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Ex Hex e «It’s Real»: regreso al mejor rock FMenino

25/04/2019

En El Cadillac Negro nos congratulamos especialmente del cada vez más notable protagonismo de la mujer en la música actual. No está todo conseguido, ni mucho menos, pero es innegable que una gran parte de las figuras que dominan la escena contemporánea son féminas y lo mejor es que esta tendencia es transversal y, en mayor o menor medida, afecta a todos los estilos. Así, el pop y el rock del siglo XXI no se pueden entender sin nombres como las hermanas Beyoncé y Solange Knowles, Lana del Rey, PJ Harvey, Florence Welch, Sharon van Etten, Sleater/Kinney, Janelle Monáe o tantísimas otras, incluyendo una nutrida representación española (Rosalía, Soleá Morente, Silvia Pérez Cruz y un largo etcétera). Sin embargo, este fulgor que estamos viviendo no debiera apartarnos del recuerdo y homenaje hacia aquellas heroínas que abrieron camino en épocas mucho más difíciles para el género femenino y demostraron -en un estilo tan machista como ha venido siendo el rock– que podían ser tan válidas esgrimiendo guitarras como cualquier hombre. Puede parecer una perogrullada, pero esa afirmación era injustamente puesta en duda en décadas como los 60, los 70 o incluso los 80. Hablamos de pioneras tan básicas como Patti Smith, The Runaways, The Go-Go’s, Suzy Quatro, Chrissie Hynde, Pat Benatar, The Bangles y tantas otras.

Es por ello que hemos recibido con tanta sorpresa y gratitud la aparición en nuestras vidas de un disco como «It’s Real» y de una banda como Ex Hex. Porque es pinchar el álbum y retroceder inmediatamente en el tiempo cual Marty McFly hasta una época maravillosa y tan poco reivindicada hoy en día en la que las guitarras fuertes, los estribillos adictivos y las preciosas voces femeninas se mezclaban en una aleación letal de la que era inevitable quedar prendado y que fue parte esencial durante décadas de eso que se vino a llamar rock FM (mucho antes de que naciera una famosa con idéntico nombre) y que inundaba las radios de todo el planeta de irresistibles melodías, creando por el camino un sinfín de vocaciones rockeras.

Lo más sorprendente de todo es que Ex Hex no son, ni mucho menos, unas recién llegadas. La batería Laura Harris y la bajista Betsy Wright son las cómplices de la guitarrista y vocalista Mary Timony, una actívisima currante del ‘underground’ rockero estadounidense ya cercana a la cincuentena que, afortunadamente, está viendo su persistencia premiada con un reconocimiento en los últimos años que ya merecía desde mucho antes.

Interesantes bandas como Autoclave, Helium o The Spells asistieron al inicio de su carrera en la década de los 90, siempre fiel a un indie rock parco en artificios y que mostraba un equilibrio casi perfecto entre su gusto por la creación de atmósferas y otra vertiente más guitarrera y cercana al garage rock. Esta última tendencia fue ganando terreno ligeramente en la primera década del nuevo siglo, que nuestra protagonista dedicó a iniciar una muy estimable carrera en solitario, lanzando tres discos bajo su propio nombre (el último de ellos llamado, precisamente, «Ex Hex») y otro más como Mary Timony Band. Sin embargo, su gran momento no llegó hasta 2011, cuando formó parte de Wild Flag, el proyecto auspiciado por dos de las tres integrantes de Sleater-Kinney -Carrie Brownstein y Janet Weiss- durante el ‘impass’ del famoso trío y que nos proporcionó un sensacional disco homónimo, a la altura de cualquiera de las creadoras de «The Woods», pero que, sin embargo, ha quedado en un injusto olvido ante el gran éxito de la posterior reunificación de Brownstein y Weiss con Corin Tucker y ese morrocotudo «No Cities to Love» que encabezó nuestra lista de mejores obras de 2015.

