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«Into the Woods»: cuentos no tan asombrosos

23/01/2015

Into the Woods_1

Hace ya trece años que se estrenó “Chicago” (2002), la cinta que abanderó la moda del trasvase del musical de Broadway hacia Hollywood y que triunfó allí donde “Moulin Rouge” no pudo hacerlo doce meses antes que ella, en la lucha por el Oscar a la Mejor película. Sin ser ninguna obra maestra (ni probablemente superior a ninguna de sus contendientes en aquella 75 edición de los premios de la Academia), “Chicago” aún luce como el mejor filme de Rob Marshall, un tipo que nunca ha vuelto a brillar como en aquel debut, aunque tampoco es que desde entonces se haya prodigado demasiado. “Memorias de una Geisha” (2005) y “Nine” (2009) eran producciones engalanadas e ideadas para volver a optar a los grandes premios pero que bajo su exuberante superficie se quedaban a medio camino de muchas cosas. Marshall no es un director genial ni tampoco posee una gran personalidad aunque sí ha demostrado ser solvente y eficaz a la manera de un Ron Howard, pero incluso ese valor quedó en entredicho cuando se pasó al “blockbuster” más comercial para tomar el testigo de Gore Verbinski en la hipertrofiada franquicia de “Piratas del Caribe” y encargarse de perpetrar el peor episodio de la saga, “En mareas misteriosas” (2011), lo cual ya tiene su mérito. Tras ese traspiés que estuvo a punto de quebrar toda su reputación, Marshall ha preferido volver a su zona de confort, regresar al territorio del musical que tan bien conoce y adaptar otra de esas obras que triunfaron en Broadway y que todavía no habían dado el salto a la gran pantalla.

La elegida para la ocasión es “Into the Woods”, obra de Stephen Sondheim y James Lapine de 1987 que entrelazaba y deconstruía varios cuentos populares de los hermanos Grimm desde una perspectiva eminentemente adulta. De hecho, parece ser que la versión original estaba trufada de referencias siniestras y mordaces poco aptas para el público infantil. Un servidor, que desconocía por completo su existencia, no puede calibrar el grado de fidelidad de esta adaptación, pero sí advertir que aunque mucha de esa supuesta mala baba haya quedado convenientemente dulcificada por Disney aún perviven ciertos rescoldos de acidez y violencia implícita. Tal vez por eso mismo la película de Marshall termina quedándose en una incómoda tierra de nadie y no convenza ni a unos (los adultos) ni a otros (los niños). O sencillamente lo que ocurre es que “Into the Woods” es un mejunje que en los primeros sorbos entra fácil y tiene un sabor dulce sin llegar a ser delicioso pero que según sigues tomándolo se torna indigesto y te empalaga hasta el punto de desear regurgitarlo.

Into the Woods-Cenicienta-panadera

Y es una lástima que la película se hunda de la manera en que lo hace después de su primera hora porque hasta ese momento “Into the Woods” funciona razonablemente bien en su concatenación musical de las clásicas (y ya muy trilladas) historias de Caperucita Roja, Jack y las judías mágicas, Cenicienta y Rapunzel, unidas todas ellas por un cuento de nuevo cuño protagonizado por un panadero y su esposa, descorazonados porque no pueden tener hijos a causa de una maldición. Esta primera mitad no va sobrada de originalidad pero sí posee vis cómica, frescura y agilidad que permiten que el espectador se sumerja con facilidad en la propuesta. El rumbo elegido por Marshall es un tanto caótico, pero el director y coreógrafo se aferra a los deslumbrantes placeres de la dirección artística, el diseño de producción y el vestuario para hallar en los retorcidos árboles del bosque la expresividad de la que quizás carece la historia que enmarcan. Marshall también se beneficia del esfuerzo y la energía de la mayor parte del voluntarioso elenco de actores, que desgranan con solvencia el repertorio de piezas de Stodheim, en su mayoría poco memorables o pegadizas.

Into the Woods-Witch-bruja

Es destacable la labor de una Emily Blunt que nos sigue sorprendiendo con registros desconocidos y que sigue cargándonos de razones a los que la vaticinamos un brillante futuro, pero también la de la pizpireta Anna Kendrick como Cenicienta o Chris Pine como cínico príncipe encantador, mientras que lo de Johnny Depp como el Lobo feroz se queda en un simple cameo del provisionalmente retirado actor en uno de sus típicos roles extravagantes que le exigen poco esfuerzo y le llenan los bolsillos. Mención aparte merece, claro está, Meryl Streep como la Bruja que anulará el hechizo que se cierne sobre los panaderos a condición de que le consigan una serie de objetos. Es indudable que esta mujer, haga lo que haga, siempre va a estar bien, puede con todo lo que la echen, todos lo sabemos, pero ¿es necesario que cada año, haga lo que haga, vuelva a estar nominada al Oscar? O los académicos son muy perezosos a la hora elegir las mejores actuaciones de la temporada o comparten una especie de coña interna para votarla en todas las ediciones, pero es palpable que la nominación por “Into the Woods” solo se entiende porque es Meryl Streep. A ninguna otra actriz le habría pasado.

