces de forma explícita y otras realmente con aspectos solo al alcance de los más leídos en el tema. Por este motivo, entre muchos otros, los capítulos, como ya sucediera en su día con «Lost», siguen viviendo en los seguidores mucho más que la escasa hora que duran, su alcance se prolonga durante toda la semana intentando examinar todas las pistas que se han ido encontrando, siendo algunas meras curiosidades, otras realmente sorprendentes y, también, un resultando varias un buen puñado de pajas mentales de los seguidores.

 

3×04: G’Day Melbourne

El resquebrajamiento de la relación entre Nora y Kevin es cada vez más evidente, y ambos parten hacia Australia, epicentro del tramo final de la serie, no en busca de la oportunidad que ella pretende y él para acompañarle en tan tamaña empresa como buen novio, ambos se van a Melbourne en busca de ellos mismos y de una salida al laberinto en el que se han encerrado, por las buenas o, como realmente será, por las malas. Tras una genial escena inicial en la que dos sentencias en apariencia banales ya plasman la situación de la pareja (y es que en «The Leftovers» nada es casual, cada frase, cada plano, está elegido a conciencia y siempre tiene un porqué, incluso lo más aparentemente insustancial), con la llegada a Melbourne, Kevin y Nora viven peripecias separados, a cual más sobrecogedora. Él vuelve a sufrir alucinaciones y parte en busca de la fallecida Evie, en una loca búsqueda semejante a la de su padre, mientras que ella trata de saber cuánto es de falso y cuánto le importa esta falsedad en el experimento que asegura poder transportar a las personas junto a sus desaparecidos. El episodio termina con una de las escenas más estremecedoras, con Nora sola en la habitación del hotel, fumando (cuánto de simbólico tienen los cigarros…) y bajo una lluvia igualmente simbólica.

 

3×05: It’s a Matt, Matt, Matt World

Llega ahora el turno de Matt, uno de los personajes más interesantes sin duda. Pero antes, un espectacular prólogo al más puro estilo «Lost», de nuevo un submarino, de nuevo una amenaza a gran escala, una escena que a priori nada tiene que ver con la serie, pero que de nuevo es inmejorable metáfora de todo lo que se avecina. El episodio en sí es una buena muestra de la extravagancia de la que no escapan sus creadores y de su increíble destreza para filmar un texto que se mueve entre el esperpento y la más extrema espiritualidad. Con Matt buscando sus fines al borde de la locura (otro), en su viaje se ve acompañado por otras tres personas que podrían representar la atenuación de su fanatismo hasta el descreimiento absoluto: John, que ha pasado de ser un agnóstico total a creer a pies juntillas todos los dogmas del pastor; su hijo Michael, quien desde la pasividad y la contemplación nunca niega nada; y Laurie, contraposición de Matt y posiblemente el personaje más escéptico de la serie en este momento. Los cuatro se ven inmersos en un loco crucero junto a una secta de lo más extravagante y grotesca, una de las tantas sectas que han proliferado en tiempos en los que, para intentar entender lo inexplicable, se echa mano de referentes incomprensibles. Y además está David Burton, quien en un par de apariciones anteriores había dejado signos de ser más de lo que parece y que ahora se presenta simplemente como Dios, ejecutando ante Matt un monólogo que le hace replantearse absolutamente todo y dejándole totalmente vacío.

 

3×06: Certified

Encarando ya el final de serie, el sobresaliente sexto episodio se centra en Laurie, resultando uno de los más emocionantes y más espectacularmente dirigidos. En el prólogo, un flashback en el que Laurie escucha en su consulta a una de las damnificadas por la marcha repentina (la mujer que perdió a su hijo en el interior del coche de forma sobrecogedora, como se vio en los primeros minutos del episodio piloto), su silencio resulta tremendamente revelador, mostrándose incapaz de poder articular cualquier palabra que pudiera ayudar a aquella mujer. Esa misma sensación es la que está sufriendo Laurie en la actualidad, rodeada de locura y desesperación por todos lados, una locura y una desesperación que es incapaz de atajar o atemperar porque los receptores no son capaces de escuchar. Así, la persona que en principio menos perdió aquel fatídico día es hoy la que toma una decisión más drástica al verse superada por unos acontecimientos que si no superan al resto es porque viven en una tristeza que lo inunda todo. Y paralelamente a su inusitado y casi bello suicidio (o no), el cual no puede frenar (o sí) ni una oportuna llamada de sus hijos, vemos a Nora más desesperada que nunca, tomando otra decisión igual de irracional, sellando el capítulo más melodramático hasta el momento, pero que con un estilo depurado y, de nuevo, único, no cae en lo lacrimógeno aun teniendo todos los elementos para ello.

