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The Black Crowes, los últimos de una estirpe

14/10/2013

The Black Crowes 2013

Pues aquí están de nuevo. Tras la no por esperada menos agradable noticia de la reactivación de The Black Crowes tras otro de sus ya habituales parones, hemos podido confirmar el buen estado del grupo con la subsiguiente gira europea y su paso por España en el Azkena Rock. De nuevo tenemos algún cambio de formación, esta vez es Jackie Greene (un tipo de recomendable aunque muy poco conocida por aquí carrera en solitario) el que entra a la banda para sustituir a un Luther Dickinson (el genio que lidera los espectaculares North Mississippi All Stars) que se hizo un hueco en la historia y el corazón de los fans de los Crowes en tiempo récord. Es lo mismo, los hermanos Chris y Rich Robinson y su exquisito gusto a la hora de elegir compañeros de ruta siguen ahí y eso ya es suficiente garantía para afirmar que la Diosa Música está de enhorabuena: unos de sus más aventajados discípulos están dispuestos a alegrarnos la vida otra vez.

No vamos a pecar de nostálgicos, actualmente hay grandes grupos en su mejor momento que han tenido carreras ejemplares (ahora me vienen a la cabeza Queens of the Stone Age o Arctic Monkeys), pero no hay nadie como The Black Crowes, unos ‘clásicos’ en vida, la última de las bandas cuya trayectoria y ‘modus vivendi’ se corresponden con las grandes leyendas rockeras de los años 70 (ya saben, los Led Zeppelin, Grand Funk, Deep Purple, Aerosmith, etc.). Curriculums extensos, con sus altos y sus bajos, pero siempre con un elevado nivel de calidad, dando conciertos memorables y un único interés: la MÚSICA, así con mayúsculas. Celebremos entonces el nuevo vuelo de los cuervos negros como se merece: con un repaso a su fenomenal producción, convenientemente seccionada.

LA TRILOGÍA MÍTICA

¿Por qué será que de muchas de nuestras bandas favoritas siempre elegimos sus primeros tres discos como su mejor época? La verdad es que ahora no me veo capaz de desfacer semejante entuerto, pero lo cierto es que esta misteriosa condición se cumple a pies juntillas en el caso de The Black Crowes.

The Black Crowes Shake Your Money Maker Cover

Los de Atlanta lideraron con su espectacular debut, ‘Shake your Money Maker’, en 1990, una de las pequeñas revoluciones que anticiparon el advenimiento del rock alternativo como rey de la década y el destronamiento del ‘sleazy’, el techno pop y demás estilos que daban  preponderancia a la imagen respecto a la música. Junto a compañeros norteamericanos como Raging Slab y Cry of Love y británicos como Dogs D’Amour o The Quireboys, triunfaron en volver a poner en la palestra el rock’n’roll sencillo y natural de Roling Stones y Faces y el sentimiento del rock sureño de Lynyrd Skynyrd y The Allman Brothers, en absoluto detrimento de la artificiosidad imperante.

‘Shake your Money Maker’ es el debut soñado para cualquier banda, ya que no solo entró como un elefante en una cacharrería en las listas de éxitos, sino que mostró todas las virtudes de un grupo que ya parecía elegido para grandes metas. ‘Twice as Hard’ y ‘Jealous Again’ son dos verdaderos himnos, dos temazos idóneos para presentar en sociedad la frescura y ganas de arrasar de una banda en plena ebullición. Pero lo mejor es que el resto del cancionero permitía descubrir que los hermanos Robinson y cía eran capaz de desenvolverse perfectamente en todos los estilos: si ‘Sister Luck’, ‘Seeing Things’ y ‘She Talks to Angels’ nos mostraban su pericia cuando se ponían tiernos, y ‘Thick’n’Thin’ dejaba en evidencia que también sabían hacer rock’n’roll trepidante, los medios tiempos blueseros ‘Struttin’ Blues’ y ‘Stare it Cold’ le daban al disco un fuste de banda verdaderamente perdurable. Por no hablar de la, seguramente, gran joya del álbum: esa tremebunda versión del ‘Hard to Handle’ de Otis Redding, que recogía todo el ‘feeling’ de la canción del mítico ‘soulman’ para trasladar su sonido a los 90 y a una nueva generación de melómanos.

