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«The Walking Dead»: en lo que nos hemos convertido

01/04/2014

The Walking Dead_Season 4 Poster

(ALERTA SPOILER: Prohibido leer sin haber visto hasta el último episodio de la cuarta temporada de la serie “The Walking Dead”.)

Los espectadores que vemos “The Walking Dead” disfrutándola sin prejuicios y no como mera excusa para vomitar frustraciones al final de cada capítulo en blogs especializados y redes sociales somos conscientes de que la serie de la AMC tiene sus debilidades, de que no es capaz de mantener un nivel sobresaliente durante toda una temporada (en gran parte debido a esa auto-imposición de llegar a los dieciséis episodios por tanda y la obligatoria cuota de “relleno” que eso implica) o que el listón interpretativo a veces es muy mejorable, pero nos mantenemos fieles a ella porque pocas veces una serie que parte de materiales genéricos tan elementales y mil veces frecuentados como el género zombi se ha empeñado tanto en explorar los recovecos morales de la naturaleza humana en una situación de apocalipsis total. Bueno, y porque los zombis molan, y porque hasta ahora siempre, incluso en su temporada más floja, “TWD” nos ha dejado un puñado de momentos memorables que compensan sobradamente aquellos menos consistentes. En ese sentido, la cuarta temporada de la ficción más vista de la televisión por cable de todos los tiempos se ha mantenido fiel a sí misma, a sus fortalezas y sus debilidades, alternando instantes sobrecogedores y aciertos plenos con minutos prescindibles y decisiones cuestionables. Es más, “TWD” ha ido esta temporada un paso más allá y se ha desafiado a sí misma y a su impaciente espectador medio con una estructura narrativa insólita y atrevida, que desde este blog aplaudimos por sus intenciones, aunque los resultados no siempre hayan estado a la altura.

Este año la midseason finale, ese punto de inflexión con el que la serie se detiene en diciembre para descansar durante un par de meses, funcionó más que nunca como un punto y aparte narrativo. De hecho, tal y como apuntaba mi compañero Rodrigo en su post “The Walking Dead: ¿cuentas saldadas?”, “Too Far Gone” vino a ser la conclusión al arco argumental del Gobernador y la prisión que en su momento se nos escamoteó en el fallido final de la tercera temporada, de manera que estos ocho episodios restantes casi podían verse como el inicio de una nueva tanda. Aquel apoteósico octavo episodio, una de esas raras cumbres que logra poner de acuerdo tanto a los fans más entregados como a los haters más estomagantes, dejaba el campo abonado para establecer unas nuevas reglas de juego y explorar múltiples opciones narrativas. Y Scott M.Gimple -recuerden, tercer showrunner tras Frank Darabont y Glen Mazzara- ha apostado por una suerte de “back to the basics”, sustituyendo los escenarios fijos de las últimas temporadas (la granja, la prisión, Woodbury) por unas vías de tren que transitarían los protagonistas supervivientes, divididos en variopintos grupos alejados unos de otros, con destino final en el misterioso santuario de Terminus.

The Walking Dead_Railroad Tracks1
Gimple y su equipo han querido aprovechar un arco argumental de transición marcado por la supervivencia solitaria en un medio hostil para volver a poner el foco sobre los personajes, para explorar desde un ángulo introspectivo lo que fueron en el pasado y reflexionar sobre lo que han dejado atrás y en qué les ha convertido el fin del mundo tal y como lo conocíamos. El objetivo es tratar de insuflarles una profundidad que, con algunas excepciones, había brillado por su ausencia durante la serie, y para ello no les ha temblado la mano a la hora de dedicarle capítulos enteros a cada uno de esos grupos, llegando a olvidarse de algunos de ellos durante dos, tres o incluso cuatro episodios. La estructura ha sido novedosa y ha supuesto una bocanada de aire fresco para la serie; otra cosa distinta es que siempre haya funcionado. Porque por cada “After” o “The Grove” que hemos paladeado –píldoras amargas y desoladoras, en sintonía espeluznante con el espíritu del cómic de Robert Kirkman- hemos tenido que tragarnos también algún “Still” -ese capítulo que se esforzaba infructuosamente por convertir a la inane Beth en una chica con enjundia de la mano de Daryl-, ejemplo cristalino de que en esta función hay personajes que no pueden soportar 40 minutos sobre sus hombros ellos solos, al menos no ya a estas alturas. De resultas, “TWD” ha sido más coral que nunca, ha repartido minutos con una equidad inédita y el protagonismo de Rick Grimes se ha visto bastante diluido, al menos hasta la season finale, “A”, donde sí recuperó los galones.

