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Belako y Morgan, dos huracanes para azotar la escena del rock nacional

05/04/2018

Y cuando ya más o menos teníamos reordenadito el panorama musical español, un efervescente y emocionante panorama que ha replanteado usos y disfrutes, que ha reafirmado a algunos, ha confirmado a varios y ha olvidado a otros muchos, pero que indudablemente vive un gran momento, han llegado dos bandas relativamente nuevas y han conseguido que nos replanteemos de nuevo el croquis. Hablamos de Belako y Morgan, dos grupos cuyo principal y quizás único elemento en común es que tienen una voz femenina (en inglés casi siempre) al frente, pero que sí coinciden en que rápidamente, con su tercer y segundo disco, respectivamente, se han colocado como dos de las propuestas más atractivas del escenario rock patrio.

Porque si más o menos ya habíamos aceptado que la segmentación entre indie y mainstream era cosa del pasado, que en la primera división se encuentran tanto vacas sagradas y legendarias como Bunbury, Loquillo o Amaral como bandas procedentes de los círculos alternativos como Vetusta Morla, Los Planetas o Love of Lesbian, con además nexos de unión entre ambas ramificaciones, pero con otro pelotón secundando o ya casi adelantando a estos dos bloques, con por ejemplo Leiva, Quique González o Iván Ferreiro en un lado y Viva Suecia, Sidonie o  León Benavente en el otro, dónde carajo metemos a estas alturas a un par de grupos que aparecen cantando en inglés (como si estuviésemos en los 90, ¡o en los 60!) y cuyas evidentes reminiscencias anglosajonas quedan definitivamente alejadas de los planteamientos y ramalazos cada vez más mediterráneos de la escena musical española. Un par de grupos que además en poco tiempo han demostrado que la evolución no siempre está emparejada con la madurez, ya que desde sus primeros acordes hicieron gala de una personalidad e inteligencia sonrojante para el resto de los grupos noveles. Así, como ya hemos apuntado que musicalmente Belako y Morgan no comparten demasiadas similitudes, vamos a acometer las reseñas de sus últimos trabajos de forma individualizada (pero igualmente emocionada).

Belako
«Render me numb, trivial violence»

No disimulamos al afirmar que Belako es una de las bandas nuevas españolas a las que más cariño tenemos en El Cadillac Negro (o por lo menos el arriba firmante). Ya desde sus inicios, como apuntamos en su día aquí, nos llamó la atención su postpunk mezclado con grunge y la rabia y fuerza de unas canciones totalmente acorde a su insultante juventud, pero vislumbrando ya un interés por evolucionar y experimentar; esto se confirmó con su segundo álbum, también reseñado aquí, en el que se confirmaron las buenas noticias y todo lo interesante que se les intuía. Y de un plumazo, casi sin espacio para que las críticas vendieran en algún momento eso de «la llegada de la madurez», con su tercer disco entregan una obra gigantesca, compleja, inteligente, oscura y con abundantes destellos ya de, ojo, genialidad.

Preguntarse por los casi adolescentes que hace unos años rabiaban a guitarrazo limpio no tiene mucho sentido cuando en realidad poco ha cambiado en ellos y el desarrollo que está teniendo el sonido de la banda resulta natural y coherente pero a la vez sorprendente. Y lo que en su segundo LP, «Hamen», podría venderse como una introducción de sonoridades electrónicas, en este «Render me numb, trivial violence» ya se muestra como un sonido completamente identificable dentro de su cada vez mayor apertura de miras. Porque si de los dos ep’s que publicaron tras su debut con «Eurie» llamaba la atención el uso de programaciones y sintetizadores y en «Hamen» se atrevían con apuntes bailables, ahora todo eso se ha incrustado en Belako, apostando además por nuevos ritmos e instrumentaciones, curiosamente cuando la personalidad del grupo aparece más definida, cuando parece que una vez hecho acopio de valor para no estancarse vuelven a mirar a los inicios ya con la mochila llena.