En 1992 los fans rockeros esperaban con expectación el segundo disco de nuestros protagonistas. La pregunta era si iban a poder mantener el nivel de su debut. Pues bien, The Black Crowes no tardaron en pulverizar previsiones. ‘The Southern Harmony and Musical Companion’ no solo igualaba a ‘Shake your Money Maker’ sino que iba dos o tres pasos más allá, mostrando ya a una banda en plena madurez, con un crecimiento musical vertiginoso, ampliando su paleta de sonidos y ganando enormemente en matices y sutileza. Desde el comienzo del álbum ya se veía que los teclados y los coros femeninos se habían vuelto protagonistas del nuevo sonido de los de Atlanta y cuando arrancaba ‘Sting Me’ ya sabíamos que estábamos ante otro clásico, un tema que bien podría haber sido un exitazo de James Brown en los 60 pero que había sido grabado 30 años después por unos casi imberbes músicos sureños. Pero era solo el principio: ‘Remedy’ y ‘Hotel Illness’ se confirmaban como clásicos instantáneos, ‘Thorn in my Pride’, ‘Bad Luck Blue Eyes Goodbye’ y ‘Sometimes Salvation’, tres temas lentos insuperables en cuanto a sabor y buen hacer demostraban el crecimiento como cantante de un Chris Robinson exultante, ‘Black Moon Creeping’ sorprendía con esa extraña y atractiva mezcla entre acordes negroides y un riff a lo Black Sabbath, ‘Time Will Tell’ era una inesperada y brillante versión de Bob Marley y, finalmente, ‘My Morning Song’ sintetizaba todo ello en seis minutos y pico gloriosos, sobre todo un ‘crescendo’ que ya está entre los mejores momentos grabados por los Cuervos. En definitiva, obra esencial de los años 90 y, para una amplia mayoría, el mejor disco de The Black Crowes.

Pero no para mi y unos cuantos seguidores más de la banda. Ese lugar corresponde a su tercer álbum, ‘Amorica’. Ya firmemente asentados en la élite del rock se podían permitir descartar un disco ya grabado porque no les satisfacía lo suficiente y ponerse a las órdenes de Jack Joseph Puig para parir esta absoluta obra maestra. Más liberados que nunca de ataduras estilísticas, The Black Crowes se pasean con absoluta suficiencia por su vastos gustos musicales y se muestran más reflexivos, con un detallismo digno de orfebre que no afecta para nada al ‘feeling’ que se respira en la audición. Los medios tiempos y baladas se imponen, aunque los fans más rockeros se pueden conformar con grandes canciones como la inicial ‘Gone’ o ‘She Gave Good Sunflower’ (¡que comienzo de tema, por favor!), mientras que los aires funkies continuaban en ‘P25 London’ y la influencia latina ya apuntada en la percusión de ‘Thorn on my Pride’ se desbordaba en la deliciosa ‘High Head Blues’. Sin embargo, la crema de la crema son esas baladas apabullantes, con inicios al piano tan preciosos como los de ‘Cursed Diamond’ o ‘Descending’ y esas dos canciones fusionadas que simplemente no hay humano que las supere: por supuesto hablo de ‘Ballad in Urgency’ y ‘Wiser Time’. Pero no podemos acabar sin recordar a uno de los sencillos de presentación más pletóricos y a la vez menos exitosos de 1994. Está claro, ‘A Conspiracy’ no era una canción destinada a las masas; ese sentimiento, ese memorable estribillo, ese absoluto derroche de facultades solo está al alcance de melómanos de pro, que disfrutan como enanos cada vez que la oyen.

