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‘Conexión Marsella (La French)’: El imperio (de la droga) contraataca

10/07/2015

Conexion Marsella Jean Dujardin

Los fans del cine de gángsters no hemos tenido mucho con lo que contentarnos en los últimos años. Una vez que Don Scorsese parece haber abandonado definitivamente el género (pese a que ‘El Lobo de Wall Street’ compartía mucho de los códigos de sus grandes clásicos mafiosos), probablemente hayan sido los últimos intentos de James Gray en el género la tabla a la que aferrarse más o menos recientemente. Por eso tenía tanta fe en una producción francesa como ‘Conexión Marsella’, teniendo en cuenta que un filme de esa nacionalidad, la carcelaria ‘Un profeta’, fue una de nuestras últimas alegrías.

Constituyendo el lado galo de la trama que centraba la clásica ‘French Connection’, es decir, narrando el funcionamiento en su ambiente de la mafia marsellesa que inundó de heroína EE.UU en los años 70, contra lo que luchaba el inolvidable Gene Hackman de la película de William Friedkin; la titulada en España ‘Conexión Marsella’, aunque cuente con el mucho más convincente original de ‘La French’, nos procura de entrada una sensación ambivalente al contar con todos los ‘tics’ que presuponemos al género: recreación ‘glamourosa’ de la época, míticas canciones setenteras como banderín de enganche, un villano interpretado por alguien tan (demasiado) evidente como Gilles Lellouche… Por un lado, uno se siente tan a gusto como cuando vuelve a casa tras un largo viaje; por el otro, todo suena un tanto postizo, con la intención demasiado clara de epatar al aficionado.

Sin embargo, una vez que nos adentramos en su absorbente argumento, ‘Conexión Marsella’ comienza a dar señales de que tiene una identidad absolutamente propia.  Partiendo del perfectamente recogido contraste entre ese peligro soterrado, esa digna fealdad que transmite Marsella y la belleza de su colindante Costa Azul, el filme del más que prometedor Cédric Jimenez (ya rodando su debut en Hollywood) traza una ambiciosa visión panorámica de todas las implicaciones del exitoso imperio de la droga. Si algún precedente claro tiene ‘Conexión Marsella’ es ‘Los Intocables de Eliott Ness’, con ese idealista fiscal Pierre Michel (Jean Dujardin) luchando, muchas veces solo ante el peligro y con una familia a la que mantener y dejar al margen de su trabajo, contra un poderosísimo grupo encabezado por el napolitano ‘Tany’ Zampa (Lellouche) y apoyado por gran parte de la ciudad y puestos claves de los estamentos policial y político locales.

LELLOUCHE

El guión funciona perfectamente a la hora de ir hilando las muy diferentes tramas con estilo y ritmo pausado pero fluido y, sobre todo, a la hora de dar a todas y cada una su importancia específica y no dejar tirada ninguna por el camino, mientras que Jimenez va disipando nuestros primeros temores e impone su visión europea: hay escenas de acción pero éstas son certeras y descarnadas, nada de espectaculares planos secuencia ni guiños al espectador más palomitero; sus personajes están tratados de forma adulta y cuentan con motivaciones razonables (son igualmente comprensibles las del héroe y las del villano); y el tono pesimista se va acrecentando a cada plano que pasa, ampliando el foco y apuntando en su denuncia a una sociedad entera y no únicamente a sus puntuales ‘desvíos’.

Pero, por encima de todas estas virtudes, si por algo recordaremos ‘Conexión Marsella’ en el futuro será por suponer la confirmación definitiva de Jean Dujardin. Sí, es verdad, todo un Oscar a Actor Protagonista debería ser suficiente aval para una confirmación. Pero también es verdad que sus papeles post-estatuilla habían hecho afilar las uñas de los detractores del protagonista de ‘The Artist’, pasando a ser en Hollywood el francés simpaticote al que solo se le contrata cuando hay que interpretar a…un francés. Vamos, no demasiado lejos del rol al que fue destinado en su momento Antonio Banderas. Jimenez le ha sabido exprimir a conciencia y Dujardin no solo da una presencia en cámara inmejorable a un personaje que derretía corazones femeninos, sino que también sabe insuflarle el torturado y complejo interior que todo héroe debe tener para serlo. Sobrio, profundo, carismático, Dujardin está realmente excepcional (la escena en la cabina telefónica es de las que otorgan premios) en la piel de un fiscal que debe hacer frente a muchos obstáculos pero, sobre todo, a uno meramente personal: la comprensión de que su destino, por encima de otros mucho más cómodos, es derrotar a un Zampa (también con un Lellouche verdaderamente notable en su piel) que le corresponde absolutamente en este sentido. Aquí, tenemos por ende, una de las relaciones héroe-némesis mejor tratadas del cine contemporáneo…y aquí nadie va enfundado en mallas.

Conexion Marsella Jean Dujardin puerto

En sus 135 minutos de metraje, ‘Conexión Marsella’ sufre algún que otro, casi inevitable, desfallecimiento narrativo, pero logra remontar este hándicap con un tercio final tan antiépico como impecable, que desemboca en un último plano absolutamente certero y demoledor, de los más impactantes vistos en bastante tiempo. No es una obra maestra, pero el filme de Jimenez se perfila como el bálsamo ideal para los aficionados al género a los que nos dejó bastante fríos la sobrevalorada ‘El año más violento’.

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