 

3×07: The most powerful man in the World (and his identical twin brother)

El 3×07 de «The Leftovers» debe considerarse desde ya uno de los capítulos más importantes de la historia reciente de la televisión. Dicho esto, entiendo que, por su naturaleza, tenga sus detractores, pero esa misma naturaleza es lo que le convierte en algo único. Es cierto que la idea retoma aquel lynchniano 2×08 («International Assassin»), pero aquí la apuesta va más allá. El subconsciente de Kevin es ahora el protagonista, y los adjetivos usados ya varias veces de extravagante, genial y espectacular se quedan esta vez absolutamente cortos. Otras 2.000 palabras harían falta para desgranar todo lo que sucede en este capítulo, con la presencia de la inigualable Patti como punta de vértice de los numerosos personajes que vemos regresar y que habían ido desapareciendo de la serie, recibiendo aquí su merecido homenaje. Bajo un sentido del humor hilarante en algunas escenas y con una banda sonora que hace de extremo contraste en otros pasajes (esta es uno de las características marca de la casa, cómo meten canciones con el punto de dramatismo opuesto a la escena que están musicalizando), el episodio es una lucha de Kevin consigo mismo, un al fin hacer frente a todos sus temores y, sobre todo, a todos sus errores. Se podrían reseñar innumerables escenas, frases o intenciones, pero quede como colofón la escena de Kevin y Patti, de blanco inmaculado solo alterado por la sangre, contemplando la lluvia de misiles que han provocado sobre sus cabezas y sobre las de toda la humanidad. Un plano (con regusto al final de «El club de la lucha») que firmaría como cierre cualquier serie hecha o por hacer. Y por si fuera poco, la postrera escena del regreso de Kevin a la realidad, tras el apocalipsis que evidentemente no llegó, en lo alto de un tejado (entroncando con el prólogo del 3×01) junto a un padre que ha comprobado cómo se le ha negado todo por lo que había dado casi la vida, sin fuerzas para encarar una nueva realidad, una nueva realidad a la que también se debe enfrentar su hijo, al fin consciente de su fracaso con Nora, es de una belleza y una profundidad descorazonadora, con «The end of the world», de Patty Duke, poniendo las notas y letras precisas, completándose un lienzo inigualable.

 

3×08: The Book of Nora

Y ante el final, ante el desenlace de unas de las mejores y más sorprendentes series de los últimos años, podíamos esperar cualquier cosa. Y lo que nos han dejado como epílogo es el más bello episodio de la serie. La sorpresa llega en esta ocasión en el tono; atrás quedaron las extravagancias, los desvaríos y los ejercicios sobre el alambre, aquí el espacio se ofrece a unos diálogos precisos y preciosos y, sobre todo, a unas interpretaciones a flor de piel. Si bien los actores siempre han estado a gran altura, el capítulo que se marca Carrie Coon en esta ocasión es para elevarla a los cielos. Sí, Justin Theroux también es de alabar, especialmente porque los planos y miradas finales propician un baile de emociones y amor imperecedero que pocas veces llega mostrar tanta verdad (y a lo de verdad y mentira vamos ahora), pero es que Carrie Coon se hace con el episodio y con la serie, por lo que si líneas más arriba otorgaba a Kevin el papel protagonista de «The Leftovers», corrijan y hagan hueco a la eterna Nora por favor.

Aparte de la sorpresa (o no) de la «salvación» de Laurie y de la belleza de la despedida de Nora y Matt, el episodio hace alarde de numerosas escenas de una emotividad mayúscula, si bien no vamos a recrearnos ahora (si no lo hemos hecho antes) en desgranar cada idea o mensaje del episodio, pero sí es de destacar que durante algunos parajes del capítulo, en el cual se da un salto temporal para situarnos junto a esa Nora envejecida del final del 3×01, toma especial importancia el tiempo, su paso y su relevancia, pero poco a poco va cogiendo empaque el duelo verdad-mentira. Durante estos últimos minutos hay varios fragmentos en los que varios personajes dudan, descreen y mienten. Y todo esto desemboca en la escena final, ese inolvidable monólogo de Nora en el que narra toda su peripecia y con el que incluso descubre cosas de la marcha repentina que a estas alturas no pensábamos que íbamos a conocer… o en el que Nora cuenta la más bella mentira para ocultar un fracaso y una vergüenza. Tomen la opción que quieran, al final la serie también habla de eso, de creencias y esperanzas, opten por la más pragmática y hagan como Kevin y crean a Nora; o abracen la opción más poética y, también como Kevin, háganselo fácil a Nora. Ambas opciones son igualmente bellas, porque el capítulo no pudo poner más hermoso remate a una serie que desde ya debe considerarse por intención y por ejecución una de las cimas de la televisión.

