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«Ghost in the shell»: lost in translation

31/03/2017

GITS_Poster

El hombre contra la máquina, un concepto que se inició en la revolución industrial y que ha ido evolucionando a lo largo de los dos últimos siglos. Al principio se trataba de competir por demostrar quién de los dos tenía mayor capacidad de trabajo, fuerza, rapidez…pero ya a finales de siglo pasado el enfrentamiento se desplazó a un nuevo terreno: la inteligencia. En 1996, IBM lograba desarrollar un superordenador (Deep Blue) que conseguía ganar una partida de ajedrez al entonces campeón del mundo Gary Kaspárov; aunque finalmente el ruso defendería nuestra supremacía ganando el campeonato por 4 victorias contra 2 de la computadora. Supremacía que sólo un año después acabaríamos perdiendo por un contundente 6-1. La tecnología, que hasta hace pocos años evolucionaba a la par que nosotros (la conquista del espacio es uno de sus últimos referentes), empezaba a dar muestras del pulso con el que estaba dispuesta a retarnos, a demostrarnos que ya somos inferiores a ella. Desde entonces, el término ‘inteligencia artificial’ ha formado parte de nuestras vidas, hasta convertirse hoy en día en una de la más preocupantes incógnitas sobre la evolución del ser humano. Grandes figuras de nuestro tiempo como Stephen Hawking o Bill Gates no han dudado en señalar ya a la inteligencia artificial como una de las amenazas más presentes. Así, en la actualidad, podemos leer titulares que vaticinan la desaparición de la actividad humana en numerosos gremios laborales altamente cualificados, en los que seremos sustituidos por máquinas inteligentes. El cine no ha podido resistirse a este duelo ‘carne vs unos y ceros’. En algunos de esos enfrentamientos en el celuloide, el hombre salía victorioso («2001, una odisea del espacio«); en otros, las máquinas dominaban claramente la faz de la Tierra («Terminator«). Sin embargo, recuperando aquel ‘si no puedes con tu enemigo, únete a él‘, Elon Musk hacía mención esta misma semana a una posible salida de este conflicto durante la presentación de su nueva empresa Neuralink: la amenaza de que la inteligencia artificial nos haga irrelevantes y perdamos definitivamente la lucha contra las máquinas desaparecerá en el momento que aceptemos fusionarnos con ellas y poder optar a expandir nuestro potencial humano más allá de lo imaginable. A este respecto, hace bien poco hablábamos en «Logan» de los mutantes como evolución natural del ser humano, una evolución que provocaba rechazo en la inmensa mayoría la gente. Sin embargo, la sociedad que muestra «Ghost in the shell» (en España «Ghost in the Shell: el alma de la máquina«) abraza una evolución cibernética que mejora todas sus capacidades físicas, realizando una simbiosis casi perfecta entre las mejores cualidades de la carne y del metal. Mientras que nosotros, hoy en día, vivimos una realidad en la que empezamos a cuestionarnos si la inteligencia artificial debería empezar a tomar decisiones en nuestro lugar (la conducción autónoma es uno de los ejemplos más presentes); en el Tokio del 2029 que dibuja «Ghost in the shell», la línea que separa lo humano de lo robótico está más difuminada que nunca. Esa línea vendrá principalmente marcada por un concepto inherente a todo ser humano: su identidad, su alma, su fantasma o ghost.

Corría el año 1989 cuando Masamune Shirow publicaba el manga que le convertiría en un autor de culto, bajo el título de «Ghost in the shell«. Obra con claras reminiscencias a una de las biblias del cyberpunk llamada «Neuromante» escrita por William Gibson, del que le separaban apenas cinco años. Pero no fue hasta 1995 cuando tuvo su primera adaptación al cine de la mano del maestro de la animación Mamoru Oshii (ganador de la Palma de oro de Cannes y del Oso de oro en Berlín), logrando ser uno de los mayores exponentes del cine de animación japonés (junto con «Akira«) y una de las principales fuentes de inspiración del cine de ciencia ficción de las últimas dos décadas, contando con Steven Spielberg, James Cameron y las hermanas Wachowsky entre los numerosos directores que se rindieron ante la majestuosidad visual que la película de Oshii derrochaba. En Hollywood llevaban desde 2008 intentando sacar adelante una versión en imagen real que no terminó de coger forma hasta 2014, cuando Dreamworks fichó a Rupert Sanders para dirigirla y contrató a Scarlett Johansson para protagonizarla (no carente de cierta polémica, como veremos). Tras 27 años, numerosos manga, series de televisión y adaptaciones animadas, se estrena hoy en nuestras pantallas la ‘traducción‘ a occidente de una obra excelsa, con el presupuesto y reparto suficiente para convertirse ella también en un referente para las nuevas generaciones. Que lo pueda conseguir o se convierta en un proyecto fallido será lo que analizaremos en las siguientes líneas.

