«Master of None»: per non sentirti solo
(AVISO SPOILERS: Este post habla con detalle de la segunda temporada de «Master of None». Si no has visto aún «Buona Notte», el último episodio, corrige tal insensatez y vuelve para maravillarte con nosotros.)
Aziz Ansari ha hecho magia. Ya os hablé de «Master of None» al finalizar la primera tanda de episodios emitida por Netflix en 2015, ensalzando las virtudes de esta suerte de comedia indie, su gran abanico de temas abordados y sus dardos a los clichés de género y raciales. La serie aterrizó con fuerza en la plataforma exponiendo el dilema de los treintaytantos de una generación moderna y de clase media acomodada, y ya entonces, en sus primeros pasos, dejó claras sus intenciones. Claro, que si todo aquello se nos antojó digno de destacar, ahora queda muy lejos y no esperábamos lo que habría de regalarnos en el futuro.
Reitero: Aziz Ansari ha hecho magia. La segunda temporada de su vástago ha supuesto un ascenso de calidad sobresaliente, diez entregas en bandeja de plata absolutamente exquisitas y llenas de referencias y homenajes cinematográficos. Un paseo íntimo, melancólico y acogedor a caballo entre Módena y Nueva York, una ventana a las vidas de Dev y todos los que lo rodean. Serie de autor con mayúsculas. Incluso me atrevo a afirmar sin titubeos que en este preciso momento, «Master of None» es lo más parecido a «Louie» que tenemos en pantalla. Caminemos por esas diez viñetas tan bien conectadas.
E di notte
e di notte
per non sentirti solo
ricorderai
i tuoi giorni felici
ricorderai
tutti quanti i miei baci
e capirai
in un solo momento
cosa vuol dire
un anno d’amore
#Viñeta 1
Todo empieza con «The Thief», una fotografía en blanco y negro de la estancia del protagonista en Italia, donde pasa los días con la intención de aprender a preparar pasta (recordemos que aquel fue el sueño por el que se dejó guiar tras su ruptura con Rachel), montando en bicicleta, mimando su paladar y viviendo situaciones de comedia. Treinta minutos que nos sitúan en contexto como espectadores, donde la rutina es ensueño y el robo de un teléfono móvil el fin del idilio. Claro, que en todo este galimatías maravilloso que llega a enamorarnos de manera instantánea, hay un rostro, un nombre, un amore que se extenderá de forma tan palpable como silenciosa a lo largo de los episodios. Ah, Francesca…
#Viñeta 2
En «Le Nozze», Arnold visita a su hermano del alma para masticar delicatessen (la comida va a ser una constante en esta temporada) y volver a protagonizar escenas dignas de tira cómica como pintoresco dúo. Se explorará el manejo de las aplicaciones de citas a modo de cebo repetitivo para pescar lo primero que pique, el intercambio de mensajes como interacción social. Y quizá, sólo quizá, se pretenda detener una boda, pero tras quedar atrapados en un callejón ridículamente estrecho dentro de un coche ridículamente pequeño llegaremos a aceptar, entre la frustración y las risas, que todo en la vida tiene un momento y que las decisiones ajenas han de ser respetadas. ¿Qué más da? Si al volver a Nueva York nos encontramos con una oferta de trabajo como presentador de un programa hortera de cocina, Clash of Cupcakes.
#Viñeta 3
«Religion» es un episodio muy propio y muy de la marca de identidad de «Master of None», una vuelta a la esencia de la primera temporada. Como audiencia ya somos conocedores del hecho de que Dev, criado de manera americanísima y sin avatares mayores en la vida, ha crecido notablemente alejado de sus raíces y muy al margen de la tradición. Esta tercera viñeta se centra en ese aspecto, en la persistencia familiar por hacer que la descendiencia cumpla con unas tradiciones no compartidas mientras esta descendencia se dedica a transgredirlas en secreto. Porque todos sabemos que, haya leído o no el Corán que su madre le regaló durante su infancia, no está dispuesto a renunciar al cerdo agridulce.
#Viñeta 4
Volviendo al uso de las aplicaciones de citas, «First Date» es un curioso tramo de baldosas en el camino. El protagonista de esta historia ha hecho click en los perfiles de cerca de una decena de mujeres de diferentes edades, etnias y estilos de vida y durante media hora seremos testigos de una sucesión de momentos calcados a excepción de los diálogos intercambiados y los rostros al otro lado de la mesa. Pero que no todo sea caer en la desidia, porque a veces, los encuentros sin sentido, acaban por traer conversaciones con nuestra blogger de cocina favorita, bailes al ritmo de Scatman (skiiiiii-ba-bop-ba-dop-bop) y polvos con una mujer interesantísima, aunque prefiramos obviar una sospecha de racismo por aquello de follar. Per non sentirti solo…
#Viñeta 5
«The Dinner Party» presenta la primera visita de Francesca (Alessandra Mastronardi) a Nueva York, una visita en la que Dev tiene la oportunidad de llevar a la mujer de la que se está enamorando a una gran cena organizada por el productor del teleshow basura que presenta (interpretado por un histriónico Bobby Cannavale). Tenemos a John Legend al piano aunque no se marque un «City of Stars», pero la magia está tan presente en toda esa velada como lo estuvo en el mirador de La La Land. Eso sí, aquí todo es más amargo. Francesca lleva diez años con un hombre que rara vez consigue hacerla ya feliz y Dev sabe que se tiene que marchar solo en un taxi porque la vida no es un cúmulo de fortuna.
