«La gran estafa americana» vs. «El lobo de Wall Street»: Scorsese y su falsificación
En una de las carreras por los Oscar más abiertas de los últimos años el viejo Martin Scorsese está presente por partida doble: en cuerpo presente y en espíritu. Y, paradojas de la vida, tiene más posibilidades de alzarse con la victoria la impecable imitación de su estilo que propone David O. Russell en “La gran estafa americana” que la versión más radical de sí mismo que el director de “Taxi Driver” ha ofrecido en mucho tiempo con “El Lobo de Wall Street”. O quizás no sea tan paradójico, puesto que el tío Marty siempre fue el perfecto eterno perdedor en las galas de la Academia hasta que en la ceremonia de 2007 se alinearon los astros para otorgarle por “Infiltrados” los oropeles tantas veces negados. El cine del legendario neoyorquino siempre fue demasiado sórdido, crudo y agresivo para los estándares del Hollywood más académico. Siempre había una opción más cómoda por la que decantarse. No es tan extraño, pues, que Scorsese vuelva a morder el polvo en el circo de los Oscar, pero sí es curioso, e incluso hilarante, que lo pueda hacer ante un reflejo domesticado de su propio yo.
Probablemente O.Russell no sospechaba cuando rodaba “American Hustle” que tendría que competir con Scorsese en los Oscar y en las carteleras, pero hay una escena en su película muy significativa (no teman, no es spoiler), aquella en la que el personaje de Christian Bale le revela al de Bradley Cooper que la celebrada pintura de Rembrandt que tienen ante sus narices es en realidad una brillante falsificación. “El tipo que lo hizo es tan bueno que todos piensan que es real. Entonces ¿quién es el maestro? ¿El pintor o el falsificador? Así es como funciona el mundo. No es blanco y negro, como tú dices, es extremadamente gris”, nos explica O.Russell por boca de Bale, tal vez para justificar inconscientemente que su película, aunque resplandeciente y endemoniadamente entretenida, no es sino una rutilante copia de la personalidad de otro. Y no, señor O.Russell, no es lo mismo pintar la Gioconda por primera vez que ser capaz de reproducirla hasta en el más mínimo detalle. No es igual genio que oficio.
En lo tocante al cine, es cierto que no es obligatorio poseer un talento único, singular y exclusivo para facturar buenas e incluso magníficas películas, y O.Russell es un buen ejemplo de ello, aunque la Academia de Hollywood, que le ha nominado como mejor director por sus tres últimos trabajos, pretenda hacernos creer que estamos ante uno de los grandes cineastas contemporáneos. La Academia, ya lo hemos dicho alguna vez, históricamente ha evidenciado enormes dificultades para identificar a los genios de su tiempo. Sólo así se explica que David Fincher, Quentin Tarantino, Paul Thomas Anderson o David Lynch sigan sin lucir en sus vitrinas la estatuilla al mejor director que sí engalana el currículum de gente como Michel Hazanavicius, Tom Hopper, Kathryn Bigelow o Danny Boyle. Eso si nos limitamos solo a los últimos años. Tampoco olvidamos -¡cómo hacerlo!- aquella grotesca gala en la que Ron Howard dejó con un palmo de narices a Robert Altman y al propio Lynch. Es una visión simplista, sí, porque todos sabemos que lo que se cuece en la trastienda de los Oscar (trapicheos, compra de votos, presiones, intereses, gustos conservadores) tiene mucho más peso que el talento de cada cual a la hora de repartir premios. O. Russell (protegido de los Weinstein, no lo olviden) aún no tiene el dichoso muñequito, pero va tanto el cántaro a la fuente que un día de estos tendrá que romperse. Sin embargo, no es un genio, o al menos aún no ha demostrado serlo. Va de autor cool a medio camino entre el mainstream y el indie pero en su filmografía no se intuye una voz propia ni un universo personal que le defina, lo cual no es nada reprochable y no impide firmar películas más que respetables (y ahí está también el propio Ron Howard para corroborarlo). De ahí a incluirle en el selecto club de los cineastas extraordinarios va un largo trecho.
