Los grandes de hoy en día (V): Viggo Mortensen
Tesón y esfuerzo son palabras normalmente elogiosas utilizadas en mundos como el del deporte y de la educación pero en general que se usan muy poco para hablar de cine. En este sector parece que todo lo que no sea talento tenga casi un significado peyorativo. Sin embargo, como en todo componente de la vida, el tesón y el esfuerzo son muy valiosos para que los talentosos logren ganarse el pan en el duro mundo de la interpretación. Digánselo sino al protagonista de este post. Viggo Mortensen no paraba de actuar en teatro y de hacer secundarios con más o menos desarrollo hasta que de repente le llegó el éxito cuando seguramente ya ni lo esperaría. Pero nunca es tarde para que el gran público haya podido disfrutar (y lo que queda) de un auténtico genio de la interpretación, uno de esos actores que hacen historia.
Mortensen, de existencia nómada desde bien joven, fue coleccionando desde joven tantos países de residencia (EE.UU, Argentina, Dinamarca, España) como intereses (interpretación, literatura, fotografía, deportes, pintura, música), por lo que ahora, a sus 53 años, nos encontramos no solo ante un magnífico actor sino ante un hombre tremendamente polifacético, que bien puede estar al cargo de su editorial, Percival Press, a través de la cual lanza libros de poesía y fotografía, como puede estar pintando cuadros abstractos, como grabando discos con Buckethead (sí, ese excéntrico y virtuoso guitarrista que una vez formara en los reformados Guns’n’Roses de Axl), como teniendo hijos con un mito punk y actual prestigiosa cantautora (la ex líder de X Exene Cervenka), como en las gradas de un estadio argentino animando a su equipo de fútbol del alma, el San Lorenzo de Almagro. Todo esto, unido a que el reconocimiento masivo le llegara siendo ya muy maduro, explica una carrera pausada, sin prisas, en la que Mortensen actúa más por amor al arte y por ayudar a amigos que por una estudiada estrategia para triunfar. De este modo, las sorpresas son constantes en su filmografía y ya podemos verle en el «blockbuster» más gigante, en el cine de prestigio o en una película pequeñita de cualquier país. Eso sí, siempre nos encontraremos ante un rostro tremendamente maleable, que puede pasar de afable a terrorífico en apenas un arqueo de ceja. Un tipo que puede hacer facilmente tanto de galán como de héroe clásico como de psicópata, que puede interpretar tanto a un hombre joven como a un respetable preanciano. En definitiva, un actor indispensable para el cine de hoy en día.
La ahora gran estrella internacional debutó en el cine en 1985 con un papelito en nada menos que «Unico testigo», ese interesante thriller de Peter Weir en el mejor momento de Harrison Ford y comenzó así una racha que duró hasta mediados de los 90 en la que fue encadenando secundario tras secundario, aunque sus personajes fueron progresivamente ganando presencia en las tramas y las películas fueron siendo cada vez más importantes. De esta manera, lo podemos encontrar tanto en cosas tan vergonzantes como «La Matanza de Texas III» como en filmes interesantes como «Extraño vínculo de sangre», «Marea roja», «Boiling Point» y «Atrapado por su pasado», al tiempo que debutó en el cine español protagonizando, junto a Angela Molina, el thriller «Gimlet», que pasó sin pena por gloria.
Parecía que su carrera no avanzaba gran cosa pero a partir de 1996 ya las propuestas que le llegaban eran de películas importantes o bien con bastantes aspiraciones comerciales. Y así, excepción hecha de su segunda incursión en el cine español con «La pistola de mi hermano», de Ray Loriga, Mortensen tuvo personajes de relativa importancia en taquillazos como «La Teniente O’Neill», «Un crimen perfecto» o «Pánico en el túnel», ese fallido experimento que fue el «Psycho» de Gus Van Sant y la ambiciosa «Retrato de una dama». Más importante aún fue su papel en «28 días», un drama al servicio de Sandra Bullock.