#Viñeta 6
«New York, I Love You» es una de las principales joyas de la corona. Una sucesión de historias de personas anónimas que habitan la ciudad de Nueva York y que enlazarán al final en una sala de cine, reiterando el carácter de todas estas entregas. El portero de un edificio de viviendas de lujo que sólo quiere hacer su trabajo y que no le hablen de mangos, una joven sordomuda que discute en medio de una tienda con su pareja reivindicando su derecho al sexo oral y las peripecias con encanto de un grupo de inmigrantes que viven aglutinados en un apartamento minúsculo pero saben reírse de la vida. Es encantador, es una ventana a universos muy íntimos y la principal razón para que afirme con rotundidad que Ansari bebe del gran Louie.
#Viñeta 7
En «Door 3#», Dev recibe la buena noticia de que su programa ha sido renovado por siete temporadas y la toma como lo que realmente es: una maldición. ¿Por qué querría alguien con la ambición de llegar a ser un actor respetado encerrarse durante casi una década en un programa cuyo concepto básico es una guerra de cupcakes? Ser presentador de un delirio colorista con guión no lo hace feliz, así que tomará la puerta número tres y propondrá a su productor copresentar Best Food Friends, un programa sobre gastronomía alrededor de todo el mundo. ¿Qué podría salir mal? Además de enterarte, una vez vuestras caras están en todos los carteles de Nueva York, de que Jeff es un experto en el acoso sexual laboral, vuestros nombres están ahora relacionados y hay un hashtag en Twitter creado por una de las víctimas.
#Viñeta 8
Casi cuarenta gloriosos minutos dura «Thanksgiving», otra de las joyas de la corona centrada en Denise, en su «salida del armario», su contexto familiar y su amistad con Dev gestada en la más tierna infancia. Año tras año, ambos celebran Acción de gracias en casa de la joven, en cuya habitación tienen lugar los momentos más relevantes a la hora de forjar su relación: bailar al ritmo de un videoclip hortera, mirar embobados un poster de Jennifer Aniston, fumar marihuana o confesar que eres libanesa porque lo de lesbiana no termina de sonarte bien. Será duro para Denise tener esa conversación con su madre al llegar a la edad adulta, quien considera que bastante difícil lo tiene ya su hija siendo mujer y negra como para ser también homosexual. Tocará aceptar, vivir situaciones incómodas, envejecer y cargar las tintas cuando tu mejor amiga está en apuros. ¿No trata un poco de eso la vida?
#Viñeta 9
«Amarsi Un Po'» es una pequeña maravilla que se extiende durante una hora completa, una muestra de amor a la italiana, de los dilemas, de las decisiones que uno tiene que ir tomando en la vida. Francesca vuelve a la gran ciudad y, de entre todo el tiempo de calidad que llegan a pasar juntos, cabría destacar una jornada de encierro por culpa de la nieve donde vuelve a surgir la magia, magia real envuelta en tristeza. Hechizante ese baile compartido acunado por «Un anno d’amore», por la voz de la gran Mina. Hechizante ese beso a través del cristal que vuelve a gritar un homenaje cinematográfico. Hechizante el tono melancólico que lo impregna todo, el pellizco en el estómago de haberte enamorado cuando sólo has estado con un hombre en la vida y no conoces otras circunstancias, el pellizco de haberte enamorado de la mujer que tiene que volver a Italia a trabajar en un negocio familiar y dar el «sí quiero» a un hombre que ya no le aporta nada.
#Viñeta 10
Lejos de caer en un recurso facilón que funcione como gancho en su season finale, «Buona Notte» mantiene una continuidad con la historia previa y no se da ninguna prisa. Se regodea en el martilleo constante del sopesar cada detalle antes de actuar, de escoger un camino. Se regodea en la tristeza natural y a la vez lanza el mensaje claro, de los labios del propio creador, de lo incómodo que es añorar a alguien pero, que lejos de todo el romanticismo, sabe que no va a morir de amor y que en unos meses llegará a estar bien, aunque ahora escueza. Y no hará falta, tal vez, todo eso tendremos que aprenderlo cuando la tercera temporada vea la luz, porque Francesca decidirá que por mucho encanto que pueda reflejar en una película de Benigni, su ciudad pequeñita la asfixia un poco. Decidirá que no puede quedarse con alguien por costumbre. Decidirá que, por mucho temor que ahora le infunda, igual llega el momento en la vida de hacer lo que queremos hacer, y, por qué no, de tener sexo con alguien diferente, algo que se puede percibir como el mundo entero cuando has vivido treinta años en un estado estático.
Asiz Ansari está reafirmando su talento y su gran capacidad como autor en un producto que brilla en su propia sencillez. Nos ha dejado una temporada encantadora, bañada en homenajes al neorrealismo italiano y en la que ha vuelto a caminar por temas extraordinariamente mundanos que forman parte de nuestro existir rutinario. Diez entregas que pueden considerarse un todo maravilloso pero destacan en sus virtudes individuales, como viñetas que pueden disfrutarse incluso fuera de contexto. Allora…
Ha sido una temporada redonda.
Gran análisis!
Una gozada episodio tras episodio. ¡Muchas gracias!
Lo de “Un anno d’amore” y la escena del cristal no es en el capítulo 9 como dices, es en el 10.