“The Fighter” (2010) y “El lado bueno de las cosas” (2012) son dos buenos ejemplos de cómo el hype desmesurado, en forma de desproporcionada ristra de nominaciones a los Oscar, puede provocar que una película buena pero en ningún caso excepcional se sobrevalore de tal forma que al final, como mero mecanismo defensivo, terminemos otorgándole más peso a sus defectos que a sus virtudes. “La gran estafa americana” es superior a las dos cintas mencionadas; en mi opinión quizás la mejor película de O.Russell, su propio “Frost contra Nixon”, pero nuevamente diez nominaciones a la estatuilla dorada y la vitola de favorita se antojan un reconocimiento excesivo para una película que brilla pero no inventa nada. Si en “The Fighter” el director de “Tres Reyes” tomaba el ajado molde del drama deportivo de superación y en “El lado bueno de las cosas” proponía un híbrido para todos los públicos de la comedia dramática y la romántica, en “La gran estafa americana” la intención es contarnos una historia sobre codicia, corrupción y timos de la misma forma que lo haría Scorsese. Y O.Russell demuestra ser un aplicado alumno. Se apropia del manual de estilo del tío Marty sin ningún pudor. Ahí está todo, desde el narrador en off y primera persona hasta la inspirada selección musical marcando el ritmo de la escena, pasando por las fracturas temporales, los trepidantes movimientos de cámara, la puesta en escena deslumbrante, el sexo y, en un discreto (eso sí) segundo plano, la droga y la violencia. Demonios, si hasta ha convencido a Robert De Niro para que aparque la mierda alimenticia de turno en la que estuviese metido y haga durante cinco minutos del Robert De Niro que todos queríamos volver a ver.
“La gran estafa americana” es una gran farsa protagonizada por unas criaturas, todas ellas, forzadas a reinventarse para sobrevivir. O. Russell propone un travieso juego de apariencias y disfraces en el que todo el mundo desea ser otra persona y lo aplica al famoso caso Abscam, un proceso de corrupción política que se llevó por delante a varios congresistas y senadores a finales de los setenta, para hacer una radiografía de los propios EE.UU y retratar el famoso “sueño americano” como lo que es: una gran estafa bendecida incluso por sus propios ciudadanos. El cineasta le saca partido a una de sus mayores virtudes, la dirección de actores, extrayendo lo mejor de un reparto de auténticas campanillas. Hoy por hoy, que tu agente te consiga un papel en una película de O.Russell es casi sinónimo de hacer el paseíllo por la alfombra roja con opciones de victoria, pero es justo reconocer que el reparto coral de “La gran estafa americana” luce en estado de gracia y consigue, trabajando en equipo, sin que nadie sobresalga excesivamente sobre el resto, elevar la película por encima de las posibilidades del guión escrito a dos manos por Eric Warren Singer y el propio O.Russell.
Christian Bale sigue empeñado en ser el De Niro del siglo XXI con sus radicales transformaciones físicas, y aquí vuelve a convencer, con su barriga prominente y su alopecia galopante, en la piel de Irving Rosenfeld, un estafador de poca monta que se esfuerza por aparentar ser más de lo que es; mientras que Amy Adams como la sensual y magnética Sydney Prosser se destapa, y no lo digo solo por sus asombrosos escotazos, como lo que lleva tiempo demostrando ser, una de las actrices más completas de su generación. Por su parte, Bradley Cooper sigue contrayendo méritos para ser considerado algo más que el perfecto guaperas pendenciero de Hollywood y sale muy bien parado en su recreación del ambicioso pero patético agente del FBI Richie DiMaso. La función, sin embargo, la roba desde uno de los márgenes de la historia la inestable e imprevisible Rosalyn Rosenfeld de esa Jennifer Lawrence que parece estar permanentemente on fire. Esa lucha de sexos que se establece en el cuadrilátero de la screwball comedy es lo más interesante de la cinta, y O.Russell, consciente de ello, coloca a sus personajes por encima la historia, buscando a través de diálogos ágiles y controladas dosis de humor negro que empaticemos con esos pobres diablos.