Centrándonos en su nuevo trabajo, la primera parte del álbum es quizás la que menos sorpresas abarca, la que presenta a unos Belako más reconocibles a través de cuatro temazos que van virando cada vez más a sus inicios garajeros, comenzando con la gran apertura que resulta «Maskenfreiheit», pasando por las irresistibles «Lungs» y «Two faced simulation», hasta llegar a ese espléndido y sobrecogedor alegato contra la violencia de género que es «Over the edge».

A continuación llega el tramo más arriesgado y también el que creo que contiene los detalles más extraordinarios y encomiables del disco. Así, tras la megaexperimental «Nice church», Belako azota con una triada acojonante formada por «Stumble», «Stumble II» y «Strangers in a box», tres temas de tempo relajado e importantes atmósferas, introduciendo novedades tanto rítmicas como sonoras e incluso de texturas. Un gozo tanto por el resultado como por la apuesta en sí. El órdago sigue presente con el primer single, «Render me numb», sin duda una elección valiente ya que, aunque el tema está bien surtido de guitarras, su estructura está en las antípodas de lo que de un primer single pudiera esperarse. Y bien pudiera haber finalizado el disco con «The fiend thinker», donde los sintetizadores y ritmos bailables aparecen con más descaro que nunca en este disco, con un punteo marca de la casa y con un final bien en alto.

Pero Belako ha querido dar una vuelta más de tuerca al disco, terminando con tres revisiones de su cancionero (en su tercer disco, ¡qué osadía!). Si casi la única pieza particularmente lenta que habían grabado hasta ahora era el «Something to adore» presente en «Hamen», es precisamente ese corte el que eligen para revestirlo, además tomando los ropajes más cercanos a su debut con «Eurie», tornando aquella balada en un rock de garaje de manual; la segunda versión de su propio repertorio es «Hegodun Baleak II», donde reescriben el corte en euskera incluido también en «Hamen», de nuevo cantado por el guitarrista de la banda, Josu, esta vez con menos transformación y más juego de instrumentación; para finalizar con «Maskenfreiheit II», la segunda parte del tema con el que se abría «Render me numb, trivial violence», ahora sí, con todas las hechuras de epílogo, de cierre de círculo, consiguiendo que un trabajo tan variado y arriesgado quede cerrado y con intención y apariencia de obra. De obra excepcional.

 

Morgan
«Air»

Si de Belako resaltábamos la rapidez con la que su propuesta se ha hecho un hueco entre la audiencia, Morgan ha incluso superado esa urgencia con «Air», su segundo disco. Y es que después de la publicación casi susurrada de su debut, «North», sus canciones fueron calando tan lenta como súbitamente, sin hacer ruido pero dejando su impronta en cada paso que acometían. Así, la banda de la chica que cantaba con Quique González aquella maravillosa (que ella convertía en mágica) «Charo» se fue labrando su camino de forma discreta pero firme, y cuando ha llegado el momento de presentar sus nuevas canciones se ha encontrado con un público bastante amplio deseoso de conocer la trayectoria de una banda aún en desarrollo. O no, ya que lo que ha confirmado este «Air» es que, más allá de las diferencias que encontremos con «North», la identidad de Morgan es la base sobre la que se asientan unas canciones que beben de los sonidos más tradicionales pero que gracias a esa definición y personalidad resultan ya plenamente identificables con ellos. Pero si algo determina el sonido de Morgan es la voz de Nina, la increíble voz de Nina, una voz deslumbrante en su robusta fragilidad, que te eriza cuando desafía potente y te quiebra cuando se rompe. Y alrededor de ella, un torrente de influencias que se nutren principalmente del soul y el blues norteamericano, pero donde también aparecen destellos de americana, de funk, de jazz, de r&b, de raíces y de pop.