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Porque, al fin y al cabo, Rick siempre ha sido el hilo conductor de la serie, el único personaje del que uno espera que sobreviva a cualquier hecatombe aunque por el camino se deje muchos jirones, en el cuerpo y en el alma. Ha sido un Rick “de subidas y bajadas, de idas y venidas”, parafraseando a mi compañero Rodrigo, pero que finalmente ha aceptado que ese monstruo que habita en su interior y que trató de negar durante los tiempos felices de la prisión, escondiéndolo entre cerdos y lechugas, ha sido imprescindible para llegar hasta donde han llegado y para proteger a sus seres queridos. En un mundo en el que sólo sobreviven los más fuertes, en el que es imprescindible establecer algún mínimo código para mantener a raya a Darwin, Rick es definitivamente alguien a quien seguir. Y eso lo sabe Michonne, a la que los guionistas han sabido humanizar con el paso de los capítulos trascendiendo la icónica pero hueca imagen de ángel vengador de la katana de sus primeros tiempos, y lo sabe Carl, el niño obligado a marchas forzadas a convertirse en hombre pero que aún no podría sobrevivir sin el amparo de su padre.

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A Carol solo le ha bastado un capítulo, el esencial “The Grove”, para confirmarse como otro personaje al alza, otro superviviente que ha aprendido a base de dolor y pérdida qué hay que hacer para salir adelante en este nuevo mundo sin reglas. Es mérito de la actriz Melissa McBride, de las dos convincentes pequeñas que interpretan a Lizzie y Mika y –quizás por primera vez en la serie- de Chad Coleman como Tyresse, que el drama acontecido en ese capítulo sea realmente escalofriante, y el mejor ejemplo de que cuando “TWD” exhibe su mejor forma, cuando se suelta las cadenas y más se aproxima al escalofrío devastador, a la moralidad pantanosa de las viñetas de Kirkman, es sencillamente imbatible. De estos ocho episodios también sale relativamente revalorizado el personaje de Bob Stookey, aunque solo sea por el fantástico cold open de “Alone” a ritmo del “Blackbird’s song” interpretado por Lee DeWyze, uno de esos instantes hipnóticos y subyugantes que “TWD” siempre nos regala cada temporada; mientras que a los veteranos Glenn y Maggie básicamente les ha salvado la tenacidad con la que se han buscado el uno al otro hasta reencontrarse en “Us”, y a Daryl le hemos preferido cuando ha tenido que integrarse a la fuerza en el grupo de los bad asses liderados por el tal Joe (Jeff Kober) que cuando se hacía bobas carantoñas con Beth. De las caras nuevas quizás Abraham Ford (Michael Cudlitz) ha sobresalido por encima de Eugene Porter (Josh McDermitt) y Rosita Espinosa (Christian Serratos), pero precisamente a ellos la estructura narrativa no les ha beneficiado demasiado y habrá que esperar a la próxima temporada para valorarles en su justa medida. Finalmente, Sasha y Tara, pese al esfuerzo de los guionistas por conferirles alguna entidad, no han aportado gran cosa al show.

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Que Gimple haya profundizado más que nunca en los conflictos internos de los supervivientes no significa que se haya olvidado de los zombis, que al fin y al cabo es la razón por la que muchos siguen viendo la serie, aunque es cierto que su función cada vez es más secundaria, a la manera del cómic, donde hoy por hoy –y me refiero a la edición en España- han quedado reducidos a mero mcguffin, sin que por ello se resienta la efectividad de la historia. Como escenas más memorables de la temporada nos quedan aquel ataque entre la niebla al grupo de Maggie, Bob y Sasha, Lizzie jugando en el prado con una zombi, la horda atrapada entre los escombros del túnel o el desasosegante fuera de campo en el maletero del coche en el que se esconden Beth y Daryl.

