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Oscar 2019: «Green Book» y el ‘black power’ birlan el triunfo a «Roma» y a Netflix

25/02/2019

Cuando todo parecía dispuesto para que la soberbia «Roma» de Alfonso Cuarón se llevara el triunfo definitivo en la desangelada gala de los Oscar 2019, Julia Roberts abrió el sobre del premio a la Mejor Película y, esta vez sin cómicas equivocaciones, leyó «Green Book», dejando por el camino una buena ristra de titulares ya redactados y ahora destinados a la papelera de reciclaje. De nuevo, la Academia se postraba a un excesivo ánimo compensatorio y los artículos enfocados en enardecer la patada que suponía a la América de Donald Trump la victoria de una película mexicana hablada en español y la definitiva consolidación de las plataformas de streaming entre la industria tuvieron que ser modificados deprisa para evidenciar un nuevo triunfo tanto del Hollywood más clásico y comercial que representa el filme del reformado Peter Farrelly como el de las cintas con el conflicto racial como tema principal.

Uno lamenta que los Oscar hayan dejado pasar la oportunidad de volver a congraciarse con la crítica cinematográfica y consolidar definitivamente en el firmamento popular a una «Roma» (segunda clasificada en nuestra lista de mejores filmes de 2018) que, para un humilde servidor, es una de las grandes obras maestras de lo que llevamos de siglo XXI. Aún así, no está nada mal llevarse en el zurrón los galardones a Mejor Director (indiscutible segunda estatuilla para ese Dios que es Cuarón), Fotografía -también para el cineasta mexicano- y Película de Habla No Inglesa. No obstante, el hecho de que el Sindicato de Productores se decantara hace un mes por «Green Book» dejaba claro que los estamentos menos evolucionados de Hollywood se guardaban un as en la manga para poner una chinita en el pie en el imparable camino de Netflix hacia el trono de la industria.

De todos modos, no sería justo cargar ahora contra «Green Book» por haberse llevado el mayor galardón. La cinta no engaña a nadie, paga muy a gusto todos los peajes hollywoodienses, pero es innegable que funciona muy bien, es muy entretenida, está bien dirigida, mejor escrita (no parece disparatado su premiado Guión Original) y aún mejor interpretada. El actor del momento, ese monumental Mahershala Ali, es un digno ganador, por segunda vez en tres años, del Oscar a Mejor Actor Secundario, aunque muchos echamos de menos que también se hubiera valorado como merecía al verdadero motor de la película en la categoría principal, ese gigantesco -en todos los sentidos- Viggo Mortensen. No nos rasguemos las vestiduras, está claro que el criterio de los Oscar en las últimas dos décadas ha ido variando mucho, pero no hace tanto «Green Book» sería el tipo de película por el que casi todos hubiéramos apostado como ganadora, teniendo en cuenta, eso sí, que resulta un poco el tuerto en el país de ciegos que ha supuesto la pobre cosecha cinematográfica estadounidense de la temporada.

No solo el triunfo de «Green Book» ha denotado la apuesta por lo comercial de la Academia en la gala. Descartado ese globo sonda sobre la creación de un galardón para la Película más Popular, el espíritu de ese premio, sin embargo, ha estado omnipresente. Ahí esta ese algo desmedido afán por reconocer ampliamente a los dos grandes éxitos de taquilla del año: «Bohemian Rhapsody» y «Black Panther», Mientras que el ‘biopic’ de Queen se alzó como la cinta más galardonada de la noche con cuatro estatuillas -Montaje, Mexcla de Sonido, Edición de Sonido y el merecido ascenso al estrellato de ese Rami Malek reencarnado en Freddie Mercury– , la película de Marvel se llevaba tres golosos galardones técnicos (incluyendo Banda Sonora). Teniendo claro que, aparte de lo de Malek, cualquier galardón en una categoría principal hubiera sido poco menos que un disparate, el saldo de ambos ‘blockbusters’ es definitivamente triunfador. En este sentido, quedó algo huérfano -justificadamente- otro gran éxito, «Ha nacido una estrella», que se tuvo que conformar con el cantado galardón -perdonen el chiste fácil- de Mejor Canción.