DOS OBRAS MAESTRAS EN BUSCA DE RECONOCIMIENTO

Con el anterior párrafo dejamos atrás la época de auge comercial de la banda. Esto para la mayoría de los grupos sería como decir el fin de su época «interesante». No para los Crowes que, vendan millones o solo decenas de miles de copias, no flaquean ni se ven influidos por ello. La música es lo importante y así lo demuestran el disco con el que abrieron el siglo XXI y el disco con el que cerraron la primera década de la centuria: dos obras absolutamente maravillosas pese a su tibia acogida comercial.

The_Black_Crowes-Lions Cover

‘Lions’ (2001) fue el inicio del tramo de la banda fuera de las grandes multinacionales, fichando por V2 (la disquera de Richard Branson) y, deshaciéndose de las ataduras de ‘By your Side’, se metieron en una vieja iglesia y se pusieron a hacer jams bajo los auspicios de Don Was para hacer su trabajo más libres y uno de los más inspirado, algo que se nota en ese sonido tan ‘poco producido’  y rudo. Se trata de su obra más influenciada por los sonidos negros de su trayectoria con esos temas lentos tan calientes y soul como ‘No Use Lying’, ‘Miracle to Me’ y la sobrenatural ‘Lay it all on Me’, con seguramente el mejor Chris Robinson de su carrera, y el gospel de ‘Soul Singing’, uno de sus últimos grandes clásicos, y ‘Young Man, Old Man’. Menos encuadrados en ese sonido, la rockera ‘Come On’, una pequeña vuelta al espíritu desenfadado de sus inicios, y el perfecto medio tiempo ‘Losing my Mind’ hacen de ‘Lions’, en opinión de un servidor, uno de los mejores discos de la pasada década.

Ocho años después, en 2009, la sorpresa fue aún mayor, ya que tras su regreso con ‘Warpaint’ ni los más optimistas predecíamos una obra tan memorable como el primer doble álbum de su carrera, ‘Before the Frost…Until the Freeze’. Una vez asentado Luther Dickinson en la banda, los cuervos, tras encerrarse en el estudio campestre del honorable Levon Helm, volvían a ser ambiciosos y desplegaron toda su maestría en veinte canciones que no tienen un segundo de desperdicio. Compactando todas sus influencias, aunque volviendo a tirar abundantemente del clasicismo sesentero y de los dejes country de sus últimas producciones, los medios tiempos se erigían definitivamente como la gran especialidad del grupo: es imposible no adorar piezas tan redondas como ‘A Train still Makes a Lonely Sound’, ‘Houston don’t Dream about me’ y ‘And the Band Played On’, mientras que la casi discotequera ‘I Ain’t Hiding’ (imagínense algo muy parecido al ‘Da ya Think I’m Sexy?’ de Rod Stewart) y la preciosa balada ‘Appaloosa’ daban la variedad suficiente para concluir una obra definitivamente mayor.

EL DISCO DEVORADO POR LAS CIRCUNSTANCIAS

‘Three Snakes and One Charm’ (1996) ha quedado casi como un disco maldito para The Black Crowes. El cuarto trabajo de la banda fue el que obtuvo el primer bajón importante de ventas para conducirles a un nicho de mercado más modesto. Fue también la obra menos relevante artísticamente que habían hecho hasta ese momento. Como vemos, parece que a ‘Three Snakes…’ le miró un tuerto, algo a lo que no ayudó su muy mejorable portada, pero también es verdad que la justicia ha ido aflorando y ha logrado por fin el reconocimiento merecido entre los aficionados, el del gran disco que es.  Ya con un sonido plenamente reconocible, los cuervos se dedicaron a explorar desde los efluvios psicodélicos que protagonizaron la segunda mitad de los años 60 y que, además de las bandas más apegadas a ese sonido, también tuvo gran importancia en ‘gigantes’ como The Beatles o The Rolling Stones. Hay que admitir que el disco de las serpientes es el primero de la banda en tener momentos prescindibles, como esa ‘Blackberry’ que fue lanzada erróneamente como single, y que no alcanza el nivel supremo de la trilogía inicial, pero poco malo se puede decir de un álbum que comienza con un medio tiempo tan definitorio y sublime como ‘Under a Mountain’ y sigue con una majestuosa balada como ‘Good Friday’ y que termina a lo grande con la preciosa ‘Better when you’re Alone’ y ‘Evil Eye’, dejando entre medias temas tan disfrutables como ‘Nebakanezer’ o ‘Girl from a Pawnshop’. No lo duden, si en su momento lo dejaron pasar por las adversas críticas, háganse un regalo. Pocas veces una rectificación a tiempo será tan acertada.