“La gran estafa americana” es una película sexy y juguetona, pero le falta un punto de atrevimiento, de mala leche y de desmelene (aunque precisamente el departamento de peluquería se gana el jornal). Juega a ser caótica y frívola, pero sabe perfectamente qué líneas rojas no debe traspasar, e incluso en su conclusión se muestra excesivamente benévola no ya solo con sus protagonistas, sino con el mismo sistema político que ha colocado en el punto de mira durante todo el metraje. En definitiva, le sobra cálculo y le falta locura. Precisamente todo lo contrario que a “El lobo de Wall Street”.
A sus 71 años a Scorsese aún le quedan ganas de juerga. El tío Marty nada nos debía ni nada más nos tenía que demostrar, de hecho, sus películas del siglo XXI –desde “Gangs of New York” (2002) a “Shutter Island” (2010), pasando por “Infiltrados” (2006)- nos habían ofrecido a muchos de nosotros motivos para seguir idolatrándole, pero, saldada la deuda que la Academia tenía pendiente con él desde hacía lustros y satisfecho su capricho de rodar en 3D su particular carta de amor al cine disfrazada de cine infantil con “La invención de Hugo” (2011), el director de “Toro Salvaje” ha decidido que era hora de darse un homenaje a sí mismo, que bien pudiera ser el último. Para lo que me queda en el convento, me cago dentro, parece haberse dicho. Y sus acólitos lo celebramos descorchando el champán porque sí, “El Lobo de Wall Street”, es Scorsese en estado puro, en plenitud de facultades, otra vez al límite; cine tan febril, frenético y arrollador como el que supuraban “Uno de los nuestros” y “Casino”. Yo me imagino al viejo Marty tras ver la cinta de O.Russell diciéndole a su paisano: “Oh, está muy bien, David, eso que has hecho en tu película. Ya sabes, yo ya hacía mierda como esa hace 20 años, pero verás, resulta que he decidido doblar las apuestas. Espera a ver la que he montado”.
El libreto de Terence Winter para “El lobo de Wall Street” habla de cosas muy parecidas y maneja ingredientes similares a los de “La gran estafa americana”, pero Scorsese lo lleva todo más allá, mucho más allá. Sus cargas contra los cimientos del “sueño americano” son de mayor profundidad, su diagnóstico de la moral de una época y un país (o más bien de todo Occidente) al borde del precipicio es más demoledor, aunque no por ello más solemne, puesto que en 180 minutos espídicos que transcurren como una carrera de Usain Bolt Scorsese nunca, jamás, se pone trascendente ni juega a sermonearnos. Su película es tan excesiva y salvaje como el capitalismo incontrolado, el culto al dinero y la absoluta falta de valores y códigos éticos que retrata. También es delirante, insensata, maníaca y grotescamente divertida, y nunca pide perdón por ello.
Tampoco hay excusas ni redención para Jordan Belfort, ese desquiciado, drogota, sexoadicto, hijoputa y amoral tiburón de Wall Street que descubre que desplumar a un puñado de incautos infelices es el camino más rápido y sencillo para obtener el poder absoluto. Y ese poder para Jordan y su manada de hooligangs se traduce en tetas, culos, qualudes, farlopa, bonos basura y toneladas de billetes verdes. ¿Las consecuencias? ¿A quién coño le importan? La irreverencia, la incorrección política y el nihilismo se desparraman por la pantalla y Scorsese se lo esnifa todo en una huida permanentemente hacia arriba con la asistencia imprescindible de su inseparable montadora Thelma Schoonmaker y codo con codo con un comprometidísimo Leonardo Di Caprio que devora a dentelladas todo lo que se le ponga por delante.