GITS_Ciudad

En una ciudad en la que gigantescas corporaciones se disputan con el gobierno el control de la sociedad , la comandante Motoko Kusanagi (Johansson) a la que todos llaman ‘Mayor’, dirige un grupo operativo de élite llamado ‘Sección 9’ consagrada a detener a los extremistas y criminales más peligrosos e impedir ataques terroristas cibernéticos. La ‘Mayor’ es un cíborg como los muchísimos que pueblan la sociedad; pero con una diferencia que la hace única respecto a los demás, ella aún mantiene su cerebro humano. Por tanto, junto a la directriz de obedecer ordenes de sus superiores, también puede realizar razonamientos más allá de lo que la inteligencia artificial es capaz. Estas cualidades serán vistas por sus desarrolladores como una oportunidad de estudiar la íntima cohesión del humano y la máquina. Mientras que, para otros, ‘Mayor’ es vista como un producto, un nuevo tipo de arma. En la actualidad, la ‘Sección 9’ se enfrenta a un enemigo cuyo objetivo principal consiste en anular por todos los medios los avances de Hanka Robotic en el campo de la cibertecnología. Dicho villano al que la ‘Sección 9’ trata de identificar y detener responde al nombre de Kuze, un personaje perteneciente a la segunda temporada del primer anime y que supone la primera diferencia destacada respecto al original animado del 95, donde el antagonista era «Puppet Master». Pero, ¿qué hay detrás de estos ataques?, ¿qué motivaciones tiene el supuesto terrorista?, ¿es realmente un terrorista o es una amenaza sólo para una parte del sistema?. Se inicia así una trama en la que, cuanto más profundizamos en la investigación, más vamos conociendo a la protagonista.

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El título (que en España también hace mención a «The Ghost in the Machine«, libro de psicología filosófica escrito en 1967 por Arthur Koestler) es básico para entender el mensaje principal; que no es otro que mente y cuerpo (espíritu y carcasa) son entidades independientes. Planteando una interesante diatriba entre la existencia corpórea y la espiritual o mental, entre el continente y el contenido, poniendo el foco sobre un tema tan apasionante como la transcendencia de la mente. Así, en el año 2029, los humanos han aceptado las ventajas de contar con sustituciones cibernéticas en su propio cuerpo. Conviviendo en una red de forma paralela a la realidad. No una red como el internet que tenemos en nuestros días; sino una red donde realmente nuestra conciencia puede coexistir, logrando algo tan largamente anhelado como la inmortalidad de nuestra ‘alma‘ más allá de la carne que habita.