DOS OVEJAS NEGRAS QUE YA QUISIERAN MUCHOS

No hay grupos perfectos, hasta Beatles, Stones, Zeppelin, Bowie y demás tienen obras menos llamativas, que en su día dejaron algo fríos a sus seguidores. The Black Crowes, como fieles seguidores de esa estirpe, también los tienen. Pero como pasaba con esas bandas, una obra floja suya es mejor que las de la mayoría de sus contemporáneos. Pasemos a ver las dos muy disfrutables ‘taras’ de la discografía ‘crowera’.

The_Black_Crowes_-_By_Your_Side 3

Corría 1999 y los de Atlanta y, sobre todo, su discográfica Columbia no habían tirado la toalla en el objetivo de ser una banda de primera línea, comercialmente hablando. Ello redundó en que, tras el traspiés de ventas de ‘Three Snakes…’ y los abandonos de dos miembros fundamentales como el gran Marc Ford y Johnny Colt, el regreso al sonido más desenfadado y fresco de su debut se antojara como la mejor opción. Reclutados Audley Freed y Sven Pipien y contratado un especialista en el hard rock y el heavy metal como Kevin Shirley para la producción, ‘By your Side’ no engañaba, buscaba desesperadamente alejarse de experimentos y divertir al oyente. No cabe duda de que lo consiguió: las iniciales ‘Go Faster’ y ‘Kickin’ my Heart Around’ estallaban en el reproductor con su sonido maximalista y te provocaban una agradable sensación de buen rollo, por no hablar de medios tiempos tan enjundiosos como el tema título, ‘Heavy’ o ‘Virtue and Vice’. Sí, estamos ante un buen disco, uno de los destacados de ese año, casi el ideal para que un neófito conozca a la banda. Sin embargo, estamos ante una obra ‘contra natura’ para los cuervos, tan estudiado y ‘artificial’ que nos deja sin la naturalidad, el ‘feeling’, el sabor, la imprevisible genialidad, en resumen, sin gran parte de su esencia.

Muy posiblemente, ‘Warpaint’ quede en la conciencia colectiva como el álbum menos excitante de los hermanos Robinson y Cía. Sin embargo, el contexto en el que sale un disco es clave para su recepción, como ya hemos visto, y su recuerdo entre los fans en la banda es más agradable que el de obras superiores puesto que supuso el regreso de los cuervos tras un largo hiato. Y esa alegría redundó en una mayor condescendencia: lo importante es que volvían a estar vivos y no tanto que su álbum de 2008 estuviera lejos de sus mejores obras. Con Luther Dickinson y Adam McDougall como nuevas adquisiciones, los de Atlanta sacaron su lado más ‘rootsy’ y se embarcaron en un lúcido homenaje al blues primigenio y dieron una inusual importancia al country, dando como resultado un buen álbum, con los preciosos ‘Locust Street’ y ‘Wounded Bird’ y la más animada ‘Movin’ down the Line’ como temas más perdurables y un buen nivel medio, sin desfallecimientos pero con pocas cosas realmente memorables que puedan pasar a una antología de la formación. Un álbum para los acólitos.