La no continuidad de Wild Flag no hizo desistir a Timony, que volvió a insistir con el ‘power trio’ que nos ocupa, Ex Hex. Su ópera prima, «Rips» (2014), alabada por la crítica y demasiado ignorada por el público, puso la primera piedra en el giro estilístico de nuestra heroína, confirmando su definitiva apuesta por las guitarras, con un afortunado compendio de canciones que transitaban con estilo y firmeza entre el rock’n’roll más básico y clásico y el garaje. Sin embargo, no había prácticamente nada que nos hiciera prever lo que presenta el flamante «It’s Real», todo un homenaje al rock comercial de los 60, 70 y 80, pródigo en estribillos adictivos, grandes melodías y una producción mucho más sofisticada y ‘radio friendly’ que en sus anteriores intentos.

La inicial «Tough Enough» ya nos pone sobre aviso desde el primer momento sobre las nuevas intenciones de Ex Hex: un tema sencillo, pegadizo, con un delicioo aire a las Go-Go’s y un solo de guitarra que es puro classic rock 70’s. Pero seguimos sin estar preparados para el impacto que representa el temazo que le sigue, «Rainbow Shiner», probablemente el cénit del álbum. Un huracán hard rock, de sensacionales guitarras y formidable interpretación vocal de Timony, que recuerda en su icónico riff inicial a Boston y, en su desarrollo, a esos añorados The Darkness primerizos, dos grupos bien alejados entre sí pero coincidentes en querer llevar la contundencia rockera a las grandes masas. Esta línea hard rockera la recupera más adelante la fornida «Another Dimension», en el que sus sobrecargados coros nos llevan a un territorio más 80’s, el de las reivindicables Bangles.

Aún teniendo en cuenta el muy positivo impacto que nos ha causado «It’s Real», exageraríamos si la consideraramos una obra absolutamente redonda. Tanto la setentera «Good Times» como «Want it to Be True», muy deudora de Pat Benatar, mantienen el tono y entretienen, pero no pasan de ser meramente correctas.

Pese al acusado cambio de estilo, Timony no renuncia del todo a su pasada trayectoria y, justo en el ecuador del disco, «Diamond Drive», pese a ese homenaje en el título al grandioso David Lee Roth, se presenta como el tema más próximo a Wild Flag y por ende a Sleater-Kinney, con un rock’n’roll clásico inundado de inconfundibles tintes noventeros. Mientras, «No Reflection» relaja un tanto los ánimos en forma de medio tiempo de precioso estribillo, deudor de su trayectoria en solitario, aunque su producción ochentera acabe generando un engendro tan extraño como altamente disfrutable.

El tramo final comienza a todo trapo con «Cosmic Cave», una desenfadada y pletórica alianza entre el punk y el rock’n’roll 60’s que tanto y con tanto acierto exploraran en su día Ramones. Más suave es «Radiate», un pegadizo tema a medio camino entre el clasicismo de unas Go-Go’s y la modernidad de bandas más actuales como los Paramore de Hayley Williams. Esta onda más pop se intensifica en lo que supone el punto final de «It’s Real», una «Talk to me» que retrotrae gozosamente hasta los ‘girl groups’ míticos del soul clásico.

Es cierto que Ex Hex no inventan nada ni su último disco va a hacer tambalear los cimientos de la música moderna, pero «It’s Real» consigue algo incluso más importante: renovar nuestra fe en que un rock que aúne solidez y contundencia pueda ser también perfectamente comercial y sonar a todas horas en la radio y llegar a un público masivo si cuenta con la difusión suficiente. Y también logra reverdecer de cara a a las generaciones actuales el viejo y gozoso arte de las bandas rockeras femeninas, reivindicar el trabajo de extintas bandas recientes que merecieron mucha mejor suerte, como Young Heart Attack y The Donnas, y, ¿por qué no?, erigirse como un posible nuevo puntal del auge de la música en femenino que estamos viviendo y que esperamos seguir disfrutando por muchos años.

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