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La segunda diferencia destacada en esta adaptación en imagen real es, obviamente, los rasgos de la protagonista. Scarlett Johansson, que apenas cuenta con 32 años, tiene ya una carrera a sus espaldas que es un referente para muchas de sus compañeras de profesión. Habiendo participado en grandes títulos como «El hombre que susurraba a los caballos«, «Lost in translation«, «La joven de la perla«, «Match point«, interpretando a la Viuda Negra en la saga Vengadores de Marvel, «Hitchcock«, «El truco final«, «Under the skin«, «Lucy«, «¡Ave, César!«, por no hablar de su interpretación en el doblaje de «Her» y «El libro de la selva«. Con esto queda claro que si Scarlett contó en el pasado con el beneplácito de directores del calibre de Woody Allen, Christopher Nolan, Brian De Palma y los hermanos Coen, su capacidad para protagonizar «Ghost in the shell» está fuera de toda duda. El hecho de que un personaje asiático acabe interpretado por una actriz caucásica viene marcado por una palabra: miedo. El miedo de los productores a meter más de 170 millones de dólares en una producción que sea interpretada por una actriz oriental poco conocida en gran parte del mercado al que va dirigida la película. Por eso optaron por una cara tan conocida y publicitada como la de Scarlett Johansson. Lo que, para un fan, ya no debería ser tan comprensible es que (tanto en el film, como durante la promoción internacional), se haya evitado de forma chapucera mencionar el nombre del personaje protagonista. Definir a Motoko Kusanagi permanentemente por su rango militar (‘Mayor’), es sin duda una de las maniobras más desastrosas e improvisadas (iniciada cuando se anunció la participación de Johansson) de los últimos años. Es ridículo ver a la propia actriz comunicarse por radio con su equipo mediante un «aquí Mayor», cuando debería ser «Motoko Kusanagi» o «Mayor Kusanagi»…y más cuando durante la película incluso se intenta justificar el contraste entre sus rasgos faciales y su nombre. El ejemplo de Tilda Swinton, a la que denominaban ‘el anciano’ en «Doctor Strange» sin que supusiera más problema, debería haber sido suficiente para no tropezar de esa forma tan burda en un tema tan simple.

El reparto de «Ghost in the Shell» lo completan Pilou Asbæk (que ya coincidió con Johansson en «Lucy»), Takeshi Kitano (que no aparecía en un título americano desde «Johnny Mnemonic«, curiosamente otro gran exponente del cyberpunk en el cine), la ganadora de un Oscar por «El paciente inglés» Juliette Binoche y Michael PittFunny games«, «Boardwalk empire» y «Hannibal«), quienes tendrán que hacer lo que puedan con unos caracteres unidimensionales.

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La tercera diferencia es que el film que hoy se estrena dedica una notable parte de su metraje a la acción (en parte, como el manga original de Masamune Shirow); mientras que en el anime de 1995 la violencia era puntual. Por esto, mientras que Kusanagi en 1995 es una sigilosa agente asesina que, equipada con un traje invisible, se introduce en un edificio y dispara una única bala para matar a su objetivo, huyendo rápidamente del lugar; la Mayor de 2017, se convierte en una especie de ‘Terminatrix‘ capaz de quebrantar las leyes de la física para trepar por las paredes mientras vacía cargador tras cargador.

La compañía de efectos especiales Weta Workshop (fundada por Peter Jackson para la trilogía de «El señor de los anillos«) es la responsable de asombrar al espectador y asegurarse de que (visualmente hablando) esta adaptación esté a la altura de su predecesora…aunque no en imaginería y originalidad pues, lo que deberían ser guiños al conocedor de la obra original, acaban siendo copias plano por plano de gran parte de los set-pieces del anime (la caída libre del inicio, la pelea en el agua o el combate contra el tanque araña). Por si no fuera suficiente con esto, también se prescinde (hasta los títulos de crédito finales) de la asombrosa banda sonora que compuso Kenji Kawaii en su día.

La película, con la intención de diferenciarse y escapar de la larga sombra del anime de 1995, acaba eligiendo los peores aspectos para lograrlo. Concluyendo en un quiero y no puedo, una extraña mezcla entre los excesos de la saga «Matrix» (principalmente de sus secuelas) y la simplicidad de «Yo, robot» frente a la obra que la inspira, todo ello desarrollándose en una megalópolis propia de un «Blade Runner» con esteroides en el que todo está absurdamente recargado sin motivo; cuando precisamente «New Port City» era, en la adaptación de 1995, una ciudad con una construcción realista.