Hay instantes que cambian una vida. En el caso de Mortensen, uno de ellos fue cuando recibió la llamada del director neocelandés Peter Jackson para ofrecerle el papel de Aragorn en la trilogía cinematográfica que más ríos de tinta (exceptuando quizás las correrías de Luke Skywalker por las galaxias) ha hecho verter: «El Señor de los Anillos». El actor dudó a la hora de aceptar tamaña responsabilidad, pero su hijo, fan de los libros de Tolkien, le convenció para que aceptara. Y aquí emergió la estrella que Mortensen tenía dentro. En la mejor tradición del Hollywood clásico, el Aragorn de Mortensen es el héroe definitivo, tan atractivo como valiente y efectivo en las batallas, pero con una gran sabiduría y madurez, que le hacen compasivo y colaborador con criaturas mucho menos fuertes que él, añadiendo asimismo un aspecto soñador y enamoradizo, siempre con un amor imposible marcando su destino. Un personaje riquísimo en matices para el que Mortensen resultó perfecto. Parece fácil salir siendo una estrella de una megaproducción como ésta pero recapaciten y díganme si pueden: ¿dónde están ahora Orlando Bloom, Elijah Wood, Miranda Otto, o, incluso, Liv Tyler?
Pareció no entrar bien nuestro intérprete en la era del estrellato. «Hidalgo: Océanos de fuego» (2004) era su primer protagonista en Hollywood y en ella explotaba su faceta de héroe pero el filme era fallido y tampoco obtuvo la repercusión esperada. Un paso en falso para el que ni más ni menos que David Cronenberg llegó al rescate. El siempre interesante cineasta canadiense vio en Mortensen el actor idóneo para encarnar a Tom Stall, un hombre corriente felizmente casado que ve como su vida se tambalea a causa de un incidente inesperado que le meterá en un sucio mundo. Y Mortensen se doctoró como gran actor dando vida a un personaje con un tremendo desarrollo durante la trama. «Una historia de violencia» fue un éxito, iniciando una época dorada para Cronenberg y, como no, para nuestro protagonista. Todo está preparado para Mortensen reine por todo lo alto, pero hace caso a su intuición, su carácter nómada y su amor por España y acepta el reto de encabezar la película más ambiciosa de la cinematografía patria: el desigual «Alatriste» de Agustín Díaz Yanes. Mortensen vuelve al territorio del héroe, pero esta vez más vapuleado y trágico que nunca, navegando entre otro amor imposible, traiciones al rey, viviendo como soldado la decadencia del Imperio Español, batiéndose en duelo, etc. Sin duda, la interpretación del estadounidense se encuentra entre lo mejor de un filme un tanto desmedido y que tuvo en su decisión de querer contar toda la saga en una sola película su gran talón de Aquiles. Tras su excursión hispana, llegaba el momento de consolidar definitivamente su categoría con un seguro de vida. De nuevo Cronenberg le reclutó para su segunda obra maestra consecutiva, «Promesas del Este» (os recuerdo que en su día mi compañero Jorge hizo un brillante y exhaustivo repaso sobre este díptico del canandiense). Cronenberg se adentraba en esta ocasión en la creciente presencia de la mafia rusa en Londres a través de una enfermera (Naomi Watts) que se mete en ese turbio mundo al investigar el origen de un bebé al que ha atendido. En estas pesquisas se topará con Nikolay Luzhin, interpretado por un Mortensen soberbio, quizás en el mejor papel de su carrera, que duda entre su pertenencia al mundo de la mafia y el creciente amor que siente por la enfermera. Es, sin duda, uno de los filmes más brillantes de los últimos tiempos, donde momentos ya históricos como la mítica pelea en una sauna son, sin embargo, eclipsados por la tremenda tensión conseguida a través de las dudas de unos personajes increíblemente perfilados. Mortensen había pasado de nivel. Ya era un «fuera de categoría».
A partir de este encumbramiento absoluto, Mortensen se lo ha tomado con calma en el cine, atendiendo al mismo nivel a muchos de sus restantes intereses. En 2008 atendía a la llamada de su colega Ed Harris (a quien tanto se asemeja en su estilo de interpretación) para coprotagonizar con él su segunda cinta como director, «Appaloosa», un atípico «western» que obtuvo una buena respuesta. También le dio tiempo a protagonizar «Good», un drama histórico muy irregular que analizaba los efectos del terror nazi en Alemania y su población judía. Mortensen, siempre arriesgado, no dudó en meterse de lleno en un personaje antipático y cobarde que desde un primerizo rechazo al régimen de la esvástica va pasando a una tibia aceptación y, posteriormente, a su defensa siempre a merced de ir salvando el pellejo. 2009 le traería un proyecto más ambicioso: la adaptación del australiano John Hillcoat de una de las novelas más prestigiosas de los últimos años, «The Road», de Cormac McCarthy. Las correrías de un hombre que tiene que cuidar a su hijo en un mundo post apocalíptico lleno de peligros volvió a demostrar las enormes virtudes de Mortensen como actor que aúna sin aparente esfuerzo los impulsos violentos y la reflexión. Otro triunfo y van… Tras otro largo paréntesis llegó en 2011 su esperada tercera colaboración con Cronenberg, «Un metodo peligroso». Mortensen pasaba esta vez a tener un papel secundario (el de un avejentado Sigmund Freud) en beneficio del actor de moda, Michael Fassbender, que encarnaba a Carl Jung. No hay problema, Mortensen se convirtió, sin lugar a dudas, en lo mejor de la cinta, pasando por encima de su prestigioso «partenaire» en una cinta que decepcionó algo ante la enorme expectación que originó.