Ya va siendo hora de reconocer a Di Caprio como uno de los grandes. Siempre estoy tratando de convencer a mi compañero Alberto para que le dedique un post en su especial de “Los grandes de hoy en día”, pero él no termina de verlo claro. Lo cierto es que este tipo lleva años trabajando con los mejores directores de Hollywood (Spielberg, Eastwood, Nolan, Scott, Tarantino, Luhrmann, Mendes, además de cinco Scorseses) e involucrándose en proyectos muy estimulantes y, sin embargo, algunos todavía no le perdonan su época de ídolo de adolescentes. El año pasado ya debieron darle el Oscar al mejor secundario por su perverso Calvin Candie de “Django desencadenado” (lo de Christopher Waltz, también enorme, debería haber ido a Actor Principal), y ahora vuelve a estar nominado por un papel antipático y odioso en el que se exhibe eléctrico, desatado, gigantesco, gloriosamente histriónico como el Jack Nicholson de sus mejores tardes. Su performance en esa desopilante secuencia que empieza en un club de campo y termina en una cocina es absolutamente antológica, una cumbre del surrealismo, y desde ya uno de los instantes más memorables de la filmografía del tío Marty, pero también lo es el estallido de ira que sigue al anuncio de divorcio de su mujer, la escena en el yate con el agente del FBI o sus volcánicos discursos desde el púlpito hacia sus entregados feligreses.
“El lobo” está atiborrada de momentos inolvidables, pero quizás ninguno tan significativo como el encuentro que mantienen en los primeros minutos de la cinta un todavía inexperto Belfort con Mark Hanna (Matthew McConaughey) en el que éste explica con total honestidad y falta de escrúpulos las reglas del juego. Lo de McConaughey es sencillamente escandaloso. Ignoro qué extraña epifanía experimentó o qué ha cambiado en su dieta, pero ahora mismo hay que tenerlos muy bien puestos para ponerse a su lado frente a una cámara porque el hombre arrasa con todo. En menos de diez minutos casi se merienda al mejor Di Caprio y posiblemente termine haciéndolo, después de todo, en la noche de los Oscar. El resto del extenso reparto también cumple perfectamente, con mención especial para una sorprendente (en todos los sentidos) Margot Robbie, aunque el que más sobresale es un Jonah Hill desfasadísimo que ha conseguido que no echemos en falta a Joe Pesci en una peli de Scorsese.
Por supuesto, “El lobo” no es una cinta para todos los públicos. Su vehemente celebración del exceso puede ser demasiado para muchos espectadores; otros la acusarán de hacer apología de un estilo de vida amoral cuando en realidad es todo lo contrario, y muchos otros la amaremos de rodillas y hasta la campanilla. Es la clase de cinta que nunca podrá ganar el Oscar a la mejor película pero que dice mucho más acerca del poder del cine para remover las tripas del espectador que, por ejemplo, “La gran estafa americana”. Es la diferencia, insalvable, incuestionable, que siempre habrá entre el maestro y el aprendiz, entre el genio y el falsificador, por muchos premios que le caigan a David O.Russell.
