«Spotlight»: ¿Retrato del periodismo de investigación?
Comienzo este artículo directamente con un interrogante, ahí, situado en el título, encabezando estas líneas que se sienten inseguras tras el visionado de un producto que quizá, sólo quizá, esté más dirigido al gremio que trata de retratar, a todo aquel, a toda aquella que se dedica al periodismo, que se ha formado en la materia y que al fin y al cabo puede confirmar o desmantelar el valor narrativo de este filme que, en lo personal, no me ha dado lo que esperaba, aunque pueda ser un problema de mantener las expectativas altas ante unas críticas más que positivas que, al fin y al cabo, acaban por condicionarnos. Para bien y para mal.
«Spotlight», dirigida por Thomas McCarthy y apoyada por un reparto jugosísimo, con seis nominaciones al Óscar en su cuenta, una de ellas a mejor película, nos narra la historia real de un equipo de reporteros del Boston Globe que durante un largo período de tiempo trabajó duro por destapar un escándalo de pederastia cometido por miembros de la Iglesia. Ese es el punto de partida, aunque aquí hay mucho de lo que hablar y probablemente no va a llover a gusto de todos.
Iniciamos esta redacción precisamente con esa interrogante: ¿es «Spotlight» un verdadero retrato del periodismo de investigación? Esa es, desde luego, gran parte de la intención, el corazón de la película, que aquí funciona como un foco, un rayo de luz casi cegador diseñado para destapar la verdad, para desvelar un misterio que no es tanto un misterio como una realidad sucia y descarnada que todos conocen y todos han enterrado. Parece centrada en ello y nada indica que no haya de ser un retrato relativamente fiel de esos trabajadores entregados por completo a una profesión, a una labor que no deja de atraer ciertos riesgos. «Relativamente», porque aunque estemos tratando un caso real, esta imagen general no deja de formar parte de la ficción, aunque sea en un grado mínimo. Forma parte de un producto que, como todos los productos, se quiere procurar vender. Además, reitero mi lejanía, el hecho de ser profana en la materia del periodismo de investigación y no conocedora de sus entresijos y funcionamiento, lo cual hace que probablemente no haya apreciado esta cinta como otros espectadores, aunque opiniones cercanas se igualen a la mía.
El imán que me atrajo hacia esta película era en realidad el escándalo, el tema que iba a mover toda esa trama y a todos esos protagonistas. Evidentemente, lo que he hallado después es más un testimonio del proceso para destapar ese escándalo que un relato del escándalo y de un tema que es necesario abordar en sí, aunque puede que en este caso el fin justifique los medios y no haya mejor manera de denunciarlo que mostrarnos lo arduo y agotador que resulta tirar del hilo para indagar sobre ello.
Si algo hay que destacar por especialmente negativo en «Spotlight» es una falta de pasión general que lo impregna todo. Para empezar, como decía en las líneas introductorias de este post, cuenta con un reparto muy jugoso pero que a la hora de la verdad no destaca fundamentalmente en nada. Mark Ruffalo, Michael Keaton, Rachel McAdams. Nombres que suenan muy alto y en estéreo pero cuyas actuaciones quedan en correctas, simplemente correctas. A veces es necesario ir más allá de lo correcto, de lo impecable, y ensuciarse un poco. Esta falta de pasión no predomina tanto en la rutina (donde lo normal, hablemos del empleo que hablemos, sea moverse con cierta inercia) como predomina en las entrevistas llevadas a cabo por el equipo de investigadores. Se están recogiendo testimonios de personas adultas que han sido abusadas sexualmente en la infancia y adolescencia y cualquier narración real de estas vejaciones tiene que resultar en la mayoría de los casos desgarradora. No es eso lo que vemos en ningún momento. Escuchamos testimonios, miramos hacia las víctimas expresar cierta rabia por lo fácil que resulta barrer toda la mierda debajo de la alfombra, pero, digamos, no nos araña como tendría que arañarnos. Todo resulta un poco plano.
La parte más atrayente del filme es, sin duda, esa oscuridad que se cierne sobre la verdad y que estos trabajadores luchan por iluminar. Lo que sobrecoge es (aunque esto no nos pille en ningún momento por sorpresa, ya que de hecho vivimos en ese mundo) que nadie quiera saber nada aunque lo sepa, que sea un secreto a voces, que la prensa, que parte al menos de ese equipo de investigadores, se haya visto obligada a buscar la aguja en el pajar cuando todo el mundo la tiene en la mano. Este escándalo lleva silenciado años y desde las más altas esferas hasta miembros de la redacción lo han sepultado por una cuestión de poder. Porque la Iglesia es poder, porque la verdad es peligrosa y revela que el lobo tiene dientes aunque regale caramelos.
«Spotlight» cuenta con sus virtudes y no deja de resultar necesaria en lo que ofrece, pero quizá no lo ofrece de la mejor manera y sus defectos acaban por pesar más de lo que deberían. Sobra decir que no entiendo del todo sus nominaciones, aunque esto es algo común, muy de todos los años. ¿De verdad imagináis a estos actores recogiendo sus estatuillas por estas interpretaciones? ¿De verdad la imagináis con el título de película del año? Aunque en el Cadillac siempre nos gusta recordar que nuestras opiniones no son un dogma, sólo nuestras propias percepciones. Así que id a verla y volved para decirnos si a vosotros os ha convencido este relato sobre el verdadero periodismo, y si es tan verdadero.
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Amigos de Cadillac. Estoy totalmente de acuerdo con vosotros.
He encontrado Spotlight una pelicula correcta, pero ciertamente carente de pasión.
Hay muchas películas a las que no se les hace un juicio de valor porque la temática es incuestionable.
Y ciertamente este es el caso.
Muy buena crítica. Os felicito
Muchísimas gracias. Es cierto que esa falta de pasión la hemos ido encontrando todos los conductores del Cadillac al ver la película, una falta de pasión que nos ha llevado un poco a la decepción. Aunque desde luego sea un filme correcto. ¡Saludos!
Genial Irene, vuelves a clavarla, sí, es cierto, por un lado quieren hablarnos de lo importante que es el periodismo de investigación y tan necesario, y por otro de la verdadera historia de como sacar a la luz un tema tan controvertido y mantenido en la oscura penumbra hasta que alguien lo sugiere en un medio y sólo a través del equivalente a nuestro Pj Ramirez que llega nuevo a la oficina como director y quiere desentrañar, (o sea, que si él no llega, a spotlight ni se le conoce, y eso que ya llevaban mucho tiempo haciendo ese tipo de periodismo) ya no sólo lo morboso del escándalo, que a él es lo que menos le importa, no, sino, las connotaciones y las consecuencias que pueda acarrear cuando se demuestre que salpica a las más altas esferas socio políticas y religiosas. Al final, un montón de víctimas denunciándolo y el cardenal responsable «ascendido» y al vaticano. conclusión, mucho ruido y pocas nueces, aunque bien realizada y gran papel, para mí de lo mejor, de Mark Ruffalo. Los demás personajes, tan sólo el director se salva por su presencia y su credibilidad, están como diluidos.