Nuestro protagonista parece estar en un momento especialmente activo. Ya le podemos ver, en otra de sus elecciones arriesgadas y nómadas, en su debut en el cine argentino, encabezando el reparto de «Todos tenemos un plan», de Ana Piterbarg, en el que asume dos papeles: el de Agustín y su hermano gemelo Pedro, dentro de un thriller dramático bastante prometedor. Otro papel que desata buenos augurios es el de Old Bull Lee, personaje basado en el mítico escritor e incansable vividor William S.Burroughs, en uno de los grandes proyectos «arties» de Hollywood de esta temporada: la ambiciosa adaptación del brasileño Walter Salles del legendario libro de Jack Kerouac «En el camino», retrato definitivo de la generación «beat». El Festival de Cannes recibió con tibieza el filme pero casi podemos dar por seguro que disfrutaremos de nuevo con un gran Mortensen. De los grandes no se puede dudar.
Toda la razón, uno de los mejores y camino de convertirse en uno de los grandes. Aunque me da, que su anhelo no es ese…..
Hola chicos del Cadillac, ¡cuánto tiempo!
¿Qué tal, Alberto?
Ya se lo dije en su día a Jorge en su post sobre las películas de Cronenberg en las que participó: personalmente me encanta y es uno de mis actores favoritos en la actualidad.
Es un actor de fuerte personalidad, dentro y fuera de la pantalla: guapo, atractivo y masculino (envejece muy bien :-) con mucha presencia y talento, capaz de muchos registros interpretativos distintos y un tanto ‘outsider’, alejado del establishment hollywoodiense.
Creo que en gran parte le debe su ascenso, quizás algo tardío pero probablemente más firme y seguro y al que llega más preparado y maduro, a su papel de Aragorn. Está claro que Viggo siempre será Aragorn, ese personaje maravilloso que siempre le perseguirá, pero el que también le ha abierto la puerta al estrellato y a los protagónicos.
He visto la mayoría de sus películas, en muchas brinda grandes interpretaciones y creo que en el futuro nos regalará muchas más, pero a mí personalmente me dejo impresionada en «The Road» (La carretera): brillante es poco.
Para acabar, estoy con ‘Plared’: no creo que su meta sea ser nada, ni grande ni una estrella ni el mejor. Creo que lo único que quiere es seguir haciendo su trabajo lo mejor posible explorando diferentes caminos a través de sus personajes.
Saludos a todos.
PD: Alberto, ¿Viggo salía en «Infiel»? No le recuerdo para nada. ¿No era Olivier Martinez?
PD2: Y tampoco estoy de acuerdo en que Viggo se comía a Fassbender en «Un método peligroso». Se quedó en tablas. Michael es otro de mis intocables, jajajaja ;-)
Te doy toda la razón, Tamara. Un duende se coló en mi cerebro y metí al Mortensen en «Infiel» en vez de Olivier Martinez, seguramente me confundí por su papel en «Un crimen perfecto». Siempre he relacionado mucho ambas películas. Muchas gracias por el apunte y por contribuir a la exactitud del blog.
Respecto a «Un metodo peligroso», ahí sí disiento. Me gusta Fassbender, pero en esa peli, concretamente, los mejores momentos, en mi opinión, se daban cuando estaba Viggo «Sigmund Freud» Mortensen en pantalla. Muy de acuerdo en el resto, aunque como ya apunté en el post, mi actuación favorita es la de «Promesas del este». Una interpretación simplemente inmejorable, sublime. Y sí, también creo que no le importa demasiado ser una estrella o no, pero lo bien que debe vivir pudiendo elegir los guiones que le dé la real gana…
Un saludo!