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Por alusiones, Jorge. Yo nunca he tenido ninguna especial inquina contra Leonardo di Caprio y no he sido de los que le culpe de su etapa de ídolo ‘teen’. De hecho, lo considero un gran actor. Me cautivó de bien pequeñito con ‘¿A quién ama Gilbert Grape’ y, aunque solo volvió a ese tremendo nivel en ‘Atrápame si puedes’, ‘Infiltrados’, ‘Shutter Island’ y ‘Django’, nunca deje de valorar sus muy correctas restantes interpretaciones. Está claro que ha sabido aprovechar la oportunidad de ‘El lobo de Wall Street’, es una película hecha a medida y está especialmente brillante. Sin embargo, aún a veces le noto ‘interpretar’, lo que hace que le coloque en el segundo tramo más alto de mi escalafón personal. A los selectos, a los que meto en un cajón seguramente demasiado inaccesible, nunca les veo interpretar, les veo ‘ser’ su personaje. Como ya habréis podido comprobar por mi serie éstos se llaman, entre otros, Daniel Day Lewis, Philip Seymour Hoffman, Kate Winslet, Viggo Mortensen, etc. No cabe duda de que DiCaprio está haciendo méritos para estar en mi serie, y puede que alguna vez lo logre, pero bueno, es un ránking muy personal y no puedo hacer cálculos respecto a ello, me tiene que venir una decisión visceral para hacerlo. Y puede que Fassbender lo tenga más cerca, no me preguntéis por qué,.
Albert, no iba por ti lo de las suspicacias respecto a Di Caprio por su etapa post-Titanic, pero es verdad que mucha gente le cogió ojeriza a pesar de que antes de la película de Cameron ya había dado muestras de poseer talento en «Vida de este chico» o la un tanto olvidada «¿A quién ama Gilbert Grape?» que has citado. Luego pasó por cierta etapa de comprensible confusión -demasiada fama, demasiado joven- pero poco a poco ha ido equilibrando su faceta de estrella y la de actor versátil arrimándose siempre a los mejores cineastas y sacando adelante como productor proyectos interesantes. En mi opinión ya ha hecho méritos suficientes para ser considerado un «grande de hoy en dia», pero no te quiero presionar más :-)
La mejor performance de Leo es, a mi entender, la que nos brinda en «El Aviador». Simplemente magnífica. Merecedora de un Oscar (estuvo a un pelín seguramente).
Estamos hablando de alguien que, a sus 39 años, ha tenido 10 nominaciones a los Globos de Oro y 4 a los Oscar, ni más ni menos. Lástima que se retira del cine momentaneamente.
PD: Joaquin Phoenix es merecedor de entrar en esa lista, creo yo.
Saludos.
(Todavía no pude ver ninguna de las dos películas)
Gran apunte, Luis.
Tomo nota de Joaquin Phoenix, su actuación en ‘Her’, que espero verla pronto, puede ser un espaldarazo definitivo. Uno que, sin dudas, está a las mismísimas puertas de ser un grandde.
No comparto, sin embargo, tu admiración por el Di Caprio de ‘El aviador’. Me parece una actuación correcta, pero creo que con un personaje del nivelón de Hughes (uno de los más atractivos que se le puede encomendar a un actor) podía haber sido un papel para hacer historia y, en mi modesta opinión, no lo fue, al igual que la película.
Un saludo!
A Di Caprio casi siempre le veo sólido pero su mejor versión para mí está en «Atrápame si puedes», «Revolutionary road», «Django» y ahora en El Lobo. En «El aviador» estaba muy bien pero no es el Scorsese que más me gusta. Esa cinta fue el intento más evidente del tío Marty de conseguir un Oscar con las armas que más le gustan a la Academia, pero lo que le salió no fue exactamente el biopic de manual que tanto le ha pirrado siempre a los votantes, ni tampoco lo que podía haber logrado si hubiese sido más fiel a sí mismo. En cualquier caso, es una película que tengo que revisar algún día porque es de las pocas de Scorsese que solo he visto una vez.
Sobre Joaquin Phoenix, yo tampoco he visionado «Her» aún, pero lo que hizo en «The Master» es espectacular. Sin embargo, donde más me gustó es en esa maravillosa «Two lovers» que creo que nunca se valoró lo suficiente.
Un saludo.
No me ha convencido «El lobo de Wall street», le sobra mucho metraje y da vueltas y más vueltas sobre lo mismo. Poco que ver con las excelentes «Casino» y «Uno de los nuestros» en cuanto a calidad.