El triunfo de una película que trata el conflicto racial desde el punto de vista más amable -«Green Book»- y el de una cinta de superhéroes que aborda el tema desde un punto de vista fantástico se ha visto acompañado por otros dos galardones muy significativos. El más simbólico, sin duda, es reconocer, por fin, al gran activista fílmico en defensa de los derechos de los afroamericanos: Spike Lee. «Infiltrados en el KKKlan» no es seguramente uno de los mejores títulos del director de «Malcom X» pero su Oscar a Mejor Guión Adaptado -sea más o menos merecido- supone un refrescante recordatorio de la frescura que ha aportado, en tiempos tan pacatos, una denuncia tan bienhumorada como frontal y directa como la que presenta el filme protagonizado por John David Washington. También ha sido justo -incluso escaso- la mención a una de las mejores y menos reivindicadas películas de lo que va de año: «El blues de Beale Street», una denuncia mucho más sutil y profunda que ha erigido a Regina King como Mejor Actriz Secundaria, claramente favorecida por el reparto de votos sufrido por las dos candidatas en la categoría de «La favorita».

Precisamente, el filme de Yorgos Lanthimos ha tenido el dudoso honor, junto a «El vicio del poder», de quedar para la posteridad como la gran perdedora de la noche. Está claro que en una gala protagonizada por «Green Book» y «Bohemian Rhapsody», el perfil valiente, vicioso e incorrecto de la notable «La favorita» tenía todas las de perder. Le queda al menos el consuelo de haber visto reconocido parcialmente su bestial apartado actoral con el justísimo galardón a la soberbia Olivia Colman como Mejor Actriz Principal, aunque sintamos ese frustrado homenaje a la gran Glenn Close. Mucho menor es el bálsamo de la estatuilla a Mejor Maquillaje y Peluquería para el filme de Adam McKay, al que le ha perjudicado el relativo ‘deja vu’ que supone respecto a su anterior «La gran apuesta».

Con la decepción de no ver premiado el corto de Rodrigo Sorogoyen «Madre» y el muy relativo consuelo para Pixar de ver premiado su corto «Bao», uno de los más flojos de los que nos ha ofrecido en los últimos años, tras ver como ese fenómeno llamado «Spider-Man, un nuevo universo» le birlaba a «Los Increíbles 2» -y también a la prodigiosa «Isla de perros»– el Oscar a Mejor Película de Animación, concluyó una gala sin presentadores y sin alma, que tuvo sus mejores momentos en las previsibles actuaciones de Queen y Bradley Cooper con Lady Gaga y que tuvo la imperdonable dejadez de no tener los reflejos suficientes para incluir en el In Memoriam al recientemente fallecido Stanley Donen. Será que en Hollywood tamaña figura les recuerda demasiado la grandeza que una vez tuvo y hace ya mucho ha dejado de tener. A redimirse toca.

4 comentarios leave one →
  1. 26/02/2019 1:27

    Imagino que en el In Memorian aparecen los desaparecidos en el año en cuestión.

  2. deCine permalink
    26/02/2019 19:27

    No conocía esta web, pero tus comentarios me parecen muy acertados.
    Los tiempos no cambian sino que saltan, y Netflix y sus hermanas, las series, las descargas… Hollywood agoniza e intenta (como siempre, pero más) quedar bien con la escasa clientela.
    Ya mueven más pasta los videojuegos que todo este rollo.
    Me voy a ver una de Kurosawa que tengo pendiente :)
    Un saludo.

    • Alberto Loriente permalink*
      26/02/2019 23:43

      Muchas gracias por los elogios. Que aproveche Kurosawa, je, je.
      Un saludo

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