GITS_Ciborg

En el anime de 1995 se hablaba de cómo la tecnología llevaba años cambiando la forma en la que nos relacionamos unos con otros, llevando a la pantalla las principales premisas del cyberpunk, dibujando de forma recurrente a individuos luchando en solitario contra todopoderosas corporaciones y oligarquías, infinitas redes de datos a las que los humanos nos conectábamos físicamente, amenazas en la sombra, masivas urbes donde la tecnología inunda todos y cada uno de los apartados de nuestra existencia…para acabar culminando alrededor de la eterna pregunta sobre el sentido de la vida. Llegados a ese nivel de perfección tecnológica, ¿cómo podrías saber que tú mismo no eres artificial?. Componiendo una provocadora duda existencial a la que nadie podría responder sin replantearse antes la base de lo que entendemos como ‘vida’. Cuestión que, cuatro años después, «Matrix» ya simplificó lo suficiente para atribuirlo cómodamente a la realidad que nuestros sentidos son capaces de dibujar, mostrando su incapacidad para diferenciar los impulsos eléctricos provocados por un entorno real, de los generados por un entorno simulado. Concepto el de cuestionar la realidad que ya planteaba en el siglo XVII Descartes.

Your desire to remain as you are is what ultimately limits you.

GITS_Kuze

Es precisamente «Matrix» una de las películas más deudoras del film de Mamoru Oshii. De hecho, fue el visionado de «Ghost in the shell» lo que las hermanas wachowski utilizaron para convencer al productor Joel Silver de los avanzados conceptos y estilismo que querían imprimir en su saga. Así, los calcados títulos de crédito iniciales (con ese código en fósforo verde cayendo por la pantalla como gotas de lluvia), el concepto de humanos conectados a máquinas mediante puertos y sensores alojados en la columna vertebral, la posibilidad de hackear personar y usarlas para nuestros propios intereses, mostrar entornos virtuales como mundos donde desarrollar nuestra existencia y, ya estéticamente hablando, el combate en el lobby de la empresa Neocortex son una constante referencia al film de Motoko Kusanagi.
De hecho, al principio Neo es como ese basurero de «Ghost in the shell» al que le dicen que la realidad que él cree haber estado viviendo no es real, ha sido implantada para utilizarle. («Matrix es un mundo soñado creado por una computadora, contruído para mantenernos bajo control»); pero donde Matrix era una crítica al sistema (que nos aliena, nos manipula, nos controla), en «Ghost in the shell» se analiza nuestra existencia como individuo y como sociedad, algo que la relaciona más con el otro gran referente del cyberpunk que es «Blade Runner».
Una existencia que, década a década, se ha visto cada vez más acompañada por una tecnología más y más cercana a nosotros. Lejos quedan los tiempos en los que los ordenadores ocupaban grandes salas en las empresas. Tiempos que han ido acercando estas máquinas más y más a nosotros, introduciendo a las computadoras en nuestras casas (PCs), sobre nuestras rodillas (portátiles), en nuestros bolsillos (dispositivos móviles), sobre nuestros órganos sensoriales (en forma de gafas de realidad virtual y wearables), en nuestro interior (con órganos artificiales impresos y plenamente funcionales). Ante esta evolución es difícil negar la evidencia de que mañana tendremos extremidades potenciadas y sentidos superdesarrollados gracias a la tecnología. De igual forma, es innegable que todo el conocimiento se encuentra ya en internet, por lo que el siguiente paso lógico es poder volcar toda esa información de forma rápida y eficaz en un soporte que nos permita utilizarla de forma inmediata para nuestros intereses. Y no hablo de descargarla en dispositivos, sino de alojarla en nosotros mismos («Johnny Mnemonic») y asimilar instantáneamente («Matrix») toda el conocimiento e información que deseemos. Siguiendo esta evolución, llegaremos a un punto en el que sera complicado diferenciar lo que es humano de lo que no; identificar qué hito de esta sustitución cibernética determina que hemos dejamos de ser humanos. Saber si, la posibilidad de convertir todo nuestro cuerpo en una máquina pero seguir contando con recuerdos, nos seguirá catalogando como humanos. Y, llegados a ese punto en el que la perfección anatómica la alcanzaremos mediante implantes artificiales, en el que ya no tendrá sentido la competición física entre nosotros…¿daremos el siguiente paso?, ¿abandonaremos nuestro soporte físico (nuestra coraza) para alojar nuestra mente en un entorno abstracto, quien sabe si incluso colaborativo? ¿formaremos parte inmaterial de una gran y única colmena de conocimiento?.