 

 

20 comentarios leave one →
  1. franky permalink
    06/06/2017 18:29

    pesaditos con LOST !
    se acaba una de las mas grandes series de todos los tiempos y venga a enredar con aquella, que ya ni se menciona ni recuerda pero no parais de comentar vosotros y 4 mas, y es que Lefovers de por si sola ya tiene bastante que desgranar , analizar , comentar , intuir y hasta investigar ( por lo menos en el asunto espiritual religioso), viva Perrota Lindelof Hbo y ese casting tan maravilloso que no volveremos a ver en algo similar en mucho tiempo!

    • Sergio Almendros permalink*
      06/06/2017 18:36

      Siento si te han parecido tan caprichosas las referencias a Lost. Yo creo que la sombra y paralelismos con aquella serie son evidentes y que apuntar dos o tres cosas de ello no me parece excesivo.
      De todas formas, celebro que hayas disfrutado de The Leftovers, realmente ha sido algo de altísimo nivel.

      • Potato-Potayto permalink
        09/06/2017 0:43

        Dos o tres cosas? ejem! En cualquier caso, gracias por la reseña.

  2. 07/06/2017 20:32

    Si, pero y ahora qué, madre mía, ahora qué. Que se terminan los grandes pilares así casi sin darnos cuenta. Ahora qué.
    Ojalá una edición especial con una camiseta blanca, un bloc de notas, una cajetilla de cigarrillos y unas páginas del libro de Kevin. Así, a lo grande.

    Saludos

    • Sergio Almendros permalink*
      07/06/2017 20:39

      por ahora estamos digiriendo tan bello final, atando todos los cabos y disfrutando de la tormenta de emociones que nos han brindado. pero el vacío será importante, sin duda.

  3. Anónimo permalink
    08/06/2017 15:54

    Para cuando un SpinOff desde el otro lado?

    • Sergio Almendros permalink*
      08/06/2017 19:35

      en el caso de que haya otro lado….

  4. hueylewis permalink
    18/06/2017 12:09

    Ha sido una serie prácticamente sin altibajos. Su premisa era clara desde el principio. Pragmatismo y realidad versus fanatismo y fe. La historia está muy bien lograda y las actuaciones excelentes. Que HBO continúe con este gran nivel por mucho tiempo.

  5. Herr Garrote Vil permalink
    05/08/2017 22:51

    Buena serie, pero lo que les pasa a muchas, en vez de 25 episodios con 10 hubieran contado la historia, vamos que hay muchos capítulos «paja».

    • Sergio Almendros permalink*
      16/08/2017 13:32

      no estoy de acuerdo con tu afirmación, para nada me parece esta una serie que se ande por las ramas o se regodee en su historia. por supuesto que siempre se puede hacer una serie más corta, e incluso cerrar en dos horas y hacer una película, pero se perderían numerosos matices y además, perderíamos muchas horas de gozo.
      un saludo compañero

  6. 23/02/2019 1:51

    la tercera temporada decepcionante, pesada, lenta, llena de acontecimientos y dialogos absurdos que se alargan innecesariamente, protagonismo absoluto de Nora Durst, el resto del reparto desaparece,ademases un personaje siempre con un gesto antipatico que no aguanto, ultimo capitulo roba lo que podia ser una historia espectacular y la cambia por un episodio vintage q no interesa a nadie, revelando el final en los 4 minutos ultimos alrededor de una taza de te..venga ya!

    • Sergio Almendros permalink*
      23/02/2019 10:32

      lógicamente no estoy de acuerdo con tu comentario, aunque lo agradezco y respeto.
      tengo que disentir de tu afirmación de que nora se convierte en la t3 en el excesivo centro de la serie cuando, como intenté explicar en el artículo, cada episodio casi está dedicado a despedirse de cada uno de los personajes.
      y por supuesto no comparto tu sentir sobre nora , ya que para mí es un personaje maravilloso. al igual que el episodio y la escena final.
      un saludo elisa

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