Hola Iker, probablemente «El lobo de Wall Street» podría haber durado media hora menos pero, si me pongo a pensarlo, a mí me sobrarían muy poquitas escenas, y en realidad yo la prefiero así, desmesurada, libre y sin ataduras, pero entiendo perfectamente que haya gente que no lo soporte. Un saludo.
A riesgo de quedar como el más pedante y desagradable de la sala. Voy…
«El lobo de Wall Street» me ha parecido una película muy entretenida (aunque si, le sobra media hora) pero eso solamente, una película muy entretenida. Creo que a la hora de equilibrar comedia y drama, Scorsese simplemente no ha sido capaz. La película es todo risas y excesos pero jamás te lleva a conectar con el drama humano que presentaba. Algo que, por mencionar una, «Taxi driver» si realizaba.
Ahora, si lo de Scorsese me parece debatible, lo de David O. Russell si que me parece exagerado. «The fighter» estaba bien, pero las nominaciones del año pasado que se llevó «Silver linings playbook» (con triunfos incluidos!) si que fueron un despropósito. «La gran estafa americana» no está mal pero nuevamente lo mismo… entretenida. Yo no logro comprender que se eleve a categoría de «gran actor» a Bradley Cooper, un tipo que siempre actúa igual, básico a más no poder. A Amy Adams le he visto mucho mejores papeles que el que acá realiza. A Sharon Stone en «Casino» por ejemplo, se la creías entera. Los acá los he visto disfrazados a todos y no me he creído nada.
Me parece una soberana charada. Ver que una película como esta esté nominada (y que probablemente se lleve más de algún inmerecido premio) solo me lleva a pensar que todo esto está arreglado. «Queda en familia», como se dice…
Saludos y mil disculpas por el mal rollo pero es lo que opino.
Felicitaciones una vez más por las críticas y reseñas.
Esteban
http://politocine.blogspot.com
Muchas gracias por tu aportación, Esteban, se te disculpa el mal rollo ;-). No te preocupes. Yo creo que Scorsese no ha querido en ningún momento equilibrar nada, y, en mi opinión, eso (entre otras cosas) es lo que hace grande al Lobo. El drama, las consecuencias de la amoralidad que se ve en la pantalla, se lo deja al espectador. Scorsese permite que los «hechos» hablen por sí solos, en ningún momento juzga a sus criaturas y tampoco nos dice qué postura debemos tomar, pero sí nos deja claro, en esa última demoledora secuencia, qué ha querido decirnos. Compararla con «Taxi Driver» es injusto porque el tono es diametralmente opuesto y Travis Brickle nada tiene que ver con Jordan Belfort.
En cuanto a «La gran estafa americana», yo no puedo ser tan crítico como tú porque sí veo cosas muy disfrutables en ella, pero sí creo que tanta nominación y tanto hype al final juega en su contra, como siempre pasa con O.Russell.
Hola, primos… por lo de que todo queda en familia, digo. ;-)
Estoy completamente de acuerdo con Iker, y en contra supongo que de la mayoría: para mí la primera gran decepción del todavía recién comenzado 2014, y más cuando se la compara continuamente con las excepcionales ‘Uno de los nuestros’ y ‘Casino’, haciéndola parte de una trilogía que se supone que culmina ésta, ‘El lobo de Wall Street’. Y realmente me duele porque ésas son mis dos películas preferidas de Scorsese junto con, en mi opinión, la infravalorada ‘La edad de la inocencia’, por eso las expectativas eras enormes.
Y mira que lo siento, pero no, no la compro ni como crítica satírica. Empieza bien -con un espectacular M&M, McConaughey o el perfecto ejemplo de cómo uno se puede reinventar absolutamente en el star-system hollywoodiense-, pero a mí llegó un momento de la película, pasada la primera hora, que ya me pareció un absoluto coñazo, y no me interesaba para nada quién era el tal Belfort o lo que le pudiera pasar; ni a él ni al resto de cafres que pululan por la cinta.