GITS_Red

Mientras que la versión animada de 1995 requería de unos cuantos visionados para darse cuenta de lo especial que es, de la profundidad de sus planteamientos, de la fuerza con la que provoca al establecer una cercanía casi absoluta entre humanidad y tecnología, llegando a plantearnos qué hace humana a la humanidad y si puede algo creado llegar a ser catalogado como humano; la adaptación de 2017 es prácticamente plana. Donde la ‘Mayor’ demostraba dotes humanas como la curiosidad o la capacidad de asombrarse ante la obra del hombre, expresaba sus dudas transcendentales, su tormento interno, su inseguridad, su ansia por definir su persona,  a qué debe su existencia y porqué motivo no se siente parte de ninguno de los dos mundos (el humano y el cibernético), intentando encontrar cómo de cercana es ella a un humano, determinar qué ES ella actualmente; en el 2017 casi toda la motivación de la ‘Mayor’ es averiguar quién ERA ella. Lo que reduce toda las teorías filosóficas y metafísicas a una simple investigación policial sobre sus orígenes.

Para un público poco exigente, el (enorme) despliegue visual de la película y las escenas de acción pueden ser suficientes para que el resultado sea una entretenida película, sin más. Un espectador más adulto o exigente, comprobará que en el horizonte de este film no había la intención de dejarnos muchas cuestiones filosóficas que analizar después de su visionado (al contrario de lo que su título indica, este «Ghost in the Shell» cuenta con mucha máquina, pero poca alma), dejando claro que productora y director sabían perfectamente el material que tenían entre manos y decidieron eliminar todo lo que su publico no necesita saber, acabando por rodar un producto genérico que, en vez de hacer más accesibles los trascendentales temas que trata, los simplifica y limita. Esto, que no tendría por qué ser tan malo en origen (si tenemos en mente el público al que va claramente dirigido), deriva en una adaptación tan simplista de una obra con tamaña carga psicológica y filosófica, que termina resultando cuanto menos, decepcionante.

«Ghost in the shell» consigue traducir visualmente parte del mundo que la obra primigenia dibujaba. Consigue occidentalizar a una protagonista y a una obra con profunda identidad oriental. Incluso consigue traducir un film con un complejo contenido filosófico en una película de acción. Sin embargo, el alma que verdaderamente daba sentido a esta producción se perdió en la traducción.

A copy is merely a copy.
It doesn’t offer variety or individuality.
-Puppet Master-

GITS

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4 comentarios leave one →
  1. Daniel permalink
    01/04/2017 9:01

    No iba al cine desde Avatar, las únicas películas que voy viendo de tanto en tanto son GitS 1 y 2, Gattaca y alguna otra de ciencia ficción.

    He salido un poco decepcionado con este película por lo superficial de los escasos diálogos y lo apresurado de todas las escenas. Tanto en la 1 como en la 2 hay escenas largas sin diálogo, solo con música y una panorámica que te permiten tomarte un respiro para recapacitar sobre qué está pasando y maravillarte un poco.

    En esta película todo va rápido, muchos tiros y poca reflexión.

    No soy un asiduo del cine y no sé si esto es un reflejo del cine actual pero visto lo visto que tarde otro cuantos años en volver a sentarme en una butaca.

  2. José Manuel Loscertales permalink*
    01/04/2017 14:00

    Hola, Daniel.
    En primer lugar, muchas gracias por tu visita y por tu comentario.

    Yo no tomaría a esta adaptación de GitS como un referente del buen cine de ciencia ficción que vemos últimamente en las salas…porque, de lo contrario, yo también acabaría desilusionándome.

    Te aseguro que hay mejor cine de ese género esperándote y muy reciente además. Ahí tienes por ejemplo a «Her», «Looper», «Ex-machina», «Under the skin», «Coherence», «Predestination»…muchas de ellas analizadas también aquí.

    Ojalá que estas sugerencias y otros muchos títulos que hay ahí fuera consigan hacerte volver a las salas y (esperamos también) por aquí.

    Un saludo y ya nos contarás.

  3. 15/04/2017 11:36

    Muy de acuerdo con la crítica: sin haber visto la version anime, vi que esta película se quedaba a medio camino de todo. Parece mentira que en 100 minutos haya directores de cine que te lleven a sumergir tanto en una cinta y en otras como ésta, seas un mero espectador de efectos visuales.

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