EN BUSCA DEL ‘LIVE ALBUM’ DEFINITIVO

Estaremos de acuerdo todos los aficionados al rock, especialmente los afortunados que han podido verlos ‘in situ’, a los que envidio sobremanera, que The Black Crowes es una de las más grandes experiencias que se pueden vivir en un concierto. Pese a ello, y a que lo han intentado con varios lanzamientos, aún estamos a la espera del ‘live album’ definitivo de la banda, ese que muestre todo su potencial, ese que se puede colocar al lado de nuestros adorados ‘Made in Japan’, ‘Live Killers’ o ‘Strangers in the Night’.

‘Live’, sí, no se estrujaron mucho las meninges en el título, de 2002, supone el intento más serio de los cuervos por lograr su gran álbum de directo. Grabado en Boston, en sus dos últimas actuaciones antes del largo hiato iniciado en 2001, supone un notable disco, con muy buenas interpretaciones de la banda, un repertorio de altura (¡cómo olvidar esa gran fiesta en la que se convierte ‘Soul Singing’, esa preciosa ‘Wiser Time’ o el fenomenal cierre con »Remedy’), pero no se tratan, ni de lejos, de los mejores shows de la banda y el hecho de entremezclar temas de ambos conciertos le hace perder la fuerza que tiene la grabación de un único recital. Un muy buen muestrario de la banda en vivo, lejos, sin embargo, de la realeza de los ‘live albums’. Tampoco podemos inscribir esta categoría a ‘Warpaint Live’ (2009), otro notable plástico que, como bien dice su título (otra vez de ingenio mayusculo) supone la interpretación completa del disco que presentaban en aquellas fechas, ‘Warpaint’. Como reivindicación de la calidad de ese plástico, lo cual parece ser la intención final del lanzamiento, funciona perfectamente: de hecho esos temas mejoran en directo. Otra cosa es que con ese repertorio (más algunas gozosas versiones, como la del ‘Torn and Frayed’ stoniano), pueda pasar de un muy buen lanzamiento para completistas. Seguramente, el lanzamiento más recomendable para gozar del repertorio de la banda en directo es ‘Freak and Roll…into the Fog’, un fenomenal DVD lanzado en 2006 que recogía un concierto en el mítico Fillmore de San Francisco en 2005, correspondiente a la gira en la que Marc Ford regresó momentáneamente a la banda y nos volvió a maravillar con su soberano estilo. Pedazo de show de principio a fin, con mención especial para una gloriosa ‘My Morning Show’ alargada y un final por todo lo alto con la versión de la mítica ‘The Night they Drove Old Dixie Town’ de The Band.

Sin embargo, nos engañaríamos si dijéramos que The Black Crowes no tienen un hueco en la antología entre los grandes discos en directo de la historia. Lo tienen y con un doble álbum en el que, paradójicamente no aparece ninguna canción suya. El temido año 2000 comenzó de forma inmejorable, con la edición del plástico que recogía uno de los escasos conciertos del tour conjunto que ofrecieron los de Atlanta junto a uno de los grandes genios del rock, Mr. Jimmy Page. La mixtura entre fuerzas tan candentes produjo una explosión musical esplendorosa en unos shows cuyo tronco principal lo formaban un repertorio perfectamente elegido y nada evidente de Led Zeppelin, unos cuantos temas de los Crowes y, para redondear, un puñado de versiones de clásicos del blues, el punto de unión más evidente entre las dos cabezas pensantes del espectáculo. Los conciertos de Los Angeles son los elegidos para conformar ‘Live at the Greek’, uno de los grandes en discos en vivo que hemos podido degustar en los últimos 20 años. A pesar de que problemas editoriales impidieron que se publicasen los temas de los Crowes tocados, el material no se resentía y era puro fuego. Los Crowes salen no solo indemnes, sino victoriosos, del difícil trance de recrear a Zeppelin, respetando al máximo su sonido pero sin imitarlo, aportando su propio sabor a temas imperecederos como ‘Sick Again’, ‘Ten Years Gone’, ‘In my Time of Dying’, ‘Nobody’s Fault but Mine’ o ‘Whole Lotta Love’, con un Steve Gorman imperial que no hace añorar al mito John Bonham, un Chris Robinson adaptando perfectamente las excelencias vocales de Robert Plant y, bueno, simplemente el Page más inspirado desde el fin de Zeppelin. Un clásico en toda regla.