A ésta no le encuentro ni la brillantez ni el ‘genio Scorsese’ de las anteriores: se me ha hecho lenta, excesivamente larga, reiterativa, desmesurada, en bastantes momentos grotesca, absurda, y…ya! Creo que queda claro que no me ha gustado. Y a Di Caprio le he visto bastante mejor otras veces: recordando lo último que ha hecho, para mí en ‘Django’ estaba bestial, y en ‘Revolutionary Road’, excelente.
Sobre ‘American Hustle’, siendo la mejor película de O. Russell hasta el momento, en eso estoy de acuerdo, tengo que decir que me ha gustado pero lo que me pasa con las películas de este señor es que me dejan tibia. Me entretienen sí, en conjunto me parecen películas amenas y de buena calidad, pero no veo nada sobresaliente o excepcional en ellas. Me parece, como a Jorge, que la mayoría están sobrevaloradas, pero a lo mejor, a base de perseverar, va y le sale una obra maestra. Cosas más difíciles se han visto: ¿quién daba un duro por McConaughey hace 5 años? Pues eso…Pero si hay algo que define perfectamente el cine de O.Russell es la frase del Sr.García (mis respetos, Jorge): «(es) la diferencia, insalvable, incuestionable, que siempre habrá entre el maestro y el aprendiz, entre el genio y el falsificador».
Saludos mil, chicos.
PD1: ‘Her’, que mencionáis también, a mí ha parecido un peliculón, de lo mejor que he visto en el cine últimamente. Excelente su guión original, un Phoenix fantástico del que te enamoras sin darte cuenta y sin poder evitarlo, y una Johansson que interpreta maravillosamente sólo con la voz. Magnífica y conmovedora película, me cautivó. No os la perdáis.
PD2: Alberto Loriente,¡me apunto desde ya a los posibles post dedicados a Phoenix y a Fassbender! :-)
Un placer, como siempre, Tamara, tenerte por aquí, aunque sea para ir a la contra ;-)
La sensación que yo tengo es que el Lobo está generando opiniones muy polarizadas, pero luego veo que tiene un 8,6 en imdb y un 7.9 en filmaffinity; así que sí, somos muchos más los que la hemos disfrutado a tope que los que la habéis odiado.
Es curioso, pero algunos adjetivos que usas para descalificarla, como desmesurada, grotesca o absurda, son los mismos que yo utilizaría para ensalzarla, pero no voy a añadir nada más en su defensa, que ya he escrito bastante. Lo que sí que no puedo compartir en modo alguno es que sea «lenta». De todas formas, lo de la «trilogía» que tanto se está diciendo es una chorrada. De las últimas que ha hecho Scorsese sí es la más parecida, en muchos sentidos, a «Uno de los nuestros» (también mi película favorita del tío Marty, y posiblemente en mi Top 5 de todos los tiempos) y a su ‘remake’, «Casino», pero el Lobo es su propia bestia, y está más desatada que aquellas. No tiene por qué gustar al mismo tipo de público que disfrutó de las otras dos, y tú eres un buen ejemplo de eso.
En cuanto a O.Russell, poco más que añadir. Celebro que ahí estemos más de acuerdo.
Sobre «Her», ya tendremos tiempo de hablar cuando toque, que vas muy adelantada, Tamara ;-) Un saludo!
Jorge, tienes razón, me parece justa tu apreciación. No es ‘lenta’, de hecho por momentos va como los chutes de cocaína que el Belfort éste que se merienda cada dos por tres, sino ‘pesada’, a mí se me hizo interminable.
Y perdona por lo de ‘Her’.. Me emociono y se me va la olla… jajaja.