Into the Woods_Jack

Pero, como decíamos más arriba, llega un momento en el que “Into the Woods” deja de ser la película simpática y apañada que era para tornarse en algo monótono y reiterativo, y coincide precisamente con el momento en el que la obra negocia lo que hay de original en su propuesta, la réplica o continuación del tradicional “…y vivieron felices para siempre”. Es en este tramo, donde los celebérrimos personajes tienen que lidiar con las consecuencias de sus actos y afrontar que en el mundo real tal vez no existen los finales dichosos, cuando la cinta se pierde en una sucesión de situaciones atropelladas y absurdas que parecen no tener fin. Dos horas terminan resultando soporíferas para una supuesta subversión o desmitificación de los arquetipos de los cuentos de hadas que a estas alturas hemos visto ya muchas veces, y de forma más incisiva, en distintos formatos (desde la ya lejana “Shrek” hasta las “Fábulas” del fantástico cómic de Mark Buckingham). Incluso el omnipresente escenario del bosque, tan hipnótico y sugestivo en su primera parte, acaba por convertirse en un elemento redundante y apagado.

Ignoro si los visibles defectos de “Into the Woods” ya estaban presentes en la obra original, o si las cargas revoltosas del texto han sido ya asimiladas y superadas por la cultura popular casi 30 años después de su concepción, o si la familiar Disney no era la casa más adecuada para acoger y respaldar este proyecto, pero lo cierto es que la película no puede evitar verse como una versión fallida de unos cuentos que, en manos de Marshall, no parecen tan asombrosos.

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4 comentarios leave one →
  1. Salva permalink
    23/01/2015 13:57

    Parece que este tipo y tú estaís bastante de acuerdo…. :) y al parecer sí, la obra original ha sufrido un «cepillado» considerable al contrario de «Sweeny Todd».Las canciones de Sondheim lo poco que he visto de él se me hacen raras y no me convencen,se me escapa un poco el porqué del prestigio que tiene, ¿Quizás será por tratar temas un poco raricos y siniestros poco habituales en el musical?

    http://www.forbes.com/sites/scottmendelson/2014/12/19/review-disneys-into-the-woods-hits-a-sour-note/2/

    • Jorge Luis García permalink*
      24/01/2015 0:52

      Hola Salva; yo me siento incapaz de juzgar si Sondheim está más o menos sobrevalorado porque los musicales de Broadway, en general, no son lo mío. Sí creo que «Sweeney Todd», la película de Tim Burton, es muy superior a «Into the Woods» ((y también más siniestra y rarica) y que las composiciones de aquella, sin ser tampoco especialmente tarareables, me atraparon más que las de la cinta de Marshall. En cuanto a la crítica esa que enlazas, debe ser de las pocas en EE.UU que no la han puesto bien o muy bien; incluso el American Film Institue la incluyó en su top 10 de 2014, lo cual me parece ciertamente hilarante. Un saludo y gracias por comentar.

    • Indi permalink
      27/01/2015 16:41

      Chicos, Sondheim es un gran compositor desde lo técnico. Es muy rico en armonías,pero sus melodías, no son todo lo pegadizas a la que nos acostumbran los musicales, especialmente cuando hablamos de los de Disney. Siempre pensé que Sondheim era estupendo en dosis breves, en popurrís que reúnen las mejores canciones de sus obras, como pueden ser «Back in bussines» o «Lovely»,pero no tanto en sus obras completas. En cuanto a la crítica de la película, comparto totalmente. Me sorprendió de entrada que la hubiera tomado Disney, porque nunca fue un producto infantil. Y también me sorprende y me agota, una vez más, la nominación de Meryl Streep. Saludos.

      • Jorge Luis García permalink*
        29/01/2015 19:48

        Muchas gracias, Indi, por tu aportación. Es cierto que las composiciones de Sondheim no son pegadizas, sobre todo comparadas con las que suele haber en las películas de Disney, pero tampoco creo que Disney sea precisamente la vara de medir para los musicales de Broadway. A mí hay temas de «Into the Woods» que me gustan, como la introducción, «Agony» o «Stay with me», pero en conjunto, unido a la progresiva pérdida de interés de la trama, me fatigan bastante. Un saludo.

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