the-black-crowes-jimmy-page Live at the Greek

ARCHIVOS RECUPERADOS Y CLÁSICOS REMOZADOS

Aquí puede parar el curioso que se haya leído el artículo para hacerse una idea general de lo que son los Black Crowes esos. Finalizamos nuestro repaso con dos interesantes lanzamientos para esos fans que no tienen suficiente con los discos ‘convencionales’ de su grupo favorito.

En 2006, formando parte de una serie de publicaciones destinadas a mantener fresco el nombre de la banda durante su hiato, The Black Crowes tuvieron el buen gusto de ofrecernos algo tan valioso como ‘The Lost Crowes’. los dos discos grabados pero nunca antes editados por los cuervos: ‘The Tall Sessions’ y ‘The Band Sessions’. ‘Tall’ estaba destinado a ser en 1993 el álbum que sucediera al mágnánimo ‘The Southern Harmony…’ y que posteriormente fue desechado en favor del posterior ‘Amorica’. No es que el resultado hubiera cambiado drásticamente, la continuación hubiera sido maravillosa, ya que aquí nos encontramos con versiones primerizas de buena parte de las canciones que se incluirían en su plástico de 1994, más el ‘Evil Eye’, que vería la luz en el ‘Three Snakes…’. Es cierto que es gozoso descubrir grandes canciones que quedaron en su día como caras B o inéditas, verbigracia la instrumental ‘Sunday Buttermilk Waltz’ y »Thunderstorm 6:54′, pero también lo es que el gran mérito de su descubrimiento es confirmar la impresión de que los Crowes estuvieron realmente acertados en apostar por el futuro ‘Amorica’.  Más discutible sería la opción tomada por los de Atlanta en 1997, cuando dejaron sin publicar ‘Band’, para centrarse en ‘By your Side’. ‘Band’ cuenta con mucho más interés, al descubrirnos un buen número de grandes canciones que nos quedamos sin oir y solo ‘If it ever Stops Raining’ es un claro esbozo del tema ‘By your Side’. El resto es un buen álbum, de un nivel similar a su lanzamiento de 1999 pero mucho más congruente con el sonido de los Crowes en ese momento y cercano al ‘Three Snakes…’ , conteniendo grandes temas como ‘My Heart is Killing me’ o ‘Never Forget this Song’.

The Black Crowes The Lost Crowes cover

Poco inédito vamos a sacar de ‘Croweology’, otro lanzamiento destinado a paliar el ‘mono’ del grupo durante uno de sus parones, en este caso en 2010. Sin embargo, es toda una gozada comprobar lo bien que funcionan clásicos de su cancionero como ‘Hotel Illness’, ‘Wiser Time’ o ‘Bad Luck Blue Eyes Goodbye’ en formato desenchufado, más si vienen aderezadas con alguna que otra excelente versión, como la de la mítica ‘She’ del malogrado maestro Gram Parsons.

The Black Crowes Logo

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4 comentarios leave one →
  1. 08/12/2013 10:57

    Gran y completo artículo de una de mis bandas imprescindibles. Gracias!!

    • Alberto Loriente permalink*
      08/12/2013 23:55

      Muchas gracias, Conx.

      Lo cierto es que un fan como yo de The Black Crowes no podía quedarse en una mera reseña, la verdad es que las palabras se agolpan en la mente cuando haces un post, ya sea más o menos acertado, sobre algunas de tus debilidades y creo que los Cuervos no se merecían menos. Me encanta leer que lo has disfrutado. Espero que lo logremos con muchos más artículos en el futuro.

      Un saludo

      • 12/12/2013 20:38

        Os sigo y os enlazo a mi blog; abrazos

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