Básicamente esa era su propuesta en su ópera prima y esa sigue siendo su apuesta en «Air», un álbum que se presenta más luminoso que su predecesor y que, pese a reducir su número de cortes, amplía ligeramente su paleta de colores. Ya con la extraordinaria apertura que es «Planet Earth» se apuntan las primeras novedades (a la vez que las líneas continuistas), con un corte de importante desarrollo instrumental que se atreve además a dejar los dos últimos minutos a apuntes casi de rock progresivo a lo Pink Floyd. Los toques souleros no tardan en aparecer con «Oh oh», una maravilla de canción de estribillo adherente, para mantener el espíritu y el ímpetu bien arriba a continuación con el primer single, la bailona y funkyloide «Another road (Gettin’ ready)», posiblemente la composición que estilísticamente más sorprende, teniendo además la osadía de lanzarla como primer single:

Las cosas vuelven a calmarse con otra de las canciones importantes del álbum, «Sargento de hierro». Después de comprobar cómo el único corte en español de su primer disco, «Volver», colocado a modo de bonus track, se convertía en una de las favoritas de sus seguidores, en esta ocasión han dado a la única concesión al cambio de idioma un lugar privilegiado en el track-list (y me atrevo a pronosticar que en un futuro los temas en español irán adquiriendo más protagonismo numérico). La canción resulta tan emotiva como cabía esperar, arrancando en balada a piano e introduciendo poco a poco capas de instrumentos hasta terminar casi en big band. A continuación, «The child» entroncan con los tonos y colores de su primer disco, un blues de manual, delicado y firme, con los vientos dando el cuerpo justo y con la soulera voz de Nina logrando destacar sobre el muro sonoro, tanto en las partes íntimas como cuando necesita sacar pecho.

«Blue eyes» tiene las guitarras más poderosas del disco, siempre controladas, para un corte de continuos altibajos que ejemplifica perfectamente el poder y robustez de Morgan como banda. Pero si en «Blue eyes» destaca el grupo en su conjunto, Nina vuelve a acaparar los focos en «Be a man», un blues de instrumentación arrastrada con unas guitarras que después de acompañar tienen casi que socorrer a la voz quebrada de la cantante, que vuelve a levantarse para poder cerrar la composición acompañando a sus cómplices seis cuerdas. De la emotividad pasamos a la celebración con «Flying peacefully», un soul luminoso que da paso al escalofriante cierre que supone «Marry you», una canción que por sí sola ya vale un disco entero, seis minutos de pasión contenida y desbordada, con una voz tan potente como a punto de quebrar, con una guitarra blues como primer y solitario acompañamiento y con la congregación de todos los demonios de Janis Joplin como rampa de salida para que la banda al completo muestre todo su potencial, por si a estas alturas había quedado alguna duda de él.

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6 comentarios leave one →
  1. 10/04/2018 0:01

    Me encantan los dos, a Belako les tengo especial cariño, los escuché por casualidad allá por 2012 en una exposición de arte, estaban al fondo y, por supuesto apenas me paré a ver un par de obras, porque a la primera canción me quedé enganchada, allí con cuatro amigos y su familia sonaban grandes, impresionantes en su juventud y energía.
    A Morgan lo tengo que escuchar un poco más.
    Gracias por compartir.
    Saludos.

    • Sergio Almendros permalink*
      10/04/2018 11:00

      gracias a ti por pasarte por aquí y dejar tus palabras

  2. Socretino permalink
    10/04/2018 13:28

    Es la primera vez que veo utilizar la palabra «acojonante» y no sentirla como una palabrota… :)

    Belako son GRANDES. He ido a 4 conciertos suyos: en la sala Barceló en el 2015, en el DCODE y en la Joy Eslava en el 2016 y, el último, hace poco en Alicante, concierto memorable en la mini-sala Stereo. BRU-TA-LES.
    Curiosamente, me suenan mejor las canciones de «Render me, Numb…» en directo. No me ha entrado todavía el disco en las múltiples escuchas que he realizado. Indudablemente será una maravilla pero me gustan más los dos anteriores.

    Con respecto a Morgan, es una maravilla de voz y de concepto. No hay nada así en España salvo Tulsa o Marem Ladson, pero no llegan a ser tan buenos. Me gustan y me gustará ver dónde acaban, si en el Wizink Center (como Izal o Vetusta Morla) o en la sala Siroco. Independientemente donde sea, le doy un merecido aplauso a este gran disco que se han currado.

    Gracias por vuestra preocupación con la música de calidad.

    • Sergio Almendros permalink*
      10/04/2018 13:55

      gracias por tus palabras Socretino, y por escuchar las palabras

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