Hola, Tamara. Puede que una de las razones por las que me ha decepcionado la película es esa comparación con «Uno de los nuestros» y «Casino», que también son mis preferidas del director. Y me parece una desfachatez que nos la hayan vendido como la tercera de esa supuesta trilogía. Por supuesto que hay algunas similitudes (la narración en off, los saltos en el tiempo…) etc, pero son más de forma que de fondo. El principio también me pareció excelente porque, joder, Scorsese es un genio, puede que un pelín sobrevalorado en determinados círculos, pero genio al fin y al cabo. Te mete en la historia desde el primer minuto con un montaje veloz y trepidante. Pero al de una hora más o menos, como dices en tu comentario, empiezan los problemas: la historia avanza a trompicones, a ratos se atasca-esas escenas familiares- y se repite. Tampoco Margott Robie, que sale muy guapa, es la Sharon Stone de Casino ni Jonah Hill Joe Pesci.
Pues para mi Nebraska>Her>the wolf. Ire a ver America Hustle este finde, The Wolf me parece muy buena peli, para nada larga, y es evidente que Scorsese quiere hacerte reir y que se te quede ese regusto sucio de la risa amarga (que malos que somos los humanos, pero todos, o casi todo creo que hubieramos caido en esos esos excesos, por que al fin y al cabo, son los que la sociedad/cuerpo/mente te acaba pidiendo).
El análisis es cojonudo, enhorabuena.
Sólo comentaros que sois los mejores, gracias por vuestras críticas. Espero poder comentar algo pronto, en cuanto mi hija pequeña me permita tener 2 horitas libres para ir al cine (cuánto lo echo de menos…!). Saludos y enhorabuena de nuevo.
Muchas gracias, Tony y anónimo, por vuestras intervenciones y vuestros elogios. Un saludo!
Vi la gran estafa y ves, no entiendo lo de las 10 nominaciones. Tiene muchisimos problemas de ritmo para mi gusto. La historia esta manca. Se salva por las dos chicas que estan explendidas. Por cierto, the Hunter, peliculón. Es de esas donde ves que en europa se busca una buena historia, y en EEUU les basta con una buena actuación.
A mí no me gustó «El lobo». En mi juventud he vivido momentos faltos de moral y escrúpulos y no me gusta volverlos a ver, (exagerados), en la pantalla. Me ha revuelto.
en la vida cotidiana vivimos cambios de «percepción» a los que a unos les parece algo sincero a otros les parece irrelevante o simplemente fuera de lugar, las criticas siempre van a eso sean constructivas o negativas, aunque no creo que en el mundo del cine aplique mucho, ya que cambia constantemente..ahora si a lo que voy. en «el lobo de wall street» me parece magnifica la actuación de leonardo dicaprio, aunque aveces en algunas partes por momentos parece especie de parodia cuando trata de interpretar algunos ademanes o la fuerza en palabras del verdadero Jordan Belfort, por lo demás esplendido. no es lo mismo interpretar un papel salido de la imaginacion del director o como se dice un personaje de papel a uno real cuando la historia va fuertemente ligada a la personalidad de alguien para darle sentido,para mi esos personajes son los que muestran la versatilidad de un actor. en «el aviador» leonardo dicaprio interpreto de una manera exquisita en momentos como el problema de trastorno obsesivo compulsivo de Howard Robard Hughes. digo su nombre completo para no confundirlo con el personaje de papel…otro rollo son esos actores que logran mantener una linea completa entre interpretación y actuación en todas sus sus peliculas, otro nivel de actores. pero como dije al comienzo es cuestion de percepcion simplemente. en resumidas cuentas leonardo dicaprio exhibe todo su potencial en papeles e interpretaciones que sobrepasan lo «normal» como trastornos, excesos o locura como en shutter island… vuelvo y repito solo percepcion nadie nunca va a opinar exactamente lo que opina otra persona ya que ahi entra, sociedad o entorno del individuo, en base a eso todos hacemos nuestra propia critica…