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Ya desde los primeros episodios de esta tanda de ocho, casi todos intuíamos que a Terminus sólo llegaríamos en la season finale, y que sería complicado, por no decir imposible, que la temporada no terminara con un cliffhanger que dejase todo por decidir, a diferencia de las conclusiones más o menos catárquicas de las temporadas precedentes, pero lo que quizás no esperábamos es que después de “A” todavía no sepamos a ciencia cierta qué se cuece en esa extraña y falsamente idílica comunidad de supervivientes. Muchos indicios nos llevan a pensar que se trata de caníbales, y el hecho de que nuestros protagonistas terminen encerrados en un vagón oscuro nos empuja a creer que en cualquier caso se trata de mala gente, pero tampoco sabemos si estamos ante la trama sobre la que pivotará la quinta temporada o si lo solventarán en un par de capítulos y después irán a otra cosa. En cualquier caso, a tenor de lo visto en una tanda que en nuestra opinión roza el notable, con las luces y sombras habituales pero también con sus aciertos indiscutibles, mantenemos nuestro voto de confianza en Gimple. Posiblemente un “showrunner” permanente y asentado es lo que necesita “TWD” para seguir reduciendo las distancias entre lo que la serie es (que, repetimos, a nuestro juicio no es poco) y lo que nos gustaría que fuese siempre.

3 comentarios leave one →
  1. ISRAEL permalink
    01/04/2014 20:44

    Excelente resumen, Mencionaron un punto clave, de cierta manera sutil reforzado en este ultimo capitulo, por unos segundos se aprecio claramente restos humanos regados en una especie de jaula una imagen bastante sangrienta que denota una retorcida condición de los habitantes de este supuesto santuario que a mi juicio claramente denota canibalismo, cuando llego el grupo de Maggie y Glen les ofrecen alimento al igual que a Rick «carne asada», desde ya espero con ansia la 5 temporada, donde el blason que dejan sus predecesoras es cada vez mas alto, el cual con excelsa brillantes han sabido superar temporada tras temporada, reciban un cordial saludo desde México

  2. 02/04/2014 18:34

    Estupenda reseña, como siempre y casi de acuerdo en todo. Quizá la BSO es uno de los mayores aciertos, en efecto. Un placer leeros y a esperar a la 5ª temporada.

  3. monsuda permalink
    03/04/2014 14:00

    Hola,
    estupendo post!!
    A mi la cuarta temporada me ha gustado, me ha entretenido, y eso es lo que quiero de las series.Y desde luego TWD lo hace con creces, así que ningún pero….incluso a aquellos capítulos que han sido más lentos (still, after), es cierto que piensas ufff aquí con que le dedicaran 20 minutos en lugar de 43 me hubiera bastado….pero en fin han servido para que me encariñe más con los personajes, en este caso con Beth y con Carl, que una vez desaparecida Lori, eran a los que se dirigían mis «odios» y manias….
    Beth puede que tenga un buen desarrollo en la quinta a ver cómo encaminan el personaje y no se lo cargan a las primeras de cambio..y dejamos de verla como la niñera de Judith….
    Y con Carl lo mismo, en el ultimo capítulo me generó mucho cariño…
    Respecto a Bob coincido contigo que esa apertura de Alone, sirvió para que pasara de estar deseando que lo muerdan de una vez, a pensar bueno a ver hasta donde llega su personaje…
    Y si muy grande la banda Sonora de esta temporada…me ha encantado…..sobre todo oats in the water del capítulo centrado en Hershel, y serpents in my mind del capítulo en el que Rick expulse a Carol
    Respecto a los demás personajes , me ha encantado la vuelta de Rick a su rol de lider,un gran retorno y su escena con Daryl y el «you´re my brother» de lo mejor de la temporada….estos dos juntos me gustan mucho, y ahora con Abraham, Glen&Co, me preocuparía mucho si fuera un zombie….
    El capítulo the groove que todo el mundo alaba, pues a mi me pareció ok, impactante en las escenas que todos sabemos, pero al igual que el resto de capítulos tiene también muchas escenas que ni fu ni fa….No sé nunca he sido muy fan de Carol, desde luego en la temporada que más me ha gustado es en esta, su deslealtad hacia el liderazgo de Rick me ponía de los nervios….pero en esta temporada me ha gustado más, aunque también me asusta un poco, se ha convertido en toda una asesina……
    Y si después de toda esta introspección en los personajes, que aunqeu me ha gustado, ya tengo ganas de batalla y luchas….

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